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Aportes De Solon A La Democracia Ateniense


Enviado por   •  16 de Abril de 2014  •  1.859 Palabras (8 Páginas)  •  900 Visitas

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solon: Como arconte obtuvo poderes para introducir leyes y promover reformas constitucionales de largo alcance. Entre ellas la remoción de la esclavitud por deudas, la liberación de hipotecas que gravaban las tierras, la cancelación del sistema de los hectémoroi (arrendatarios de la sexta parte, que debían entregar un sexto a sus patrones); introdujo los tribunales populares; estableció un nuevo censo, con cuatro clases, distinguidas por sus ingresos económicos; favoreció el comercio y la artesanía, etc… En una época de dura crisis social, en la época en que Atenas, centro de una región agrícola pobre, empieza a convertirse en una ciudad donde unos se enriquecen con el comercio y donde los artesanos tienen ya un peso específico, las reformas de Solón abren la vía hacia una concordia entre los sectores de población enfrentados, mediante una legislación escrita y un talante claramente conciliador. Las reformas sociales de Solón no satisficieron a los sectores más extremistas del demos ni a los aristócratas y nobles. Aunque alivió las cargas de los más pobres y salvó de la esclavitud por deudas a muchos, no otorgó ningún reparto de tierras, como querían los más desposeídos. Y los nobles, que vieron perderse definitivamente algunas de sus prerrogativas y mermar los réditos de sus préstamos, se sintieron traicionados por un miembro procedente de sus filas. Solón no quiso hacerse con la tiranía, celoso de su imparcialidad. Emprendió viajes, no sólo para conocer mundo y seguir aprendiendo, sino también para relajarse del ambiente tenso de Atenas. Logró evitar la guerra civil, y ordenó para mucho tiempo las funciones del Estado. Fue el tirano Pisístrato quien, poco después, impulsó, un tanto paradójicamente, el régimen hacia una mayor democratización, favoreciendo los intereses populares y golpeando a los nobles de nuevo. Solón favoreció a los miembros de la clase media, a los que militaban como hoplitas, a los que, como él mismo, querían una ciudad estable y próspera. Solón insiste en los dos puntales de su actuación política: respeto a la justicia y rechazo de los extremos y los abusos… Una línea ética que premia la sophrosine y detesta la hybris, castigada a la corta o a la larga. Entre los bandos de los oligarcas feroces y los demócratas exacerbados se interpone Solón. Los poetas fueron para los antiguos griegos los educadores del pueblo. Sus enseñanzas poéticas tenían un valor cívico. Solón es un claro ejemplo de esa función política de la poesía. A las Musas no les pide, como Homero y Hesíodo, el recuerdo de un glorioso pasado, sino el éxito para la ciudad y para sí mismo, como servidor de la Díke. Solón fue legislador y poeta, e introdujo sus reformas en la constitución ateniense siendo arconte en 594-593 a C. Rehusó la tentación de la tiranía y se presentó como un auténtico mediador entre las facciones enfrentadas en una lucha económica que amenazaba escindir a la ciudad. De un lado estaban los ricos propietarios, a los que el hartazgo de riquezas llevaba a la desmesura, de otro muchos ciudadanos pobres, empujados por sus deudas a la esclavitud y al destierro. Entre unos y otros se alza la figura del legislador que ofrece un camino para la eunomía buscando un medio justo para contener las ambiciones de los unos y las ansias revolucionarias de los otros. Las reformas de Solón tienen un espíritu muy claro: aliviar la situación desesperada de los más pobres, contener el ánimo de revancha del demos y ofrecer a los más poderosos y a los más numerosos un puesto en el gobierno equilibrado de la polis. De un lado, Solón prohíbe la esclavitud por deudas y restituye a los campesinos endeudados de por vida sus tierras (mediante la seisáchteia o “remoción de cargas”), acaba con la dura presión sobre los hectémoroi (condenados a pagar un sexto o cinco sextas partes de su cosecha al señor de las tierras que ellos cultivan), da una amnistía para el regreso de los exiliados y ofrece un marco legal claro para las reclamaciones de los maltratados por un poderoso, que pueden presentar sus demandas ante un tribunal popular, en caso de agravia o injuria. Pero a la vez distribuye la población en cuatro clases censitarias, según los ingresos y no según los orígenes nobles o plebeyos de los ciudadanos. Las altas magistraturas quedan reservadas a las dos primeras clases; los zeugitai son soldados hoplitas que pueden costearse su armamento; los thetes, ciudadanos que viven a jornal, de sus manos o de un pequeño campo, forman la infantería ligera o militan en la marina de guerra. Los hippeîs son, como siempre, la caballería. Pero lo mismo que en el ejército cada clase tiene asignado su lugar, así en las magistraturas y cargos de la ciudad se busca un acuerdo: los de las clases adineradas conservan privilegios y puestos de mando, pero el demos no está desprotegido ante los abusos de los más poderosos. Solón ha liberado a los más pobres y les ha devuelto su dignidad y unos medios de vida; por otro lado, ha distinguido, dentro de los ciudadanos nobles, a quienes son los más ricos (pentacosiomédimnoi –novedad destacada de su censo-) de los otros ricos (de menor poderío económico), fundando el censo no en la nobleza de sangre o en alianzas familiares, sino en la economía. El consejo del Areópago, formado por miembros de la aristocracia, mantuvo su prestigio y su poder; pero la asamblea del demos, la ecclesía, contrabalanceaba su peso para las graves decisiones, aunque atendiendo a las propuestas de un Consejo de los cuatrocientos. En sus leyes, Solón intentó contentar a unos y otros. No lo logró del todo, pues tanto los aristócratas

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