Universidad Iberoamericana
Enviado por kenniaarean • 19 de Septiembre de 2013 • 1.201 Palabras (5 Páginas) • 474 Visitas
Universidad iberoamericana: Desafíos de la hora presente
Los días que vivimos pueden ser definidos, con toda justicia, como una época de profundas transformaciones. Las coordenadas del tiempo y el espacio que dieron origen y sustento a una cierta forma de concebir el mundo social se han modificado. El insospechado desarrollo de procesos tecnológicos que se reclaman frutos de una ciencia triunfante modela un universo que es, en apariencia, compartido por todo los seres humanos, un escenario mundial en el que la información, y por ende, la posibilidad de saber, se trasmite sin límites y sin discriminaciones. Vivimos, se afirma, un proceso de unificación planetaria en el que lo diverso se hace homogéneo y en el que la propia realidad tangible puede ser sustituida hasta cierto punto por su simple representación icónica, esto es, por un sucedáneo virtual. Aldea global, según algunos, mundialización, globalización o sociedad del conocimiento, según otros: lo cierto y patente es que la Universidad Iberoamericana tiene ante sí un nuevo escenario del que no puede prescindir y al que no puede tomar a la ligera si desea mantener y reforzar su vigencia y relevancia para la vida de nuestras naciones.
Este cambio de dimensiones universales ha traído consigo indudables beneficios y abierto grandes posibilidades de desarrollo y bienestar para los pueblos del mundo .Es cierto que, por el momento, son los países más prósperos y de mayor adelanto tecnológico e industrial los que cosechan los mejores frutos. Pero también es verdad que la globalización alberga oportunidades que los países en desarrollo podrían aprovechar si se preparan adecuadamente para ello. Es, por supuesto, papel de las universidades iberoamericanas asistir a sus sociedades en esta tarea, ayudándolas a separar el trigo de la paja entre los grandes ofrecimientos de la sociedad global, y aportándoles los conocimientos y la reflexión para el comercio libre, la veloz trasmisión de conocimientos, la evaporación de las fronteras físicas, las nueva tendencia a formar bloques de cooperación entre naciones no queden condenadas a figurar en nuestros futuros libros de historia como hitos de una nueva oportunidad perdida.
Por otro lado, si la Universidad tiene el deber de hacer abrir los ojos sobre las posibilidades que trae consigo este tipo de cambio, también es obligación suya alertar sobre los peligros que lo acompañan. Es innegable que la globalización acarrea un conjunto de desequilibrios en nuestros modos de obrar y de pensar, en nuestras maneras de entender a los otros y de vivir con ellos, uno de esos desequilibrios es de orden político. En efecto, el surgimiento del mundo global ha sometido a los pueblos del orbe entero al imperio de la economía y la tecnología, despojándolos en este ámbito de su capacidad de deliberación y su natural vocación de autonomía, dejándolos en muchos casos relegados a posiciones de subordinación o marginación. Ante ello no se ha podido fundar aún una instancia política que ponga límites y trace un norte justo a este proceso económico y tecnológico.
Las ideas de justicia, de equidad, de solidaridad, parecen quedar cada vez más relegadas en un mundo que ha hecho de la eficacia tecnológica el criterio exclusivo de la validez. Este fenómeno es indicador de un segundo desequilibrio, consistente en cierto debilitamiento de las exigencias morales que deberían servir para juzgar las
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