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Balance De La Democracia Panameña.


Enviado por   •  22 de Noviembre de 2014  •  Síntesis  •  1.273 Palabras (6 Páginas)  •  216 Visitas

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Balance De La Democracia Panameña.

En los capítulos anteriores se analizaron los Mecanismo de Control Horizontal, y la evolución constitucional del Órgano Ejecutivo, intentando comprender el hecho de que a pesar de que el país ha tenido cuatro reformas constitucionales, de las cuales dos fueron durante el período democrático (1994 y 2004), las mismas no han producido cambios sustanciales.

En el desarrollo de este capítulo, haremos el balance sobre la democracia panameña, el enfoque se circunscribe a la gestión del Ejecutivo. En la medida en que queremos ver cuanto se ha avanzado en la Reforma del Estado, que de alguna manera estaban dirigidos al establecimiento y fortalecimiento de los Mecanismos de Control Horizontal.

Aunque la democracia no es el punto central de este trabajo, hay que recordar como se explica con anterioridad que los Mecanismos de Control Horizontal adquieren sentido únicamente en un sistema democrático, toda vez que esta precedido por la existencia del Mecanismo de Control Vertical, si no fuera el caso nos estaríamos preocupando por otro tema y no por la debilidad de los Mecanismos de Control Horizontal.

Este balance, se complementa con la información brindada por uno de los principales actores de ese proceso, dos Ex Presidentes de la República. Además de las reflexiones de distinguidos sociólogos, estudiosos panameños del sistema democrático y la revisión de documentos, entre otros.

La Transición: Democracia Para La Reconstrucción Nacional.

El Gobierno De Guillermo Endara Galimany. 1990-1994

Para analizar la democracia panameña, y los mecanismos de control horizontal, en el periodo que comprende los gobiernos de los Ex Presidentes, Ernesto Pérez Balladares y Mireya Moscoso, es preciso detenerse a revisar la gestión de gobierno de Guillermo Endara Galimany, el cual posee características muy particulares, que no podemos dejar de mencionar.

La organización del Estado panameño, han dado pie para este caudillismo, a pesar de las reformas al Estado, más allá de las reglas formales, las reglas informales, tienen raíces en una cultura política de manejo del poder, que coloca en una condición de debilidad a los mecanismos de control horizontal.

Según el sociólogo panameño, Enoch Adames, “la institucionalidad político-estatal en Panamá, históricamente asume poco o nada una institucionalidad estable. En este proceso de afirmación, históricamente lo social y lo nacional se han articulado a través de la mediación autoritaria que constituye a sus vez al mito político (la figura del caudillo), e insinúa que la integración nacional desde la fragmentación social, solamente es posible a través de él” y añade que: “ no es difícil argumentar que en Panamá, la politicidad, es decir, las prácticas institucionalizadas, han configurado modalidades culturales, en la relación gobernantes gobernados, se han realizado bajo la impronta de un autoritarismo estatal...”

A partir de 1990, inicia lo que podemos llamar un periodo de transición, donde se produce la ruptura con el pasado, hacia el establecimiento de la democracia, con un presidente que por primera vez desde 1968, ocupa el cargo sin la presencia militar.

Los antecedentes que rodean su llegada al poder, nos llevan a los años de 1968 cuando un movimiento de oficiales de la Guardia Nacional irrumpe la institucionalidad y depone al Dr. Arnulfo Arias Madrid, asumiendo el control del país, con una posición ideológica populista, quedando al frente, por más de una década, como jefe de Estado y de las Fuerzas de Defensa el General Omar Torrijos Herrera.

Como parte de su estrategia de lograr apoyo popular, se dieron algunas conquistas sociales, como las del movimiento sindical, con la creación del Código de Trabajo en 1972 y se ratifican gran parte de los Convenios de la OIT, allí nace el CONATO, que se le adscribe la responsabilidad de designar a los representantes sindicales ante los organismos oficiales ye internacionales, y se le asignan una partida para su funcionamiento.

A la muerte de Torrijos en 1981, surge la figura de Manuel Antonio Noriega, quien busca alianzas con el movimiento obrero a través de su discurso nacionalista,

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