Berlin

Este ensayo tiene como objetivo el analizar desde una perspectiva filosófica al lenguaje. Existen dos autores filósofos que analizaron el lenguaje: Paul Ricoeur y Ludwig Wittgenstein, nosotros nos centraremos en el primero por la extensión de la investigación de ambos.

Citamos la pregunta que Ricoeur se formula al principio del apartado “Filosofía y Lenguaje” de su obra “Historia y Narratividad”:

“¿Cuál es, respecto al lenguaje, la responsabilidad de la filosofía? La Pregunta es considerable. Por ello, la precisaré del siguiente modo: ¿Qué tiene que decir aún la filosofía después de la lingüística, la teoría de la comunicación, la lógica, etc.? Por su propia forma, la pregunta implica que la filosofía tiene la tarea y, por tanto, la responsabilidad de preservar cierto espacio; no sólo de mantenerlo abierto, sino de abrirlo. ¿Por qué? Porque el propio progreso de las ciencias del lenguaje que acabo de enumerar (sin cerrar la lista) tiene como contrapartida el olvido o el desconocimiento de algunas dimensiones del lenguaje que son, precisamente, aquello que está en juego en la filosofía. (Ricoeur, 1978).”

El lenguaje según Ricoeur

Es una imprudencia el tratar de delimitar el estudio del Lenguaje desde un enfoque individualista que además asegure ser absoluto, sería mejor le distribuir el campo de estudio, tales como la psicología, la sociología o la fisiología. Mientras que las ciencias del lenguaje tienden a distender, si no a abolir, el vínculo entre el signo y la cosa.

El lenguaje no es un objeto sino una medicación entre el hombre y el mundo, es aquello que a través es lo que expresamos la realidad, aquellos que nos permite representárnosla, en una palabra, lo que tenemos un mundo. El lenguaje también es una mediación de uno consigo mismo, a través del universo de los signos, de los textos o de las obras culturales podemos comprendernos a nosotros mismos.

El lenguaje tiene tres dimensiones:

• Dimensión ontológica: Hace referencia al mundo.

• Psicológica: La relación con uno mismo

• Moral: La relación con el otro.

Ricoeur maneja un importante enunciado acerca del acto de hablar, para él hablar es el acto mediante el que se desborda como un signo para acceder, al mundo, a otro o a uno mismo (Ricoeur, 1978) Para comprensión de este ensayo hablar representa la intención de decir algo sobre algo o alguien. Cuando alguien habla, se adueña de la totalidad de su lengua, de su gramática implícita, del tesoro virtual de las palabras y establece su relación con el mundo.

Frase y discurso

La frase no es una palabra más larga o compleja, sino una entidad nueva del lenguaje. Puede descomponerse en palabras; pero las palabras no son una frase corta. Una frase está hecha con signos, pero no es un signo. (…). El signo sólo cumple la función de discriminar: Cada signo tiene en sí mismo lo que lo distingue de los demás. Para el signo ser distinto es lo mismo que ser significativo.

El sentido del lenguaje no se encuentra vinculado a palabras separadas, sino a la operación compleja y completa que constituye el acto predicativo. Esto hace referencia a la construcción desde la unidad lingüística más básica: la palabra. La palabra no tiene sentido por sí sola, dos palabras comienzan a tener un sentido pero habría que comprobar la lógica de esas dos palabras, tres palabras ya comienzan a tener una profundidad mayor y adquiere un sentido que la distingue de otras construcciones lingüísticas, por lo tanto, está relativamente más completa y compleja, no se diga ya de la unión de varias de estas construcciones conocidas como frases.

Ricoeur sostiene que el lenguaje concreto se desarrolla en conjuntos más amplios que la frase como unidad discursiva es decir en textos o en obras.

La dialéctica ricoeuriana en nuestra búsqueda del sentido del lenguaje

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