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Antonio Nariño


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2011  •  7.303 Palabras (30 Páginas)  •  740 Visitas

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Hacia una filosofía política de la liberación: Genealogías de la emancipación en los escritos periodísticos de Antonio Nariño

Sergio Angel Baquero

Universidad Antonio Nariño

Tema: Pensamiento filosófico, literario y estético latinoamericano

Resumen:

Para Enrique Dussel el proyecto mundial de liberación debe tomar como punto de partida la deconstrucción del mito de la modernidad. Por esta razón se debe dejar a un lado el proyecto de realización habermasiano y se debe emprender un camino hacia la transmodernidad. Pero uno de los rasgos distintivos de esta transmodernidad es precisamente reconocer que la modernidad no se inaugura con la ilustración sino con el descubrimiento de América. De manera que un proyecto político de liberación debe tomar como punto de partida el descubrimiento y no la ilustración, pues no se parte de la emancipación de la inmadurez, sino de la dominación. Así que, el presente artículo se propone indagar por el pensamiento político de Antonio Nariño desde sus artículos periodísticos, buscando determinar si reivindicaciones como la libertad de imprenta o la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano pueden subsumirse en este proyecto de liberación.

Abstract:

For Enrique Dussel, the starting point of the worldwide liberation project must be the deconstruction of the myth of modernity. That’s the reason why the habermasian project of realization must be left behind and the road of the transmodernity should be taken instead. But precisely, one of the hallmarks of this transmodernity is recognizing that modernity doesn’t begin with enlightenment but with the discovery of America. So, to begin, a political project of liberation must take the discovery and no the enlightenment as it is not part of the emancipation of immaturity but of domination. This article pretends to enquiry about the political thought of Antonio Nariño from his newspaper articles, seeking to determine if claims as liberty of printing or the Declaration of the Rights of Man and of the Citizen can be subsumed in this liberation project.

“Le parece a un señor escandaloso el titulo de Insurgente en una república, en un país, en un continente en donde todos lo somos y hemos hecho de él un titulo glorioso”.

El Insurgente, Antonio Nariño

Introducción

Con estas palabras explicaba Nariño el epígrafe de su periódico El Insurgente (1822), en donde ponía de manifiesto que mas allá de rechazar la opresión y la tiranía de los españoles, era preciso levantarse frente a cualquier forma de arbitrariedad. Razón por la cual, en su primer número, siguiendo a Carlos Restrepo, se sostenía que “después de haber derrocado la dominación peninsular no era posible deponer el hacha al pie del árbol que se había derribado, sino que era indispensable arrancar de cuajo las profundas raíces que había echado aquella dominación en tantos años como había durado” (Restrepo, 1960, pág. 114). No hay que olvidar que Nariño consideraba arbitrario y colonial el gobierno de Santander, pues a su juicio daba continuidad a las prácticas virreinales.

Pero El Insurgente no fue la única publicación periódica que Nariño divulgo, unos años antes de la república después de su cautiverio en Cartagena vería la luz el semanario La Bagatela (1812) en donde su autor confrontaría el gobierno de Jorge Tadeo Lozano, defendería la forma centralista de organización del estado y discutiría sobre diferentes asuntos de carácter político. Pero Nariño no en vano puede ser llamado el precursor del periodismo político en Colombia, pues hasta el final de su vida defendió los ideales que lo encarnaron, confrontando públicamente a sus contradictores. Los últimos esfuerzos periodísticos estuvieron orientados a contestar las agresiones provenientes de El Patriota (1823) a través de una hoja periodística –en tres volúmenes- titulada Los Toros de Fucha (1823) que en forma satírica respondió a las afrentas del Vicepresidente Santander (Miramon, 1973 & Restrepo, 1960).

Sin embargo, a pesar de que la obra periodística de Nariño es prolífica, es de anotar que el único periódico del que se produjeron varios números fue La Bagatela. Ciertamente los puntillazos contra el régimen no siempre necesitaron de numerarias publicaciones, pues en Los Toros de Fucha, por ejemplo, tres números bastaron para soslayar el diferendo:

De modo que lo que V. me propone es que calle, y lo deje hablar solo; y yo lo debiera hacer como cuando oímos hablar a un loro; pero me parece más justo que callemos entrambos. Por mi parte no hay rodeos, ni pujidos: no me toque V. ni directa, ni más directamente y hable de federación o centralismo, de sus virtudes o meritos, de su patriotismo o su patriota, o de lo que le diere la gana que yo no volveré a despegar mis labios. No es armisticio el que propongo y deseo, sino paz eterna para V. para mí y para toda la República (Nariño, 1823).

Para autores como Alberto Miramon no es clara la razón por la que Nariño decide poner fin a su última campaña periodística, bien podría ser por cansancio, aunque también podría ser por hastió, o simplemente por presentimiento del fin cercano –la cercanía de la muerte- (Miramon, 1973). Lo cierto es que más allá de la sistematicidad de sus obras, en pocos o en muchos números, sus periódicos rechazaron las arbitrariedades, viniesen de quien viniesen. La Bagatela, sin embargo, por ser el proyecto periodístico de mayor envergadura deja en evidencia convicciones políticas difíciles de rastrear en las otras publicaciones, pues allí, por ejemplo, Nariño se burla “de quienes pensaban que recogiendo los mejores preceptos constitucionales de otros países podría llegarse a formar una ideal carta fundamental” (Restrepo, 1960). En otras palabras, se deja en evidencia que el prócer no traslapa acríticamente los avatares del pensamiento continental, sino que por el contrario cree en la necesidad de tomar en consideración las condiciones de la nación para atender a las disposiciones normativas que han de regir al pueblo.

En este sentido, teniendo en cuenta lo anterior, el presente artículo tendrá por objeto demostrar que las líneas periodísticas de Antonio Nariño no inauguran una modernidad periférica, sino que por el contrario instauran un pensamiento reaccionario frente a las formas arbitrarias de dominación inauguradas con la conquista de América. De manera que, su obra no debe ser comprendida como un canon de la modernidad traslapada, sino como un engranaje dentro del gran proyecto de una “filosofía política de la liberación”. De este modo, con el fin de demostrar la hipótesis, a continuación se atenderá, en primer lugar, a la distinción que Enrique Dussel hace entre una modernidad eurocentrica y una modernidad-alteridad;

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