Antecedentes De La Independencia De Mexico

Insurrecciones populares: motines mineros y levantamientos indígenas

La estructura social de Nueva España se basaba en la separación étnica y la explotación. Las clases medias, compuestas por criollos, mestizos y mulatos, se encargaban dela agricultura, el comercio local, las artesanías, el transporte y la venta de alimentos y bebidas. También los soldados, los funcionarios de menor rango y el bajo clero secular pertenecían a estos grupos. Su situación era precaria debido a las crisis agrícolas recurrentes, que elevaban los precios de los alimentos.

Las reformas borbónicas del ultimo tercio del siglo XVIII y principios del siglo XIX los afectaron directamente, debido a la falta de capitales y créditos, y a las restricciones políticas.

Los indígenas eran la mayoría de la población, con alrededor de 3.5 millones hacia finales de la época colonial, es decir, poco mas de la mitad de la población total. Muchos se habían asimilado a la economía y sociedad criollo-mestiza como peones y trabajadores, sometidos al inclemente sistema de explotación.

Las nuevas políticas de Carlos III y Carlos IV tendía a atacar las formas corporativas y comunales indígenas por considerarlas primitivas, contrarias al progreso. Esto generó una resistencia legal y violenta por parte de los indios.

Conspiraciones: conjura del Ayuntamiento de la Ciudad de México, Valladolid y Querétaro

En 1808 la invasión napoleónica a la península Ibérica produjo una larga y cruenta guerra en la metrópoli, que involucro a los ejércitos francés, español, ingles y portugués en 1814, con un gobierno liberal de resistencia y las Cortes de Cádiz, encargadas de dotar de leyes a este gobierno.

Cuando las noticias llegaron a Nueva España, a pregunta que surgió era cómo se debía gobernar el Virreinato ante el cautiverio del rey legitimo en Francia. Los españoles del Consulado y de la Real Audiencia consideraban que nada debía cambiar y recomendaban esperar hasta el regreso del monarca Fernando VII. Pero los criollos del Ayuntamiento de la Ciudad de México, encabezados por Francisco Primo de Verdad y Francisco Azcarate, y con el apoyo del virrey José de Iturrigaray, llamaron a formar una junta gubernativa, compuesta por delegados electos de los ayuntamientos, tal como había sucedido en España.

Los españoles decidieron no arriesgarse y dieron un golpe de Estado: encarcelaron al virrey y a los lideres del ayuntamiento, y nombraron como virrey interino a don Pedro Garibay.

Al descontento social por las reformas borbónicas se sumaba la crisis del imperio español, tocado de muerte por Napoleón, y la ilegalidad del gobierno novohispano, producto de un golpe de Estado. Una conspiración en Valladolid, hoy Morelia, encabezada por José María Obeso y José Mariano Michelena, fue descubierta y disuelta en 1809.

Otra conspiración se organizo en 1810 en casa de los corregidores de Querétaro, Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, donde las tertulias literarias reunían, entre otros, a los oficiales del ejercito Ignacio Allende y Juan Aldama, así como Miguel Hidalgo, cura del pueblo de Dolores, quienes planeaban iniciar la insurrección en diciembre de ese año. Cuando la conspiración fue denunciada, Aldama y Allende, avisados por doña Josefa, fueron a Dolores a comunicarle los acontecimientos a Hidalgo, quien el domingo de 16 de septiembre de 1810 llamó a emprender la lucha en contra del mal gobierno de los gachupines, a nombre del rey Fernando VII.

Etapa de inicio de la guerra de Independencia

La Revolución de Independencia comenzó formalmente la madrugada del 16 de septiembre de 1810, cuando Miguel Hidalgo convoco a la lucha armada contra el mal gobierno virreinal. Hidalgo ocupo primero las ciudades de San Miguel Grande, Salamanca y Celaya.

En Atotonilco, Hidalgo tomo como estandarte una imagen de la Virgen de Guadalupe, que se convirtió en la primera bandera del movimiento.

EL ejercito insurgente, comandado por Hidalgo y Allende, avanzo sobre la ciudad de Guanajuato y tomo la Alhóndiga de Granaditas, donde se originó una masacre y saqueos que los dirigentes del movimiento no pudieron controlar.

EL siguiente objetivo fue Valladolid, que se entrego a los insurgentes sin resistencia. El 30 de octubre, el ejercito rebelde se enfrento en el monte de Las Cruces a la ultima fuerza realista que los separaba de la capital, y aunque finalmente logro la victoria, esta fue muy costosa tanto en muertes como en deserciones.

El 13 de septiembre de 1810, apenas dos días antes del Grito de Dolores, Francisco Xavier Venegas de convirtió en virrey de Nueva España por ordenes de las Cortes de Cádiz. Enterado del levantamiento insurgente, organizo de inmediato la defensa realista y envió las tropas que seria derrotadas en el monte de Las Cruces.

El movimiento criollo original se había convertido en una revolución social mestiza Desde el 16 de septiembre, Hidalgo había convocado a la lucha de insurgentes a las clases populares de indios, mestizos y castas, a quienes poco les importaba si el rey era Fernando VII o José Bonaparte.

Los sucesos de Guanajuato alejaron a los criollos, que luchaban por reformas políticas y se escandalizaron ante el rencor social mostrado en la matanza y el saqueo. Los mestizos, indios y las castas tenían otra agenda, producto de siglos de explotación. Sus demandas eran sociales y económicas. Hidalgo debía decidir si seguía con su postura criolla reformista y traicionaba a su ejercito popular, que ahora lo trataba como Alteza Serenísima, o bien, modificaba sus ideas y encabezaba las demandas de su gente, al convertir el movimiento en una revolución social. Al final siguió el segundo camino con medidas eminentemente sociales y económicas, cuando publico en El Despertador Americano la abolición de la esclavitud, del tributo indígena y los estancos, así como la declaración de que las tierras de las comunidades eran de uso exclusivo de los indígenas.

Aunque el movimiento independentista profundizo su sentido político y social en Guadalajara, esto no sirvió para fortalecerlo en lo militar.

Durante la retirada hacia el norte, los lideres decidieron refugiarse en Estados Unidos de América y dejar al frente de la lucha a Ignacio López Rayón, pero fueron emboscados y aprehendidos en Acatita de Baján, Coahuila, desde donde fueron llevados a Chihuahua para ser juzgados, condenados a muerte y fusilados. Como un castigo ejemplar para desalentar a los posibles insurrectos, las cabezas de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron colocadas en jaulas en las cuatro esquinas

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