BATALLAS DE CELAYA
Enviado por LunaJAlvarez • 12 de Mayo de 2015 • 2.508 Palabras (11 Páginas) • 692 Visitas
La batalla de Celaya es el nombre de una serie de encuentros militares decisivos para la Revolución mexicana, entre la División del Norte, encabezada por Francisco Villa, contra las tropas Constitucionalistas al mando del general Álvaro Obregón, que tuvieron lugar del 6 al 15 de abril de 1915, en las inmediaciones de Celaya, Guanajuato. Villa concentró su ejército en Irapuato y Obregón El suyo en Celaya, desde donde planeó su estrategia para esperar al impulsivo Villa. La primera fase de los enfrentamientos ocurrió los días 6 y 7 de abril de 1915, en los cuales Obregón supo defender su posición ante las arremetidas de los villistas. Estos tuvieron que replegarse a Salamanca, desde donde planearon el contraataque.
La fase decisiva comenzó el 13 de abril, cuando Obregón supo aprovechar las debilidades de la estrategia de Villa. El 15 de abril, la victoria correspondió a las tropas de Obregón, tras lo cual Villa se vio obligado a retirarse a León, Guanajuato. Después de esta batalla, hubo otras entre los mismos bandos en Trinidad, León, Santa Ana del Conde y Aguascalientes, pero Villa ya no volvería a operar al frente de la División del Norte. Fue en la batalla de León donde Obregón, quien sería presidente de 1920 a 1924, perdería un brazo. Sin embargo, esto provocó que después fuera conocido por el pueblo de México como el manco de Celaya, confundiéndose muchas veces los datos, pues las dos batallas fueron cercanas.
El 7 de marzo de 1915 se produjo el primer enfrentamiento entre constitucionalistas y convencionistas en Estación Peón, donde el general de división Eugenio Martínez (enviado por el general Álvaro Obregón desde la Ciudad de México como vanguardia extrema para dar inicio al histórico enfrentamiento contra el grueso del ejército del general Francisco Villa) fue atacado por la caballería villista al mando de los Generales Agustín Estrada, Canuto Reyes y Joaquín de la Peña, quienes se replegaban hacia Querétaro con motivo de alejar lo más posible a los constitucionalistas de las posiciones convencionistas. El triunfo, a pesar de la superioridad numérica y esfuerzos hechos por todos estos generales, correspondió finalmente al General Eugenio Martínez, quien tomó el control de la zona e informó del éxito de esta importante primera batalla, abriendo así camino para la continuación de la avanzada obregonista. Dos semanas después llegó el general Obregón a Estación Cazadero, en donde se le incorporó el general Alfredo Elizondo, procedente de Michoacán. El general Francisco Villa, al saber la proximidad de Obregón, abandonó precipitadamente Torreón para dirigirse a Irapuato y una vez por todas derrotarlo, a pesar de los consejos del general Felipe Ángeles. Por su parte, el general Obregón ocupó Irapuato el 31 de marzo y el 4 de abril Celaya, el mismo día en que Francisco Villa llegaba a Irapuato. Ambos se aprestaron a tener varias batallas que habrían de resultar decisivas para la historia de la Revolución mexicana.
El ejército villista era superior en ese momento al constitucionalista: numéricamente tenía 22 000 mil hombres aproximadamente, que por supuesto contaban con una moral alta, producto de las constantes victorias del general Villa; eran dueños de gran parte de la República, siendo el norte su principal territorio y tenían un brillante historial tanto político como militar; su armamento era muy bueno y las municiones eran suficientes; la artillería villista era muy abundante y comandada por oficiales ex federales que daban ejemplo de experiencia y confianza a sus soldados, y la caballería se había hecho legendaria por sus violentísimas cargas. Por el lado constitucionalista se contaba apenas con 11 000 mil hombres, bien armados y con suficientes municiones; para su fortuna tenían a su favor un factor defensivo: el mando y las acciones políticas con Estados Unidos de Venustiano Carranza. Contaban con buenos generales y con la innegable capacidad y astucia del General Obregón.
Los combates se iniciaron casi de inmediato al saber ambos la proximidad de sus fuerzas. El 5 de abril, Alejo Gonzáles y Alfredo Elizondo capturaron Acámbaro, mientras otra columna constitucionalista al mando de los Generales Gonzalo Novoa y Porfirio González recibía la instrucción de destruir la vía de San Luis en Empalme González. A su vez, el General Obregón permaneció en Celaya, mientras que la vanguardia del General Fortunato Maycotte marchaba hasta El Guaje, a unos 18 kilómetros al norte, distancia desproporcionada para una vanguardia. Resultaba muy peligroso dispersar la caballería tan exageradamente, pero Obregón pretendía “desorientar al enemigo”.
Primera batalla de Celaya
El 5 de abril, Francisco Villa pasó a revisar en Salamanca a sus tropas. Al día siguiente, decidió acabar de una vez por todas con el general Álvaro Obregón e inició su avance con tres columnas: al norte la caballería, al mando del general Agustín Estrada; al centro la infantería, constituida por las brigadas de los Generales José Herón González, ex alumno del Colegio Militar, Dionisio Triana, Bracamontes y San Román; al sur otra de caballería, al mando del General Abel B. Serratos; a retaguardia del centro marchaba la artillería. A las pocas horas se trabó un furioso combate: los villistas chocaron contra la brigada del General Fortunato Maycotte en El Guaje. Viendo la situación desesperada, Maycotte informó al general Obregón, quien ordenó su inmediato refuerzo, enviando primero al General Manuel Laveaga con 1,500 hombres, para luego ir él personalmente. Obregón llegó al Guaje tan sólo para comprobar la derrota de sus tropas; a pesar de ello y con gran presencia de ánimo, en unión de Maycotte logró que las tropas se retiraran en buen orden, evitando que aquello se convirtiera en una desbandada. Las bajas constitucionalistas se elevaron a ochocientos hombres entre muertos, heridos y dispersos. Aprovechando la victoria de El Guaje, las tropas villistas continuaron impetuosamente su ataque sobre Celaya. Ahí cometieron el primero de sus errores tácticos, pues no modificaron su dispositivo de ataque ni esperaron el necesario apoyo de su artillería. El general Álvaro Obregón había ordenado al general Benjamín Hill, segundo comandante del Ejército de Operaciones y comandante de la Infantería, que procediera a analizar el terreno y dispusiera convenientemente a las tropas. Así sehizo, por lo que, al presentarse frente a las posiciones constitucionalistas, los villistas se encontraron frente a un muro de fuego. El choque fue muy violento; sin embargo, para las últimas horas de ese día 6 decreció el ímpetu villista gracias a la eficaz coordinación de los fuegos de fusilería y ametralladoras y al apoyo de artillería. Al principio de la noche se efectuaron los últimos ataques: apoyados por el grueso de
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