The backward fall - Jason Helmandollar

"¿Padre?" ella dice. "Lo juro, no puedo recordar las palabras de mis propias canciones." Ella es de sesenta y dos años y se sienta en el borde del sofá, su guitarra acústica vieja posada en su rodilla.

     Su marido de cuarenta y siete años entra en la sala de estar de la cocina. "¿Qué es eso, mamá?" el dice. Durante décadas, desde que tuvieron a su tercer hijo en común, que ha llamado a su mamá y ella lo ha llamado papá.

     "No puedo recordar cómo se inicia el segundo verso."

     "Bueno, ¿qué estás cantando?"

     "Usted debe estar haciendo caso omiso de mí. He estado tratando de cantar la misma canción durante los últimos veinte minutos."

     Jorge, su marido, se ve hacia el techo. "Bueno, vamos a ver", dice, frotándose la barba gris de la barba. "Flores de la cosecha en la lluvia?"

     Ella sonríe y rasguea la guitarra con broche de oro. "Conjetura afortunada."

     "El segundo verso es cuando empieza a llover. Algo en gotas en los pétalos, creo."

     "Claro." Ella asiente con la cabeza una vez. "¿Cómo pude haber olvidado eso?"

     Ella comienza a jugar de nuevo, acordes simples en una guitarra de madera, y canta una canción que escribió cuando era mucho más joven.Es la historia de dos amantes que caminan en un campo de flores silvestres. Una cálida lluvia comienza a caer, y en vez de correr en busca de refugio, que recoger flores juntos y darse cuenta de que están enamorados.

*

"¿Padre?" ella dice. Ella es de sesenta y cuatro. "¿Va a estar en ese armario junto a la puerta y ..."

     "¿Qué es eso, mamá?" el dice. Él es al instante en sus pies, a punto de cumplir sus órdenes. "¿Que quieres que haga?"

     Él ve la expresión de su rostro y se rebaja de nuevo en su silla. Odia esa mirada, aunque él lo ve tan a menudo se ha convertido en su viejo, mal amigo. Es una mirada de confusión, de miedo desconcertado.

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     "Me olvidé de lo que quería." Ella niega con la cabeza, se instala de nuevo en su propia silla.

     "Eso está bien. Va a venir a usted."

     Ella se queda mirando hacia el frente. Sus dos sillones se instalan delante de la televisión, pero que rara vez los relojes más. Después de unos momentos, ella vuelve la cabeza hacia él. "¿Qué vamos a hacer cuando no puedo recordar nada?"

     "Los médicos dijeron que no podría ser peor. Ya lo sabes."

     "Pero ¿qué pasa si lo hace? ¿Qué pasa si un día me despierto y me he olvidado de todo?"

     Se llega a través de la pequeña mesa entre ellos y acaricia la mano."Entonces voy a recordarles todo."

     Ella sonríe a esto y la apariencia del mal se desvanece. Por encima de la televisión es un manto lleno de fotos. Toda su familia, de sus abuelos a sus propios bisnietos, descanso en ese manto. Ella ignora la televisión y se queda mirando a las imágenes, a pesar de que están demasiado lejos para realmente ver. Después de unos minutos, ella dice: "Mis pies están fríos. ¿Me conseguir la manta del armario por la puerta?"

*

"¿Sabía usted llena el tanque como te dije?" ella pregunta. Ella es de sesenta y cinco años. Ella también es de cuarenta y ocho. "Una vez que tengamos en el camino, yo no quiero tener que parar para el gas."

     Él la mira por un momento, bobs su cabeza, y se vuelve a la televisión.

     "¿No me vas a responder?"

     "Yo ni siquiera sé lo que estás hablando, mamá."

     "El tanque. Hizo de llenar el tanque?"

     Suspirando, se silencia el programa que está viendo sobre los pueblos antiguos en Perú. Él siempre ha querido ver las ruinas incas de Machu Picchu. Hace varios años, abrazó el hecho de que nunca se irá."¿Por qué iba yo a llenar el coche? Nunca ir a ningún pero al supermercado una vez a la semana."

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     Ella se ríe y niega con la cabeza. "Se puede ser tan aburrido a veces. El Gran Cañón!"

     "¿El Gran Cañón?"

     "Nos vamos mañana."

     "Mamá, nos fuimos al Gran Cañón hace más de quince años. ¿No te acuerdas?"

     Ella levanta un dedo para corregir, hace una pausa, mira apagado en la nada con sus ojos desenfocados. El dedo se mueve a su labio inferior."Pero yo …"

     Él la observa durante un tiempo como sus vacíos cara de toda emoción, toda la evidencia del pensamiento. Piensa en el Gran Cañón, que visitaron poco después de que se retiró de la fábrica sobre la discapacidad. En su primer día sin trabajo, cobró en casi todas sus fichas y se compró una casa rodante. Condujeron por todo el país - pero primero, al Gran Cañón. Lo llamaron The Big Adventure, su paseo tres años, de un océano a otro y viceversa. Se sentían tan joven durante ese tiempo.

