Apologia del economista

El artículo titulado “Apología del economista” y pertenece al libro “Teoría y realidad económica” escrito por el economista inglés Arthur Cecil Pigou. Vivió entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Fue profesor en la Universidad de Cambridge. Defendió las ideas de Marshall. Destaca por su mayor aportación, la teoría del bienestar, basada en las mediciones de la renta nacional y su distribución y en la necesidad de cierta intervención estatal en la distribución de los ingresos, mediante subsidios e impuestos para corregir los fallos de mercado e internalizar las externalidades. En este texto Pigou trata de dar importancia a la economía, sobre todo dentro del campo de las ciencias y de la investigación. Trata de conseguir el reconocimiento que debe tener y define la función de un economista.

En primer lugar cree que la economía no es una ciencia como tantas otras, debido a que no es tan compleja y tan aparatosa como las demás, sino que es más entretenida y divertida, se trata de una cuestión más de lógica. Pese a ello tiene la misma importancia que el resto de ciencias pero su trascendencia en la sociedad es mucho más limitada. Le abruma que la economía no tenga el mismo reconocimiento que las demás ciencias, son iguales, y tiene que ser respetada también. No todo el mundo puede ser economista, sin adquirir unos conocimientos previos.

En segundo lugar defiende que la economía es una ciencia práctica, menos técnica que las demás. Tiene una mayor utilidad y por lo tanto da más resultados que el resto de ciencias, con consecuencias económicas, políticas y sociales. Suelen dar beneficios positivos. Se centran mayormente en los problemas del momento, porque es la mayor preocupación que tienen las personas y en lo que piensan la mayor parte del tiempo, necesitan de una solución para desarrollarse económicamente y esta solución debe de ser inmediata.

En tercer lugar, critica que los políticos utilicen la economía como un medio para atacar a otro partido político. No esfuerzan en conseguir una teoría económica y en medidas que den resultados y solucionen los problemas. Esto no favorece para nada la labor y la figura de los economistas, ya que los políticos proponen unos objetivos económicos muy difíciles de alcanzar, por el mero hecho de mejorar sus propios resultados o de otros partidos. Al no cumplirse estas expectativas, la culpa y la crítica de la sociedad caen sobre los economistas.

En cuarto lugar, la economía está presente en el día a día de cada individuo. Todos debemos de tener un conocimiento básico de la economía, para que sepan las medidas que toman frente a los consumidores, no les engañen y les intenten contentar. Para ello, tratan de penetrar en el pensamiento de cada individuo y adoctrinar un pensamiento que influya en la sociedad. Otro aspecto es que los jóvenes economistas no deben apresurarse en el salto a la política o de realizar su propia teoría económica, porque esto tiene muchas desventajas. Antes tienen que adquirir una serie de conocimientos que se consiguen mediante la experiencia, con un trabajo de investigación y de estudio.

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