Abraham Lincoln: Modelo de liderazgo ayer y hoy

Abraham Lincoln: Modelo de liderazgo ayer y hoy ¿F fueron directivos? No. Las figuras talladas en el monte Rushmore, de Estados Unidos, son de cuatro líderes: George Washington, Thomas Jefferson, Theodore Roosevelt y Abraham Lincoln. A muchos estadounidenses les agrada que perdure la imagen de Abraham Lincoln como el chico de campo, quien de forma autodidacta se labró un camino de estudio que lo llevaría a graduarse en derecho y, a final de cuentas a la presidencia, sin ninguna preparación formal. Esta imagen hace que las personas crean que por difícil que parezca, todo es posible si se esfuerzan lo suficiente. Hace que cada ciudadano sienta que tiene el potencial de ser líder

Desde luego, antes de convertirse en político Abraham Lincoln fue abogado rural; el ejercicio exitoso de su profesión pronto le mereció prestigio; y éste, una situación financiera muy desahogada. También era un líder consumado. Su éxito, como abogado y presidente, tuvo como base su capacidad para utilizar el poder con sabiduría, y para comunicarse en forma honesta con los individuos en quienes deseaba influir. Como presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln tuvo en sus manos un poder extraordinario; tuvo la capacidad para influir en personas y políticas. Sin embargo, para ser líder, el poder por sí solo no es suficiente. En el éxito de Lincoln como líder contribuyeron su habilidad para delegar en otros la autoridad para tomar decisiones sobre los detalles, su interés por conocer a la opinión pública, su habilidad para comunicar sus pensamientos con claridad y precisión, su voluntad de compromiso y su reconocida honestidad. Por ejemplo, tuvo el poder (y el deseo) para abolir la esclavitud, sin embargo, como líder no perdió de vista que casi la mitad de la nación dependía social y económicamente de dicha práctica. Por lo tanto, procedió a efectuar pequeños cambios políticos encaminados a convencer al público estadounidense de que la única forma de acabar con la devastadora Guerra Civil y, finalmente, de salvar a Estados Unidos, era aboliendo la esclavitud. Lincoln, además, era un hombre carismático, es decir, tenía la capacidad de inspirar a las personas para que pensaran y actuarán como él. Parte de ese carisma era su habilidad para expresarse en el lenguaje de la gente sencilla. Sus discursos y escritos públicos estaban llenos de ingenio, juegos de palabras, argumentos coloridos pero muy claros, y llamados a la acción. Su sentido del humor lo salvó de situaciones difíciles y le mostró al público estadounidense que él también era ser humano. Su célebre honestidad no sólo le ayudó durante una de las etapas más difíciles de la historia estadounidense, sino que quizás es la característica que se le asocia con más frecuencia a 150 años de su mandato. ¿Qué podrían aprender del estilo de liderazgo de Lincoln los directivos de las empresas actuales? Primero, la honestidad y la integridad son dos de las cualidades más fuertes y perdurables de cualquier líder. Segundo, escuchar a los demás con atención, aun cuando estén realizando críticas, podría convertirse en un medio de información valioso. Tercero, la disposición al compromiso podría ser benéfica para la organización. Cuando se analiza desde esta perspectiva, cualquier individuo con aspiraciones de liderazgo en la administración siente que es posible lograr el nivel de éxito que Lincoln alcanzó.

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