     Él no-silencia su programa y, como lo hace cada minuto de cada día, trata de respirar a través de los latidos de su corazón.

     "He oído que tienen mulas se puede andar hacia el cañón", dice ella."¿Crees que eso es cierto?"

     Su mano está en reposo sobre la mesa entre ellos. Él se acerca y agarra. En el ojo de su mente que ve su cuerpo meciéndose hacia adelante y hacia atrás como el mulo atraviesa el sendero rocoso, con el pelo rojizo gris iluminado desde atrás por el sol del desierto.

     "Estoy seguro de ello", dice.

*

Una mano en su hombro lo sacude de su sueño. Él apoyos a sí mismo en la cama y mira el reloj. Casi cuatro de la mañana. "¿Qué pasa, mamá? ¿Qué pasa?"

     "Necesito contarte algo." Ella es de sesenta y siete años. Ella es treinta y uno.

     Se sienta y enciende la lámpara.

     "Wendell Thurber me besó en la boca hoy", dice ella.

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     "Wendell Thurber?"

     "Hemos estado tomando el almuerzo juntos un poco últimamente y hoy me besó." Ella baja la vista a la manta. "Lo hizo antes de que yo sabía lo que estaba pasando."

     George recuerda esta conversación. Fue hace años y años, en una época en que trabajaba en la fábrica durante varios meses para ayudar a ahorrar para su primera casa de verdad. Él la mira pero no dice nada.

     "Aquí está la cosa, George", dice ella. "Las cosas no han sido justo con nosotros durante mucho tiempo. No parece que me aprecian más."

     "Te aprecio."

     "Usted no actúan como él."

     En ese momento, él no había actuado como él. Por alguna razón, que había caído en un patrón de ignorarla, de llevarla por sentado, sin darse cuenta de que lo estaba haciendo. Esta fue la conversación cuando ella lo había llamado.

     "He tenido un flechazo con Wendell Thurber por un tiempo", dice."Hoy, me mostró que él siente lo mismo." Ella agarra la manta para ella."Te estoy diciendo esto porque Te amo. Sólo quiero que sepas que hay otros hombres por ahí que me podría tratar como si yo merezco ser tratado."

     Fue una oportunidad que tuvo. Él podría haber conseguido enojado, la llamó una puta. Podía haber salido. Ella apostó su vida juntos en su reacción a un beso de otro hombre. Y funcionó. En lugar de enojarse, él la sostuvo en sus brazos. El cambio. Empezó siendo amable con ella de nuevo.

     Y entonces sucedió algo maravilloso. Cuanto más él era amable con ella, e hizo cosas sólo para hacerla feliz, más que ella hizo lo mismo para él a cambio. Pronto, era como un concurso para ver quién podía ser el mejor esposo, que podría dar más amor.

     Sonriendo, ella dibuja en sus brazos. "Voy a cambiar", dice."Prometo."

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     "¿De qué estás hablando?" ella dice.

     Él mira hacia abajo y ve que sus ojos están fijos en el reloj.

     "Son las cuatro de la mañana", dice ella. "¿Qué estás haciendo?"

     "Yo ... no pude dormir."

     "Bueno, apague la luz y esforzarse más." Ella se encuentra de nuevo y se vuelve más o menos a su lado.

     Él la mira por un largo momento. Luego se apaga la lámpara y cierra los ojos que pican a la oscuridad.

*

"Sé que te robaste mi anillo", dice ella. "¿Dónde está?" Sus ojos son estrechas, pero lleno de fuego. Ella es veintitrés y sesenta y ocho.

     "No sé dónde está, mamá." Él está de pie en la cocina, piedras de vidrio roto de la olla café todo alrededor de sus pies descalzos.

     "Eres un mentiroso."

     "Usted debe haber escondido de nuevo. Sólo calmarse y vamos a ir a buscarlo."

     Ella ruge, un sonido que no creía que ella era capaz de hacer, y recoge el frutero.

     Tirando de sus brazos por encima de su cara, él dice: "Por favor, no tirar nada de mí, mamá."

     "Deja de llamarme así! No soy tu madre. Estás a un hombre viejo y sucio."

     "¿No me reconoces? Soy yo, George."

     Ella cierra el cuenco de vuelta al mostrador, con fuerza suficiente para romperlo. "Tú no eres mi George. Usted es un hombre viejo. Me tienes atrapado aquí. Usted robó todo mi dinero, y ahora usted tomó mi anillo de boda."

     "Eso no es cierto."

     Ella no dice nada por un momento, respirando con dificultad.

     "Yo te di ese anillo", dice. "No me he tomarlo lejos de usted."

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     Ella respira más rápido, casi sin aliento. Lágrimas sonar sus ojos y que rasguños en su corazón más que cualquier otra cosa.

     "Por favor", dice.

