Abrazo De Acatempan
Enviado por Viridiana1909 • 27 de Enero de 2015 • 395 Palabras (2 Páginas) • 201 Visitas
ABRAZO DE ACATEMPAN
Guillermo Prieto
(1818-1897)
Escuchan de pie los montes,
de lejos miran los valles,
y la plaza de Acatempan
mece en el viento sus árboles,
para cubrir con su sombra
a los bravos militares
de Iturbide valeroso
y de Guerrero indomable.
Ellos están frente a frente,
sin rencor y sin dañarse,
mirando limpios los cielos
y sin trascender a sangre.
Los de Iturbide iqué guapos!
i Que galones y alamares!
Sombreros de ricas plumas
y de acero corvos sables:
i Qué cañones tan lucientes!
i Qué escuadrones tan marciales!
Los infantes de Celaya
i Qué tallas tan arrogantes!
Los soldados de Guerrero
forman en todo contraste,
porque el que tiene sombrero,
las espaldas lleva al aire:
unos ostentan fusiles
afirmados con “mecates”;
los otros lIevan sus “jierros”
sin tener donde colgarse;
pero ¡cuánto noble orgullo
en el conjunto salvaje,
y cuánta noble fiereza
en posturas y ademanes!
Todos están en espera
de sus jefes, todos saben
que Iturbide y que Guerrero,
fieros enemigos antes,
se citan en aquel punto
para amigos saludarse.
¡Atención! el bronce grita,
resuenan marchas triunfales,
y entre un bosque, que le forman
las banderas y estandartes,
apareciose Iturbide
rodeado del sol brillante.
Iba en su hermoso caballo
negro como el azabache,
cenceño, brioso, sensible
al toque del acicate.
El jinete ¡qué garrido,
y qué garboso, y qué afable!
con su cabellera de oro
y con su hermoso semblante.
Apenas llega, y Guerrero
asoma a la opuesta parte,
con su mirar majestuoso,
con su talla de gigante,
circunspecto, pero dulce,
con humildísimo traje,
trasparentando su aspecto,
su bondad y su alma grande.
La tropa está silenciosa
formando espaciosa calle:
los caudillos en el centro
se hablan sin que escuche nadie.
De pronto clama Iturbide:
“Soldados: tenéis delante
al caudillo independiente
y su bizarra falange.
Él quiere libre a su patria,
y él viene para ayudarme.”
Y Guerrero, enternecido,
dice a sus tropas leales:
“Ved que recobra la patria
a un hijo; ¡el cielo le ampare,
y que hoy le haga tantos bienes
como le hizo tantos males!”
Mas las palabras se vuelan,
las palabras nada valen
cuando las almas rebosan
...