Aime Cesaire

1. Primeramente la colonización se presenta como una contradicción para Europa, más bien, para la civilización europea en cuanto a civilización como discurso, por ejemplo, libertad, igualdad y fraternidad, entre otros, y por lo mismo que Europa es “indefendible” en cuanto a la colonización y lo que ello conlleva, porque colonización no necesariamente es civilización, donde muchas veces lo segundo (educación universitaria, tecnología, Derechos Humanos, etc) se le niega al colonizado, el colonizador no tiene interés de “civilizar” junto con colonizar, sino que le interesa esto último entendiéndose como dominación, saqueo, segregación racial, etc.

2. Si aceptamos la premisa de que la civilización dota de altos valores humanos a los europeos, la colonización lo embrutece, lo animaliza, saca a relucir los más bajos instintos de codicia, lujuria, sadismo, etc, en definitiva lo hace perder los valores civilizados “característicos” a los europeos, los salvajiza, no solo al europea en la colonia como tal, sino también al europeo en la misma Europa, ya que son cómplices de los crímenes cometidos en la colonia y que violan sus mismos valores de civilización (los Derechos Humanos por ejemplo). Por lo mismo, dice Cesaire, que no es de extrañar que hubiera existido un régimen –con su fundamento ideológico, científico, moral, etc- como el nazismo, pero lo que lo hace imperdonable es que llevó la colonización a la misma Europa, en cierto modo quiso aplicar el modelo colonizador en Europa sin civilizar (con cámaras de gas, experimentación genética, etc) algo sin duda que imperdonable…en Europa, no así en las colonias, entonces para quedar bien con su conciencia, los científicos, religiosos y filósofos europeos prontamente comenzaron justificar científico, ontológico y espiritualmente la colonización y como conclusión llegaron a argumentar que el negro, amarillo o indio carecía de “humanidad”, que estaba cerca de la animalidad, carecía de civilización, por lo tanto había que tratar con el colonizado como se trata con los animales; con brutalidad, entonces para ello el europeo se embrutece, se des-civiliza.

3. “Uno se extraña, se indigna. Uno dice: “¡Que raro! ¡Pero, bah! ¡Es el nazismo, ya pasará! Y uno aguarda, y uno espera; y uno se oculta a sí mismo la verdad: que se trata de una barbarie, pero de la barbarie suprema, la que corona, la que resume la cotidianidad de las barbaries; que es el nazismo, sí, pero que antes de ser víctima se ha sido cómplice; que a ese nazismo se le ha soportado antes de sufrirlo, que se le ha absuelto, que se han cerrado los ojos frente a él, que se le ha justificado, porque, hasta ese momento, sólo había actuado contra pueblos no europeos; que ese nazismo ha sido cultivado, que uno es el responsable, y que, antes de engullirlo en sus rojizas aguas, se filtra, penetra, gotea, por las rendijas de la cristiana civilización.”

Ciertamente que la colonización no terminó con el fin del control de las colonias

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