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Adriano, un emperador diferente


Enviado por   •  4 de Mayo de 2017  •  Trabajo  •  8.767 Palabras (36 Páginas)  •  232 Visitas

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ÍNDICE:

  1. INTRODUCCIÓN

  1. FORMACIÓN DE UN NUEVO EMPERADOR
  • ORÍGENES Y PRIMEROS CARGOS MILITARES
  • CARGOS POLÍTICOS RELIGIOSOS Y ESPECIALES AL SERVICIO DE TRAJANO
  • GUERRAS DACIAS Y GOBERNADOR DE PANONIA
  • CONSULADO Y PRIMER CONTACTO CON LO GRIEGO
  • GUERRA CON LOS PARTOS Y GOBERNADOR DE SIRIA

  1. UNA POLÍTICA DIFERENTE
  • VIAJE DE SIRIA A ROMA, POLÍTICA DE FIJACIÓN DE FRONTERAS
  • LLEGADA A ROMA Y POLÍTICAS DEL CAMBIO
  • POLÍTICAS ECONÓMICAS Y PROVINCIALES
  • POLÍTICAS SOCIALES
  • POLÍTCAS URBANAS
  • CAMBIO EN LA BUROCRACIA
  1. LOS VIAJES DE ADRIANO
  • MOTIVOS DE SUS VIAJES
  1. PRIMER VIAJE (121-125)
  1. AL NORTE
  2. AL ESTE
  3. GRECIA
  1. SEGUNDO VIAJE (128 – 134)
  1. NORTE DE ÁFRICA
  2. ATENAS Y PASO POR ORIENTE
  3. EGIPTO
  4. GUERRA DE BAR KOKHBA Y VUELTA A ROMA

        

“Su rasgo más extraordinario, fue no considerarse nunca necesario; por el contrario hizo todo lo posible para no serlo y no ser confundido en el consabido hombre providencial, como creen y aspiran a ser considerados todos los monarcas absolutos”[1]

  1. INTRODUCCIÓN

Pocos eran los que a principios del año 117 d.C imaginaban, que Adriano, senador de Siria en aquel momento, fuera a convertirse en el sucesor del emperador Trajano[2].  Y muchísimo menos cabía esperar, tras las políticas expansionistas Trajanas y las pretensiones de los emperadores que le antecedieron, que aquel  hombre, que a la edad de cuarenta y un años ascendía al trono, iba mediante su personalidad y sus férreos principios, a dejar  su sello en una nueva forma de política en Roma, llevando a esta  al que sin duda fue uno de sus máximos periodos de esplendor.

Pero a veces el destino es caprichoso y con la muerte el 9 de Agosto del 117 del emperador Trajano en Selinunte de Cilicia, es firmada en vísperas de la inminente muerte la carta de adopción que legaba a Adriano la totalidad del imperio romano. La sorpresa de la mayoría al conocerse la noticia, generó un clima de inestabilidad, provocando que muchos detractores de Adriano comenzasen a confabular, acerca de una posible tergiversación por parte de Plotina, mujer de Trajano para favorecer a Adriano, su favorito.[3] 

Es por ello, posiblemente, que estas dudas acerca de la posible manipulación por parte de Plotina sirviesen como detonante de la conjura  contra de Adriano. Conjura que fue llevada a cabo por cuatro senadores de ideas pro-expansionistas trajanas. Ideas ante las cuales, como veremos más adelante, Adriano se mostró reacio a continuar. Los cuatro conjurados más importantes: Lusio Quieto, conquistador de Arabia; A. Cornelio Palma;  Publilio Celso y G. Avidio Nigrino fueron ejecutados por orden del senado[4].

De esta manera, Adriano un año después de su adopción, entraba en Roma como el nuevo emperador el 9 de Julio del 118 d.C. Sin una oposición férrea que le impidiesen llevar a cabo las ideas que traía  ya consigo en base a su personalidad, sus conocimientos y sus experiencias  militares vividas bajo la política de Trajano. Las cuales  desarrollará durante su gobierno para llevar a cabo una política sin precedentes en Roma, tanto exterior como interior, así como para gestar un tiempo de bonanza en torno al cual se desarrollara su reinado.

  1. FORMACIÓN DE UN NUEVO EMPERADOR

Pero estas nuevas ideas para con Roma no habían llegado a Adriano por inspiración divina, pues su mente brillante y el interés de un joven por abrirse camino en el complejo mundo político romano, hicieron que tras el fallecimiento de su padre, Elio Adriano, y la consiguiente adopción de Adriano, por parte  de Trajano y Celio Atiano, hicieron que el joven de aproximadamente 10 años, comenzara a interesarse por los estudios griegos. Siendo esta una clara muestra de su afán por enriquecerse culturalmente, a este interés, prontamente se le unirá  el militar, ya que en el 90 d.C. a  la edad de quince años  iniciará el servicio militar en itálica[5], provincia de la que el descendía. Posteriormente con el paso del tiempo iría ocupando diversos cargos militares, primeramente, tres servicios como tribuno militar, entre los años 95 y 97 d.C. en los territorios de Panonia, Macedonia y en Moguntacum. Estos servicios en la frontera septentrional en el norte, no solo le servirían para ir ganándose un nombre dentro del ejército sino también para que el joven Adriano, comenzase a forjarse una idea acerca de la política expansionista de fronteras llevada a cabo, por los emperadores anteriores y por Trajano, quien por estas fechas llegaba al trono tras el fallecimiento de Nerva en el año 98[6].

De esta manera a medida que su carrera militar iba creciendo, Adriano iba del mismo modo, conociendo los entresijos del panorama político, religioso y cultural del imperio, pues en los momentos en los que no se encontraba en el frente, ocupó cargos de naturaleza política, jurídica y religiosa. A los dieciséis años formó parte de un equipo de diez hombres que presidian juicios menores (decemviri stlitibus iudicandis). Este cargo despertó el interés de Adriano por cuestiones jurídicas. Unos dos años más tarde, en torno al año 95 sirvió como praefectus feriarum latinarum[7]. En cuanto a los cargos religiosos ocuparía dos en esta época, el de septemvir epulonum  y el de  sodalis augustalis. Durante esta época también ocuparía cargos especiales al servicio de Trajano como el de  ab actis senatus y el de quaestor imperatoris traiani, además estrecharía la relación con este, desposándose con su sobrina Sabina en torno al año 100 d.C.

Su cercanía con Trajano hará que este impulse aún más su carrera militar, nombrándole comandante en la primera y en la segunda guerra de Dacia (101-102/105-106). Se gran papel durante el conflicto, le servirá para ascender al puesto de gobernador de la baja Panonia entre los años (106 y 108), pero además del importante cargo obtenido, tras su servicio, Adriano comprenderá algo que le será vital a lo largo de su reinado,  la importancia de las legiones, no solo el hecho de su formación o de su correcto mantenimiento, si no la importancia de llevar a cabo una política que satisfaga tanto a los legionarios, como a sus dirigentes[8] pues en ellos residía el poder de Roma y de sus líderes. Esta etapa de su carrera militar vería su culminación cuando en el 108 d.C. fue nombrado Consul Suffectus [9].

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