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Antecedentes Históricos De La Literatura Ecuatoriana


Enviado por   •  28 de Junio de 2014  •  2.328 Palabras (10 Páginas)  •  387 Visitas

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Adriana Chacón. 7mo Semestre Lenguaje y Literatura. “A”

Literatura Ecuatoriana II. Mayo 19, 2014.

Antecedes Históricos de la Literatura Contemporánea Ecuatoriana.

El cambio y el desarrollo se dan conforme la sociedad evoluciona y es así como en la literatura conforme la sociedad y sus preocupaciones, necesidades cambian, también los movimientos y grupos literarios que surgen sufren cierta transformación en la temática que trataran, esto se produce tanto en Guayaquil en primera instancia y luego en Quito; comenzando con la Generación de los 30 quienes produjeron “Los que se van” los integrantes de este gripo plasman también de cierta forma el Realismo Mágico y lo Real Maravillosos pero ya Luis A Martínez, plasmaban en sus obras el realismo social que era fundamentalmente de denuncia y agitaciones, y entre cuyas novelas representativas podemos recordar la muy famosa “Huasipungo”, de Jorge Icaza, o “Los Sangurimas”, de José de la Cuadra, el mismo Pablo Palacios, Joaquín Gallegos Lara con su Novela “Cruces Sobre el agua” surgía ya una nueva izquierda que se engendraba en grupo de jóvenes universitarios, en los que la influencia de la revolución cubana, cuyos propósitos es anexarse al proyecto social ecuatoriano. . En los 60 el ecuador sufría un proceso de urbanización y el contexto histórico influían el los jóvenes escritores que también se veían impactados por el Boom Latinoamericano por lo tanto la influencia izquierdista que marcaron escritores como Neruda y Vallejo produjo en el ecuador grupos como “Caminos” y “La bufanda del Sol”. Ya para el 75 y 80 aparecen en la letras ecuatorianas personajes como Iván Egüez, Jorge Dávila, Fernando Tinajero en los que se marca el realismo mágico, real maravilloso, el barroco, el monologo interior, promueven técnicas literarias poco conocidas con la directa influencia de García Márquez, Cortázar, Asturias; también, se menciona a Jorge Enrique Adoum y Miguel Donoso Pareja. En Guayaquil se produce al igual que en quito “Sicoseo” en el cual se involucraba en la temática del espíritu popular, las festividades callejeras las formas musicales, las jergas, argóticas, poéticas. En este grupo guayaquileño sobresalen Fernando Nieto Cadena, Jorge Velazco Mackenzie y Hugo Salazar Tamariz. Volvemos a la ciudad capital después que los integrantes de “Sicoseo” habían desaparecido de la escena literaria ecuatoriana, surge la revista “tientos y diferencias” quien paso sin dar nada que sea necesario mencionar; y el programa de “Talleres Literarios” en donde se discuten los textos producidos por los propios integrantes mas no los problemas del pueblo.

El realismo social sufre un cambio y se convierte en un realismo social mucho más profundo más complejo lo cual se refleja en las producciones de diferentes autores; sin embargo sigue omnipresentes los viejos problemas del mundo andino: marginación, fractura profunda entre la sociedad blanco-mestiza y la indígena, fragmentación de los diversos estamentos sociales. Debido a todo esto la literatura contemporánea plasma esta fragmentación en la cual se pretende reconstruir el espacio imaginario de la narración, hacer una narración más connotativa, en todos los aspectos y etapas que hemos ido mencionando veremos cómo se va cambian del realismo social a una visión mucho más amplia dejando de lado en ciertas ocasiones el problema del pueblo. Una literatura interesada más en acentos propios, más interesada en sondear la angustia y los comportamientos de personajes reales e imaginarios, inmersos en una realidad singular, de transición y de contratación: india y mestiza, occidental y sincrética, tropical y andina, arcana a veces, encerrada en sí misma, y, a la vez, expuesta a los procesos de transculturación propios de la “aldea global” finisecular. Así podemos mencionar autores como Carlos Béjar Portilla (1938) el cual ha incursionado en las más variadas vertientes y técnicas, desde la ciencia ficción al minimalismo, del relato de mar a la introspección psicológica, y en el cual lo cotidiano se revela de pronto en su faz más monstruosa y sorprendente; otro que incursiona en algo parecido es Raúl Pérez Torres (1941) transponiendo al texto narrativo el habla cotidiana y coloquial, Marco Antonio Rodríguez (1941) utiliza también lo coloquial y lo popular para ahondar en una sociedad despiadada, deshumanizada por el consumismo, la ajenidad, y en cuyo seno los seres humanos no logran su autenticidad y plenitud. Juan Valdano (1939), autor de novelas en las que reconstruye el pasado histórico del Ecuador, como por ejemplo, “Mientras llega el día”. Carlos Carrión (1944), como los anteriores, transpone, o mejor dicho, reelabora lo coloquial y lo cotidiano en textos crecientemente marcados por una

Búsqueda de ruptura con la institucionalidad. Iván Egüez (1944) es un autor que utiliza los recursos dela picaresca, el humor, el desenfado, para vertebrar una crítica incisiva y corrosiva de la sociedad, en particular de lo oficial que caricaturiza y fustiga. Francisco Proaño Arandi (1944)*, constructor de atmósferas envolventes, donde el personaje y la situación son diseccionados hasta las últimas consecuencias, en una exploración en profundidad de la ciudad y de la clase media. Abdón Ubidia (1944), es un buceador del a ciudad, en este caso, Quito: como dice de él el crítico y también realista Raúl Vallejo: “introduce a la ciudad como un personaje que determina a los individuos que la habitan, que los transforma en sus relaciones interpersonales, que los ubica en un tiempo y en un espacio donde todo está en duda”.

Alejandro Moreno (1944), transmite una visión en profundidad, histórica, sociológica y poética del Ecuador andino en un momento crucial. Javier Vásconez (1946). Ha hecho del traspaso de la ciudad (Quito, indudablemente), de su pasado aristocrático y decadente a la actualidad de enajenación e inautenticidad. Jorge Dávila Vásquez (1947), explora el mundo de la ciudad provinciana, con sus personajes emblemáticos y su código de comportamientos. Huilo Ruales Hualca (1947), dueño de un lenguaje acusadamente experimental como imágenes provocadoras, rupturas sintácticas, irreverente y elíptico, es, asimismo, un explorador de la ciudad. Javier Ponce Cevallos (1948), poeta y novelista, ha explorado posibilidades precolombinas y coloniales, transponiéndolas en textos rigurosamente contemporáneos. Jorge Velasco Mackenzie (1949). Sus temas y personajes brotan del mundo urbano y febril de un puerto como es Guayaquil, ciudad laberíntica y trepidante, y de un subproletariado marcado por las desigualdades, la desesperanza, la marginación y la violencia., del que extrae, reelaborándolo en el texto narrativo. Eliécer Cárdenas (1950). Recurriendo a las técnicas más arriesgadas de la novelística contemporánea,

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