     De repente, se da la vuelta y sale corriendo de la cocina. Oye el golpe de la puerta de la pantalla principal, y con pensamientos de ella en la calle, desaparecidos, heridos, da un paso a través de los cristales rotos y corre tras ella. Él no se ha ejecutado con tanta fuerza en años.Su corazón se siente grande, hinchado en su pecho. Él la lleva hacia abajo en el barro junto a la carretera, con los dedos torcidos, gnarled por la artritis, tirando de su camisón. Ella golpea la cara, libras pecho. Él sólo tiene la fuerza para sostenerla dónde está, retorciéndose en el barro frío.

     Pronto ella cesa paliza. Sus rizos cuerpo y batidos. Él engatusa a ponerse de pie y caminar de regreso a la casa. Cuando el agua caliente de la ducha está en funcionamiento, se para en la bañera junto a ella y ella se mueve por debajo de la pulverización. Los rollos de barro de su pelo blanco y su piel blanca y se mezcla con la sangre que gira en espiral de color rosa de sus pies.

*

Ella tiene dieciséis años. El anciano está mirando a ella de nuevo, pero ella lo ignora como siempre lo hace. Ella tiene cosas más importantes en que pensar que el siempre llorando hombre nervioso, viejo.

     George está llegando hoy. Ella sabe que está llegando a preguntar si puede cortejarla. Él cortejó a su hermana durante unas semanas, pero que llegó a ninguna parte. Su hermana es bastante, pero George no podía dejar de mirar por encima del hombro a la chica más joven con el pelo largo y oscuro. Hoy, él está viniendo para ella.

     Ella sale al porche delantero. Un camino de tierra arrastra lejos de la puerta, por la colina en el grito, y luego en una curva donde desaparece en una cala de pinos. En el otro lado de los pinos es el puente de madera que atraviesa el río de arena y luego las vías del ferrocarril.

     Vuelve la cabeza y ve que el anciano está en el porche ahora, sentado con las manos cruzadas sobre el regazo.

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     "¿Qué quieres?" ella le dice.

     Levantando las manos en la inocencia, él responde: "¿Por qué, nada, mamá. Sólo estoy viendo la televisión."

     El anciano es senil. Ella casi no entiende una cosa, dice.

     Se vuelve de nuevo a la ruta. Y ahí está, que salen de los pinos, vistiendo pantalones vaqueros y una camiseta blanca drapeadas libremente sobre su cuerpo delgado pero resistente. Camina con un paso fácil, un poco patizambo, como lo hace la curva y luego baja la cabeza para la caminata por la larga colina. Después de un tiempo, él mira hacia arriba y ella olas. Él reconoce únicamente con una inclinación de cabeza. Este es un hombre demasiado orgulloso para saludar, pero no demasiado orgulloso para recoger un ramo de flores silvestres, que ahora ve apretada en uno de sus puños. Esas flores hacen su sonrisa, y en el fondo de su mente las palabras de una canción se empiezan a formar. Ella sabe que sin la menor duda de que este es el hombre que ella amará para el resto de su vida.

     "¿Quién eres tú saludando, mamá?" el anciano dice.

     "Mi esposo", dice ella.

     "Bueno, estoy por aquí. Usted está saludando a la pared."

     El pobre viejo. Él es senil, pero amable. Se da la vuelta y las olas con él.

     Levantando su mano a cambio, dice, "Hola, cariño."

*

Las caras están a su alrededor, flotando. Ella no puede moverse, pero ella puede verlos. Las caras no tienen nombres. Dentro de ella, no hay recuerdos porque ella es un bebé. Ella tiene una vaga sensación de que algo ha sido despojado de ella, arrancado contra su voluntad, pero esto no quiere enojar ella. Las caras traerla comodidad. Pues aunque no tienen nombre, ella sabe que la aman, y que ella los ama a cambio.

     Ella se siente a sí misma respirar. Despacio. Dentro y fuera.

     Las caras eclipsan su visión, uno a la vez. Desconocido palabras caen de los labios. Las lágrimas caen de los ojos tristes. Ella respira en cada cara y eso la tranquiliza. El último es una cara que se siente familiar. Su forma es familiar - su textura arenosa como prensas mejilla contra mejilla. Labios Familiar tocan la frente. Ella mira esta cara y se da cuenta que, si bien toda la información ha sido despojado de distancia, la emoción se ha mantenido. Sin tocar.

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     La cara la llena de seguridad, y ella descubre que ella tiene la fuerza para caer hacia atrás por última vez.

*

Ella está en el útero, rodeada de agua caliente. En el agua, no hay necesidad de respirar. Así que ella se detiene. Sus ojos deslizante cerrada.

     Ella ve a George delante de ella. Él está muy lejos, pero él ha hecho de la curva. Ella sabe que no van a estar juntos durante algún tiempo, pero eso está bien. Su cabeza se inclinó y se ha iniciado el ascenso por la colina larga.

(Para Joann y Clyde)