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Antecedentes Historicos De Los Impuestos En México


Enviado por   •  9 de Septiembre de 2014  •  13.532 Palabras (55 Páginas)  •  692 Visitas

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CAPITULO I

ANTECEDENTES HISTORICOS DE LOS IMPUESTOS

1.1-ANTIGÜEDAD DE LOS IMPUESTOS Y SUS PRIMITIVAS FORMAS DE PAGO

Los impuestos son casi tan antiguos como el hombre. La historia, la economía y la literatura de todos los países y de todos los tiempos, contiene por tal motivo, infinidad de temas relativos a los impuestos en los que se incluyen los tributos, como prestaciones personales y muchas otras formas de pago semejantes. Es fácil suponer que, antiguamente, por lo regular, los impuestos se cargaban a capricho de los soberanos, y que tuvieran una triste secuela de atrocidades…;aunque también de golpes de inventiva del ingenio humano.

“Sin embargo,-una materia antigua…es aún, por extraño que parezca, joven,-en virtud de estar en plena formación por la doctrina jurídica, la Teoría de la Obligación Tributaria”. La integración de esta teoría se debe a que el Derecho Fiscal y su terminología están en completa evolución.

Ya antes de que alcanzaran el peldaño inmediato a la civilización los hombres se vieron obligados a pagar tributos. Federico Engels nos dice, al ocuparse de los impuestos, que la “gens” no conoció los impuestos ni poco ni mucho, sin embargo, expone: “El tributo de respeto se pagaba libre y espontáneamente a los investidos con el poder en la «gens»…el príncipe más poderoso, el más grande político io guerrero de la civilización, puede envidiar al menor jefe «gentil» el respeto espontáneo y universal que se le profesaba…” Aún hoy existen que, por ejemplo, en “reservados” australianos, tribus en miniatura que, prácticamente, viven como las “hordas primitivas” de la edad de piedra. Las más pequeñas suma escasamente veinte hombres capaces de dedicarse a la caza, que generalmente tienen que entregar las presas cobradas a los ancianos de las tribus.

“Defraudaciones de impuestos” apenas existen, ya que estas personas creen en demonios que castigan con enfermedades y muerte semejantes crímenes.

Las primeras leyes tributarias auténticas existieron en Egipto, en China y en el territorio comprendido entre Eufrates y el Tigris, es decir, Mesopotamia. Ya hace casi 5,000 años, textos antiguos en escritura cueiforme afirman que se puede amar a un príncipe, se puede amar a un rey, pero ante un recaudador de impuestos, hay que temblar. Casi tan antiguo es el relato sobre la primera reforma tributaria, hallado en las ruinas de la capital sumeria. Lagash. Por desgracia, de corta duración.

Una forma de tributar muy antigua es la prestación personal, que también Europa, se conservó hasta el siglo pasado. Aquí se paga con trabajo físico. Su rigor lo podemos apreciar en el ejemplo tal vez más famoso, la construcción de la pirámide del rey Keops (2,500 a . C.) Duró veinte años y allí bregaron continuamente unas 100,000 personas, Para las colosales estatuas , tenían que arrastra de Etiopia bloques de piedra de enormes dimensiones, y de hasta trescientas toneladas. También sabemos cómo se desarrollaba la “declaración normal de impuestos” sobre animales, frutos del campo y semejantes, por una inscripción en una tumba de Sakkara (Aprox. 2,300 a. C.).

Antes los cobradores de impuestos del faraón, y durante la “declaración”, se debían arrodillar y pedir gracia: a veces en vano. Piezas de cerámica se usaban en el antiguo Egipto como recibos de impuestos.

El rey bíblico Salomón necesitaba decenas de miles de trabajadores para abatir los cedros del Líbano destinados a la edificación de sus palacios y barcos. El rey Minos de Creta, la isla mediterránea en la que. El segundo milenio a. C., floreció una gran cultura, recibía incluso tributos. en forma de seres humanos. De él idearon luego los griegos la legendaria figura de Minotauro, que acechaba en el laberinto de la fortaleza de knossos, y al que se le echaba mancebos y doncellas como alimentos.

Por lo que respecta a los impuestos internacionales en la antigüedad, Porras y López expone: “Los pueblos antiguos, en sus relaciones internacionales consideraron a los impuestos como signos de sujeción y de dominio de los pueblos vencedores sobre los vencidos, El Imperio Romano se manifestó en sus colonias precisamente por los pesados tributos que debían pagar a Roma”.

Los “parias”, consistían en los tributos que pagaban príncipes y grandes dignatarios a otros reyes y poderosos, reconociendo así su inferioridad.

Los grandes reyes babilónicos y asirios, rara vez olvidaban, tras victoriosas campañas militares, levantar monumentos en los que quedaba fija en inscripciones que los vencidos debían pagar los tributos y prestaciones.

El hecho de los que gozaban del derecho de ciudadanía romana en el gran imperio, durante muchos años gozaban de la dicha de no pagar tributos, se debía a algo semejante: los pueblos subyugados, pagaban por ellos.

Se nombraban arrendatarios, quienes de seguro tenían que pagar anualmente grandes sumas: lo que con la ayuda del ejército se procuraban luego, era para ellos. La explotación carecía de ejemplo, y los arrendadores yb recaudadores de impuestos eran tan odiados y despreciados como más tarde, en la Edad Media, lo eran los verdugos y atormentadores.

De Jesucristo se narra, como acto de amor especial al prójimo, el que hasta llegara a sentarse con ellos a la misma mesa. Augusto decretó un impuesto sobre los negocios globales del uno por ciento, llamado “centésima”, del que aún hoy da fe una moneda. Vespeciano, dirigiéndose a su hijo Tito, quien le echaba en cara cobrar impuestos incluso de los unrinarios públicos, le alargo una moneda de oro y le preguntó si olía.

En la antigüedad varias personalidades célebres, también tuvieron que ver con los impuestos o al menos legaron frases enjundiosas sobre ellos, incluso personas de las que menos se esperaba. Confucio, por ejemplo, fue el año 532 a. C., inspector de hacienda del príncipe Dschau en el Estado de Lu; Lao-Tse, el otro gran oráculo de la antigua China, afirmaba que el pueblo no se puede dirigir bien, por la sencilla razón de que es oprimido por excesivas cargas.

A los soberanos aztecas del antiguo México no sólo se les debían entregar cigarros , bolas de caucho para los juegos sagrados de la pelota, águilas, serpientes como alimento de las reales pajareras, sino también anualmente, cierto número de mancebos , a los que—naturalmente por motivos religiosos—señales arrancaba solemnemente el corazón . Según los Códices, el rey de Azcatpotzalco pidió a los aztecas que además de las balsas sembradas de flores y frutos que llevaban como tributo, en adelante deberían de entregarle una garza y un pato echado sobre sus huevos, de modo que al recibirlos estuvieran picando

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