Antecedentes Del Proceso De Conquista De Mexico
Enviado por patopopo • 23 de Abril de 2013 • 2.230 Palabras (9 Páginas) • 797 Visitas
El pueblo observaba silenciosamente a los extranjeros. Moctezuma salió al encuentro de Cortés acompañado de doscientos hombres. Éste quiso abrazarlo en señal de paz; pero los acompañantes de Moctezuma impidieron este gesto que, de acuerdo con las costumbres indígenas, resultaba ofensivo.
Sin embargo, Moctezuma les dio la bienvenida y pensando en que tal vez Cortés era Quetazalcóatl, lo alojó, junto con los capitanes españoles, en el palacio de su padre, el anterior gobernante azteca, el señor Axayácatl.
El 12 de noviembre de 1519, cuatro días después de su llegada a Tenochtitlan, Moctezuma acompañó a los extranjeros a que visitasen el templo y el mercado de Tlatelolco.
Cortés pidió al tlatoani que le permitiese conocer el Templo Mayor. Estando ahí, el español –inexplicablemente para Moctezuma- empezó a hablar mal de los dioses aztecas. Moctezuma le impidió seguir hablando y entonces se dio cuenta de que Cortés no podía ser uno de sus dioses. Por su parte, Cortés se percató de que estando en Tenochtitlan se hallaba en grave peligro y decidió, para protegerse, tomar preso a Moctezuma. Acompañado de sus dos intérpretes y seis soldados, Cortés se dirigió al palacio del tlatoani y los obligó a seguirlo al lugar donde se alojaba, en el que tenía su cuartel general. Aunque de hecho Moctezuma era prisionero de Cortés, por seguridad de los españoles y para protegerse de la ira del pueblo azteca, éste decidió aparentar que Moctezuma estaba cordialmente hospedado con los conquistadores. Pasaría aproximadamente un año antes de que Cortés se declarara abiertamente hostil a Moctezuma.
Después de haber apresado a Moctezuma, Cortés se dedicó a organizar algunas excursiones para explorar y conocer otras tierras —Oaxaca, Tuxtepec y Coatzacoalcos—, con la intención de extender sus conquistas.
En eso estaba cuando se enteró de que había llegado a la Vera Cruz un ejército al mando de Pánfilo de Narváez con la clara intención de apresarlo por órdenes del gobernador de Cuba, a quien había desobedecido. Inmediatamente salió a combatirlo, dejando al frente de Tenochtitlan a Pedro de Alvarado con 120 hombres.
Mientras Cortés derrotaba a Pánfilo de Narváez en Cempoala, Alvarado organizó un ataque contra los mexicas durante la celebración de una fiesta religiosa. Se ha pensado que Alvarado los atacó por miedo ante una posible rebelión en ausencia de Cortés, o que quiso apoderarse de las valiosas joyas que llevaban los indígenas a la fiesta.
La reacción de los mexicas no se hizo esperar: atacaron al cuartel de los españoles y éstos hicieron aparecer a Moctezuma en la azotea para que calmase al pueblo. Se terminó el combate, pero mantuvieron rodeado el edificio. Cortés se enteró de lo acontecido y regresó a la ciudad.
Como los alimentos se agotaron y los mercados estaban cerrados, Cortés pidió a Moctezuma que ordenara abrirlos, pero le contestó que estando preso no podía hacerlo; entonces el español liberó a Cuitláhuac, hermano de Moctezuma, para que él lo hiciera.
Estando libre Cuitláhuac, se dedicó a organizar otro ataque en contra de los invasores.
El ataque fue contestado con fuego de cañones. Al no cesar la ofensiva mexica, se pidió la intervención de Moctezuma y cuando salió a hablarle a la gente, recibió insultos y una pedrada en la cabeza.
Al empeorar las cosas, ante la falta de alimentos, Cortés decidió abandonar la ciudad el 30 de junio de 1520, y antes de salir ordenó la muerte de Moctezuma y otros prisioneros. En una noche lluviosa y perseguidos por los mexicas, quienes les redujeron sus fuerzas a casi la mitad, se dirigieron a Tlacopan (Tacuba) y de ahí a Tlaxcala para preparar su regreso. Esa fecha pasó a la historia como "La Noche Triste", aunque para los mexicas fue todo lo contrario.
Camino a Tlaxcala, en Otumba, los españoles fueron rodeados por cientos de indígenas, los cuales se retiraron cuando en el combate cayó quien llevaba la insignia real.
Ya en Tlaxcala, Cortés con calma preparó la contraofensiva, para lo cual mandó traer hombres y caballos de Las Antillas, entrenó a sus aliados indígenas y construyó 13 barcos para atacar a Tenochtitlan también por agua.
Cuitláhuac, por su parte, reorganizaba la defensa y solicitó ayuda a los tlaxcaltecas y purépechas; pero como siempre habían sido sus enemigos se negaron a apoyarlo. Para empeorar la situación, se desató una terrible epidemia de viruela que mató a mucha gente, incluyendo a Cuitláhuac.
Muerto Cuitláhuac, Cuauhtémoc fue nombrado tlatoani y continuó con las tareas de organización de la defensa. Cortés decidió atacar a fines de mayo y pensó en aislar la ciudad para que no tuviera alimentos ni agua. Los combates fueron terribles y había victorias por ambos lados, pero aunque Cortés ofrecía la paz los mexicas no la aceptaron, a pesar de las desventajas, y decidieron seguir la lucha hasta vencer o morir.La última plaza en caer fue Tlatelolco.
Los mexicas pudieron resistir durante días, hasta que finalmente se declararon vencidos cuando fue capturado Cuauhtémoc el 13 de agosto de 1521.
Rojas están las aguas, cual si las hubieran teñido,
y si las bebíamos eran aguas de salitre.
Golpeábamos los muros de adobe en nuestra ansiedad
y nos quedaba por herencia una red de agujeros.
En los escudos estuvo nuestro resguardo, pero los escudos
no detienen la desolación.
Poema de la Conquista (1528)
Estar en la ciudad vencida era insoportable, por los muertos y la destrucción general, así que Cortés se retiró a Coyoacan, en donde se dedicó a celebrar la victoria y a repartir el botín; además, ordenó reconstruir la ciudad y darle un nuevo trazo.
El oro rescatado fue acumulado y fundido. Separadas las partes del rey y la de Cortés, los soldados recibieron su tanto, e inconformes con lo que les había tocado presionaron a Cortés para que atormentara a Cuauhtémoc y así dijera el lugar en que ocultaba el tesoro. Cortés accedió a la petición, pero lógicamente no obtuvieron respuesta del tlatoani, quien fue acompañado por el señor de Tacuba en el suplicio.
Cortés se enteró de que Cristóbal de Olid, uno de sus oficiales, había decidido rebelarse y ya no recibir órdenes de él.
Entonces se dirigió hacia la zona en donde estaba de Olid, pero se llevó a Cuauhtémoc como rehén. En la ruta, y pretextando una conspiración, mandó ahorcar al último tlatoani.
Ante la derrota de los mexicas, quienes habían dominado
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