Apuntes O'donnell
Enviado por BaarbiPeerez • 2 de Junio de 2016 • Resumen • 1.320 Palabras (6 Páginas) • 191 Visitas
APUNTES DE LAS CLASES PRÁCTICAS
Guillermo O’Donnell
En este texto se conjugan los principales conceptos vistos en los anteriores, tales como capitalismo, clase social, dominación, Estado. Se trata de un texto complejo, cargado de contenido, del cual trataremos de desglosar lo esencial.
Pretende plantear diversos elementos necesarios para definir en forma teórica, un Estado capitalista
Sociedad y Estado
El autor parte de la idea de que entre estos dos sujetos existe una relación de desigualdad y de dominación, entendida como “la capacidad de imponer la voluntad sobre otros”. El Estado puede dominar a la sociedad porque tiene el control de los medios de coerción, a través de ciertos recursos:
- Control de los medios de coerción física
- Control de los recursos económicos
- Control de los recursos de información científico-tecnológicos
- Control ideológico
Este último es el mas fuerte, dado que consiste en mantener a la sociedad convencida de que la dominación del estado es justa y natural, implica el consentimiento. Cuando es necesario usar el primero los recursos, es que la dominación no es tan estable y la sociedad se rebela de alguna manera.
El acceso a estos recursos de coerción está dado por la clase social, algunos pueden hacer uso de ellos, otras clases son las que están sujetas a la dominación consecuente. Esto sucede porque el autor se refiere a un estado capitalista, en el cual la relación desigual que lo sostiene es la relación entre capitalista y trabajador, también asimétrica.
El Estado y su control ideológico encubren la relación de explotación, de extracción de plusvalía, lo transforman en algo natural y normal. Por eso, en cada relación de dos partes que establezcan un contrato, por ejemplo de trabajo, siempre el Estado está detrás, como garantía de que se cumpla, ya que para hacer cumplir cuenta con sus recursos de coerción.
“La garantía que presta el Estado a ciertas relaciones sociales, incluso relaciones de producción, que son el corazón de la sociedad capitalista y de su contradictoria articulación de clases sociales, no es una garantía externa ni a posteriori de dicha relación. Es parte intrínseca y constitutiva de la misma (…)” (Pág. 204)
Es en el modo de producción capitalista, donde por primera vez se separan quienes controlan la coerción económica, de quienes controlan los demás recursos de coerción nombrados anteriormente. El capitalista tiene el exclusivo control de la explotación económica, pero aparece un tercer sujeto que media entre el capitalista y el trabajador: las instituciones estatales, las que garantizan las relaciones de dominación. Pero esto no quiere decir que se ponga a favor del capitalista, sino que el Estado actúa como garante de la relación social desigual de explotación, no de los sujetos sociales que la conforman. El Estado se asegura de que ambos sujetos (capitalista y trabajador) funcionen cada uno en su lugar, que las clases sociales se mantengan en ese orden, de este modo se reproduce en el tiempo la relación de explotación.
Sin embargo, la legislación en la que se basa el estado capitalista es el derecho moderno, el cual nació y se expandió junto con el capitalismo. Por eso, aunque el derecho afirme que tanto capitalistas como trabajadores son libres e iguales ante la ley, que ambos tienen los mismos derechos civiles y políticos, y que pueden vincularse libremente entre sí en cuestiones económicas, en el fondo esta ley está legitimando la dominación de uno sobre el otro.
Las instituciones del Estado aparecen en la sociedad como “externas” no corresponden a ninguna clase social y se ocupan de poner un “límite negativo” a quienes no cumplan con las normas establecidas, a través de sus medios de coerción. También se ocupan de acondicionar el contexto social, invirtiendo para lograr las condiciones sociales necesarias en cuanto a educación, salud, obras públicas, etc. A la vez, el poder real que tienen estas instituciones es externo a ellas, porque les viene de las relaciones capitalistas de producción, al ser garantía de estas.
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