7lamparas

En este capitulo el autor se refiere a el sacrificio como regalo u ofrenda que se le hace a dios por lo que menciona “nunca ofreceré al señor mi dios de lo que no me cuesta nada” con esto quiere decir que tenia que costar el obtener algo, cualquier cosa que fuese, siempre era importante intentar aun mas allá de lo que uno puede, con esto nuestro “sacrificio o lo que batallemos” se lo estamos ofreciendo a dios y este nos lo recompensara.

Primero que nada se tiene que tener muy en cuenta que para las iglesias no era realmente importante por primer principio el edificio o la calidad de la arquitectura sino la enseñanza del señor, no es tanto pulir columnas o hacer detalles, sino que debemos hacer primero paredes y techos en donde poder dar y escuchar la oración.

No se trata de llenar los espacios de comodidades y lujos, sino de vivir cómodamente con poco, esto es evitar las alfombras importadas o muebles carísimos sino solo conformarse con techo y cobijo, haciendo esto se ahorraría tanto que podrían ponerse iglesias en todas las ciudades en donde podamos venerar a nuestro señor.

No se trata de hacer una obra solo por gastar dinero y deshacernos en lujos, sino darle nobleza, sentimientos de naturaleza. Hay dos personas que se involucran en una obra, el arquitecto y el cliente; uno como cliente tiene que sacrificar ganancia y dar presupuesto para una buena obra, el arquitecto por su parte tiene que esmerarse en el diseño.

En una parte del libro menciona que “… hablando en términos humanos, evidente; y resultaría, de forma natural, de la obediencia dos grandes condiciones impuestas por el espíritu de sacrificio: primera, que hemos de hacer todo del mejor modo posible; y segunda, que hemos de considerar el aumento del trabajo visible como un incremento de belleza del edificio…” Para llegar a ser buen arquitecto tienes que trabajar hacia el más alto reto, ya que nadie es tan buen arquitecto como para trabajar

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