Apel en el diálogo Norte-Sur
Enviado por ghostdarck12 • 23 de Mayo de 2015 • Informe • 453 Palabras (2 Páginas) • 159 Visitas
El solo "hecho" de que hayan reaccionado ante mis preguntas, de una
manera crítica, Karl-Otto Apel -oralmente en marzo de 1991 en México,
y posteriormente por escrito2
- y Paul Ricoeur3
, en programas de diálogo
filosófico Norte-Sur, significa ya una novedad desconocida hasta el
presente. Ambos son, por mi parte, dos muy apreciables colegas, y el
haber aceptado el diálogo los coloca para siempre como pioneros en este
tipo de fecundos intercambios filosóficos. La respuesta de Ricoeur fue
una improvisada reacción ante un trabajo (escrito en castellano y leído en
francés) donde yo exponía algunos puntos en torno a los cuales el
diálogo era posible4
. La de Apel, en cambio, era fruto de un diálogo
iniciado en noviembre de 19895
, continuado en México en 19916
, y que
siguió en agosto de 1993 en Moscú (en el XIX Congreso Mundial de
Filosofía), y en septiembre del mismo año en Sâo Leopoldo (Brasil). Es
decir, el texto de Apel, primera parte de un trabajo más extenso, es fruto
de una reflexión especifica, de un hacerse cargo de una problemática
nueva para el filósofo de Frankfurt -lo que manifiesta su "apertura" y
capacidad creativa-. El "Norte" no ha prestado ninguna atención a las
Filosofías del "Sur", cuando parten de su propia problemática, de su
propia realidad, y en esto Apel se adelanta a toda su época. El "excluído"
de la comunidad de comunicación filosófica hegemónica es sensible a
estos "gestos" de reconocimiento, esencial para la constitución de una
"nueva edad" filosófica que se avecina.
Ambos textos, los de Apel y Ricoeur, se encuentran dentro del
ambiente de una cierta euforia del "Norte" ante la derrota estrepitosa del
socialismo real del "Este"7
. Ambos textos pretenden "enseñarnos" a los
del "Sur" que no repitamos errores político-económicos ya superados
por la historia europea como irrealizables. Pareciera entonces que yo me
situaría como un poco fuera "del buen tono filosófico" imperante, al
volver a cuestiones ya "superadas", anacrónicas. Ambos autores, sin
73 embargo, deberán ir acostumbrándose a que nuestras "razones" no parten
de hechos que pudieron ser factores de fracaso en el "Este", sino en
"razones" que tienen ya cinco siglos y se han originado en el "Sur" -pero
los filósofos europeos o norteamericanos no están habituados a
"escuchar" esas razones fuera de su horizonte problemático-. Esto
sugiere el provecho de una tal "provocación" -como
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