Adolfo Hitler

Adolfo Hitler, quizá uno de los personajes de la historia más recordado. Fue defensor de Alemania en la Primera Guerra Mundial y autor intelectual de la Segunda después de observar lo devastado que había quedado este país. El odio al saber que Alemania se había rendido en la Primera Guerra, el antisemitismo que se había cosechado en el, y sus discursos convincentes fueron la formula perfecta para llegar al poder y desatar la Segunda Guerra Mundial.

Cuando la noticia de que Alemania se había rendido en la Primera Guerra llegó a los oídos de Hitler, este casi enloquece. Sin embargo su espíritu nacionalista nunca se dio por vencido, dentro de él se empezó a desarrollar una serie de estrategias con carácter manipulador para conseguir su objetivo.

El antisemitismo que se había cosechado en él era completamente una falacia de carácter genético y ofensivo en contra de los judíos. La manera de fundamentar su odio en contra de ellos era totalmente irrelevante, sin embargo la circunstancia en que se encontraba en ese tiempo el sector obrero alemán era devastador, razón por la cual Hitler logró persuadir y obtener el apoyo de dicho sector hablándoles con palabras que poseían carga negativa acerca de los judíos (envenenamiento del pozo), y exponiéndoles situaciones en donde se daba a entender que los judíos eran los culpables de su situación (implicación pragmática).

Como se mencionó anteriormente, Hitler desarrolló estrategias para lograr su objetivo de llegar al poder. Una de sus estrategias y cabe recalcar una de las más efectivas, fue la de ofrecer discursos con la finalidad de obtener apoyo de parte de los alemanes aprovechándose de que estos necesitaban un líder, una persona que les dijera que hacer y que fomentara el nacionalismo. Sin embargo la parte del pueblo alemán que lo escuchaba no se percató que detrás de esas palabras alentadoras había ambición propia y que sus discursos eran tendenciosos y ofensivos, en donde simplemente buscaba un culpable para desatar la Segunda Guerra Mundial.

Sin lugar a dudas, Adolfo Hitler logró su objetivo. Sin embargo como era de esperarse al igual que en la Primera Guerra, lo único que dejó la Segunda fue miles de muertes. Los avances que había conseguido Alemania en el lapso de la Primera Guerra hasta la Segunda se fueron al agua, y su gran líder Adolfo Hitler suicidado. Es por esto que el odio de este personaje, el antisemitismo que cosechó y sus discursos con carácter manipulador no fueron la mejor opción que pudo haber elegido el pueblo alemán.

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