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Archigram. Panorama de la arquitectura en los años sesenta


Enviado por   •  1 de Marzo de 2020  •  Síntesis  •  2.543 Palabras (11 Páginas)  •  222 Visitas

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Archigram

        Panorama de la arquitectura en los años sesenta.

El grupo Archigram  forma parte de las vanguardias arquitectónicas inglesas de la década del sesenta.

La década del sesenta marcó un período de crisis en el Movimiento Moderno. Se estaba produciendo el fin de la ortodoxia racionalista. Comenzaban a surgir una gran variedad de posiciones que planteaban alternativas metodológicas, como la crítica tipológica, la arquitectura como lenguaje comunicativo, y las propuestas hipertecnológicas que querían llevar al máximo las ideas de las vanguardias, como es el caso de Archigram.

En los países industrialmente más avanzados (Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos y Japón) estallaron durante los sesenta tendencias arquitectónicas que planteaban una recuperación del espíritu pionero y optimistamente tecnológico de las vanguardias de principios de siglo. En este aspecto el grupo Archigram es característico de la Moderidad, ya que muestra una fe absoluta en el hombre y en el progreso y en la razón. Otro aspecto que lo identifica con la Modernidad, al igual que otras vanguardias, es su carácter utópico; sus proyectos muchas veces son irrealizables o son sólo idealizaciones de soluciones parciales.

Este optimismo y confianza se sustentaban en las posibilidades tecnológicas, en la prosperidad, el desarrollo y el crecimiento en los países capitalistas.

Los avances tecnológicos.

Las posibilidades de cálculo, proyección y producción habían cambiado. Había avances tecnológicos como calibradores electrónicos, modelos aeroelásticos, túneles de viento y otros instrumentos que permitían avanzar en la experimentación de estructuras. Se disponía de nuevos materiales derivados del metal y del plástico. Todos estos avances tecnológicos modificaron las formas arquitectónicas. Debemos tener en cuenta, además, que las ciudades de los países más desarrollados ofrecían una gran variedad de servicios a sus habitantes como eran los mecanismos de climatización, energía, iluminación, seguridad, informatización, etc., especialmente en los edificios de oficinas. Techos y suelos debían albergar un nuevo universo mecánico.

Esta arquitectura más sofisticada, costosa y de alarde perfeccionista en las juntas de los materiales se fue convirtiendo en símbolo del poder económico de los países más desarrollados.

El grupo Archigram y la revista.

El optimismo tecnológico generó propuestas más pragmáticas y otras más fantasiosas como las del grupo Archigram.

Constituido en 1960, estaba formado por los integrantes de dos despachos de arquitectura: por un lado Peter Cook, Dennis Crompton y Warren Chalk  y, por otro, David Greene, Ron Herron y Michael Webb. 

El grupo editó, desde 1961 a 1970, una revista cuyo nombre fue justamente Archigram y que les sirvió para divulgar las imágenes de sus radicales proyectos tecnológicos basados en nuevas formas especulativas y experimentales de estructuras metálicas. Fue además un medio para atacar y activar a los conservadores y circunspectos.

Sus propuestas.

Las propuestas del grupo Archigram partían de una posición neofuncionalista que exploraba el desarrollo hedonista de las fantasías tecnológicas.

Estos arquitectos se basaban especialmente en dos principios: uno de ellos era la confianza en la existencia de una racionalidad intrínseca en la tecnología y la ciencia, que planteaba la idea de un progreso ilimitado capaz de resolver todos los problemas sociales y el otro era la confianza en que los nuevos materiales y tecnologías permitirían superar los condicionantes de la arquitectura tradicional.

En el plano teórico trasladaron los ideales pop al terreno de la arquitectura. El arte pop glorificaba, al igual que Archigram, el caos de la gran ciudad, la estética de los anuncios y de las gasolinerías, etc.

El grupo Archigram se vió influido también por los proyectos del Independent Group de los años ’50, y coincidió con muchos de los aspectos de los que éste grupo estaba a favor: el futurismo, la cultura del consumidor, la cibernética, la ciencia ficción, el automóvil, la publicidad, el cine, la interdisciplinaridad, etc. Se interesaban por las formas artísticas masivas como el comic y la historieta y rechazaban el estilo individual e histórico.

Una crítica que se le hace a esta tendencia es que se originó a partir de una imitación superficial y epidérmica, en una especie de mimética del mundo de la ciencia y la tecnología, y no a través de una rigurosa interpretación de las leyes de la ingeniería y de un verdadero conocimiento científico y experimental de las posibilidades de las nuevas tecnologías.

Su concepción de la arquitectura.

Uno de los retos más importantes de Archigram y los arquitectos tecnológicos fue el que planteaba que la arquitectura debía salir del reducto artístico, artesanal e histórico para entrar en el mundo de la industria, debía producirse como cualquier otro objeto de consumo, debía ser un producto industrial más.         Proponían la creación de prefabricados tridimensionales que pudieran integrarse a la fabricación en serie. Warren Chalk, en un escrito suyo, titulado “La arquitectura como producto del consumidor.”(1967), planteaba la necesidad de una arquitectura desechable, intercambiable y producible como cualquier objeto de consumo: “un producto más apto para el consumidor debe ofrecer algo mejor y distinto que la vivienda tradicional; debe estar íntimamente relacionada con el diseño de coches y neveras y en directa competencia con la tradición…En ésta, la segunda mitad del siglo XX, los viejos ídolos se están derrumbando, los viejos preceptos resultan extrañamente irrelevantes y los viejos dogmas han perdido validez. Buscamos una idea, un nuevo idioma vernáculo, algo que nos aproxime alas cápsulas espaciales, a los ordenadores y a los envases desechables de esta era atómico-electrónica”.

Sus proyectos.

Las ideas de Archigram quedaron plasmadas principalmente en los proyectos de ciudades y viviendas. Luego de la segunda guerra mundial, Inglaterra se había abocado especialmente al diseño y planificación de ciudades, sobre todo para lograr descongestionar Londres, por lo que era un tema muy recurrente.

Uno de estos proyectos de ciudad fue el elaborado por Ron Herron en 1964, la “Walking City” (ciudad ambulante o ciudad en movimiento) que consistía en enormes ciudades con pies telescópicos que se retraían para permitir que estas ciudades se deslizaran, teóricamente,  sobre un colchón de aire por el agua. Los dibujos de estas ciudades avanzando sobre el agua hacia Manhattan serían las imágenes más contundentes de estas ambiciosas y optimistas propuestas tecnológicas.

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