Arquitectura Vernácula.
Enviado por divinesakiro • 4 de Septiembre de 2016 • Documentos de Investigación • 3.265 Palabras (14 Páginas) • 437 Visitas
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Universidad Autónoma Metropolitana
Azcapotzalco
Teoría e Historia de la Arquitectura 3
Profesor: Jorge Pablo Jose Signoret Edward
Alumno: Alfonso Montes Rojas
Tema: Arquitectura Vernácula
INTRODUCCION
De las actividades básicas humanas nacen las actividades cotidianas y con esto la realización de formas particulares de reproducir tales actividades, así la arquitectura vernácula es un reflejo de las características sociales, culturales y espirituales de los pueblos, cada uno en su realidad nacida de la antigüedad y fraguada con pasar del tiempo.
Históricamente la arquitectura vernácula, como herencia de generación en generación responde a una necesidad de habitar, desarrollada a partir de gente que no cuenta con los estudios para crearla, pero si con las aptitudes para entender a su medio y corresponderle de una manera encantadora.
Arquitectura vernácula, empírica por consecuencia, valiéndose de materiales e instrumentos que el medio le proporciona en estado natural y acoplándose al medio donde se asienta respondiendo a las necesidades de un pueblo, reflejando una plástica única y estética por naturaleza.
Se vuelve interesante la manera en como se ha ido desplegando este tipo de arquitectura, de una manera de instinto mas que un trabajo intelectual.
Un instinto de protección y resguardo que hasta la fecha traemos en el inconciente.
En donde las necesidades del habitar surgen a partir de la búsqueda de la protección ante nuestros depredadores naturales, al final solo somos animales, instintivos, evolutivos, concientes, e inconcientes en la actualidad.
La evolución de las sociedades también esta íntimamente ligada con su arquitectura, una cultura puede ser leída y comprendida en muchos de sus aspectos a través de las paginas de su arquitectura, de su conformación urbana, su progreso evolutivo de técnicas y formas de solución constructiva.
Me llama la atención como se le responde a las extremidades del clima y como cada clima contesta con formas únicas, que no solo implica un a connotación plástica si no funcional en todos los casos, que en muchas ocasiones es lo mas complicado lograr.
Sorprende ver como en ese tiempo se responde respetando a la naturaleza, cosa que en la actualidad se ha ido perdiendo.
No obstante, en la actualidad, se tienden a complacer otras actividades y necesidades que en su tiempo no existían
Sin embargo en pocas ocasiones se percibe la conciencia y entrega con lo que proyecta la gente que crea estos nuevos espacios, que se proponen corresponderle al tiempo, lugar, clima, cultura, etc. donde se asienten.
La topología desde la cual se ha contemplado la arquitectura vernácula, desarrolla conceptos banales y mal entendidos que tan sólo miran la superficie de un fenómeno complejo.
Por otro lado, los mismos habitantes del mundo rural, si bien se encuentran unidos a la tierra a la que pertenecen, tienen como referencia patrones urbanos, y a ellos acuden inevitablemente a la hora de proponer evoluciones en el hábitat.
El panorama que se presenta en cualquier caso, es el de descrédito de unos modos de habitar seculares, que no tienen cabida en las prácticas constructivas actuales.
Es en este terreno, en el que encuentra abono la reflexión que se propone; básicamente se trata de elaborar una nueva lectura de las construcciones que han sido creadas “a fuego lento”, con el conocimiento del lugar y el consentimiento de la experiencia.
Desde la constatación de que nuestras construcciones deben adquirir nuevos derroteros, hemos ido acuñando una serie de conceptos que tienen su referencia y su marco en el término sostenibilidad: inserción en el territorio, eficacia energética, minimización de costos ambientales, utilización responsable de recursos locales, gestión de los residuos producidos, revitalización del tejido social.
La arquitectura vernácula ha respondido a todos y cada uno de estos conceptos. Los términos son nuevos, los conceptos antiguos.
La mimetización con el paisaje, característica primordial de la arquitectura vernácula, no es más que un deseo de compatibilidad con el entorno, que ha sido visto únicamente desde el punto de vista estético. Pero la belleza que resulta de la contemplación de un enclave rural, viene dada por el uso de formas, colores y texturas que tienen como fin último la necesidad de habitar, es decir, de servir a las necesidades funcionales, económicas, sociales y culturales de sus usuarios.
Todas las estrategias pasivas de acondicionamiento ambiental aplicadas por la arquitectura bioclimática, han sido utilizadas de uno u otro modo en la arquitectura popular de las distintas regiones, avalando con ello sus prestaciones.
Sin entrar a considerar de donde han sido tomadas, lo cierto es que la construcción vernácula ha buscado siempre, con mínimos recursos y un conocimiento empírico de las soluciones planteadas, las mejores opciones posibles para el confort interior de las edificaciones.
La utilización de materiales de bajo costo ambiental es criterio básico para la realización de construcciones sostenibles; es necesario emplear materiales cuyos procesos de extracción, fabricación, transporte, manipulación y eliminación no acarreen daños al medio ambiente.
Las dificultades que la industria actual tiene para acomodarse a estos nuevos requerimientos son evidentes, dado que es preciso reconvertir la casi totalidad de los planteamientos productivos iniciales.
En la arquitectura vernácula, la utilización que se hizo de los materiales, representó una gestión ordenada y razonable de los recursos locales, a los que adecuaron los sistemas constructivos.
Piedra, madera, tierra o cerámica son, básicamente, el repertorio de materiales empleados, que a su vez son referentes en la construcción sostenible actual.
La solución tradicional de la gestión de los residuos de construcción y demolición es muy sencilla.
Se reutiliza una buena cantidad de material, como son los adobes, la mampostería, pasan en bastantes ocasiones de una construcción en ruinas a otra por hacer; si esto no fuera posible, la tierra sigue siendo tierra, la madera es biodegradable (no presenta sustancias nocivas añadidas) y la mampostería vuelve a formar parte del terreno. El ciclo se cierra, de la mejor manera posible.
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