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Bonapartismo Comunitarismo Y Corporativismo


Enviado por   •  10 de Mayo de 2012  •  3.255 Palabras (14 Páginas)  •  603 Visitas

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EL BONAPARTISMO

El bonapartismo es un sistema político o más bien un conjunto de ideas que aunque se basa en la forma de gobernar de Napoleón, es con su primo napoleón III cuando se cristalizo. Se trata de una especie de dictadura popular. No es una monarquía absoluta, sino una monarquía donde se reconoce la soberanía del pueblo y aunque no se trata de una monarquía constitucional se invoca, constantemente, al pueblo a la voluntad popular, a través de los plebiscitos, fácilmente manipulables.

Generalmente se entiende por bonapartismo la forma de gobierno en la que queda desautorizado el poder legislativo, que en el estado democrático representativo creado por la burguesía es por lo común el poder primario, y en la que se realiza la subordinación de todo poder al ejecutivo guiado por una gran personalidad carismática, que se coloca como representante directo de la nación, garante del orden público y árbitro imparcial frente a los intereses contrarios de las clases.-

Entendemos por bonapartismo el régimen en el cual la clase económicamente dominante, aunque cuenta con los medios necesarios para gobernar con métodos democráticos, se ve obligada a tolerar -para preservar su propiedad- la dominación incontrolada del gobierno por un aparato militar y policial, por un “salvador” coronado. Este tipo de situación se crea cuando las contradicciones de clase se vuelven particularmente agudas; el objetivo del bonapartismo es prevenir las explosiones. La sociedad burguesa pasó más de una vez por épocas así; pero eran, por así decirlo, solamente ensayos. La decadencia actual del capitalismo no sólo quitó definitivamente toda base de apoyo a la democracia; también reveló que el viejo bonapartismo resulta totalmente inadecuado; lo ha reemplazado el fascismo. Sin embargo, como puente entre la democracia y el fascismo (en 1917 en Rusia como “puente” entre la democracia y el bolchevismo), aparece un “régimen personal” que se eleva por encima de la democracia y concilia con ambos bandos, mientras, a la vez, protege los intereses de la clase dominante; basta con dar esta definición para que el término bonapartismo resulte totalmente aclarado.

EL BONAPARTISMO EN CUBA

Equivocadamente los más ilusos pensaron que se iniciaba una nueva era y creyeron que ya escuchaban el eco difuso de las anunciadas reformas. Pero tal como se comportan los actuales gobernantes cubanos, se puede afirmar que todo es falso.

Lo que ocurrió, es que desde que el gran líder hizo dejación de sus responsabilidades como Jefe de Estado y de gobierno por prescripción facultativa, en los diversos sectores que lo respaldan se le escucha con respeto y veneración. Por esas razones, su hermano menor que lo sustituyó, lo designó el oráculo oficial. Desde ese momento, el selecto equipo de generales y coroneles que se apropiaron de las riendas de la nación, luego de haber liquidado a los delfines del círculo del poder de Fidel Castro (Carlos Lage y Felipe Pérez Roque) han retomado la corriente política del bonapartismo con miras a consolidar sus fines hegemónicos.

Como ya mencione fue el emperador Napoleón III el que la definió como la influencia directa del líder sobre su pueblo, la eliminación de todas las libertades y la exaltación hasta el paroxismo de la grandeza nacional. En el caso de Cuba, los bonapartistas renuevan las virtuales amenazas de “una agresión a Cuba para liquidar a la revolución”. Las últimas acciones del equipo de gobierno bajo el mando del General Raúl Castro han dejado claro que son los militares y no la burocracia la que dice la última palabra, si bien hasta el momento no está claro hacia donde se dirigen y su comportamiento es una incógnita.

Los ambientes que supuestamente debían haber liberado, están totalmente contaminados por sus injustificadas acciones represivas. La convocatoria a un debate nacional para que los ciudadanos expresaran sus puntos de vista sobre los diversos problemas en que están sumidas las estructuras gubernamentales como consecuencia de la pérfida acción de la burocracia a todos los niveles, fue sólo un intento de dar un barniz democrático al régimen.

Como se ha podido corroborar, todo ese movimiento, donde participaron miles de personas, fue un falso bautizo de pureza democrática. Tan es así que estas son las santas horas que ni la prensa ni el parlamento han dado a conocer ni debatido los resultados finales de la consulta.

Los nuevos bonapartistas están por encima de todos, como ocurría con el anterior gobierno. Para ellos, el parlamento no cuenta. Actúan con poderes supraconstitucionales, y de esta manera es como deciden los destinos de la nación.

Sus acciones están cubiertas con ropas recicladas con las que ocultan sus verdaderas actitudes totalitarias. Cuentan con un fuerte respaldo de los mandos militares y demuestran que son ellos y no la burocracia partidista la que tiene a Cuba en sus manos.

Para que nadie se llame a equívoco, los nuevos bonapartistas aprendieron bien las lecciones que les ha impartido el Oráculo oficial:

a) Hacer el mínimo de reformas posibles y cuando no quede más remedio.

b) Eliminar todos los lastres que puedan poner en peligro al partido.

c) No darle ningún espacio a la disidencia minimalista ni a aquellos que dentro del gobierno se comporten deslealmente.

d) Combatir con toda dureza los denodados esfuerzos de la oposición de convertirse en opción política.

Parten de estas reglas porque consideran que cualquier apertura, por pequeña que sea, puede provocar que el gobierno caiga estrepitosamente. No les importa como los enjuicien. A ellos, los calificativos de de tirano y autoritarios no les preocupan, sino hacer de tontos.

EL COMUNITARISMO

El comunitarismo empezó a ser utilizado, sobre todo en la lengua francesa (desde los años 80), para designar de manera critica toda forma de etnocentrismo de sociocentrismo, todo grupo autocentrado, que implica una autovaloración y una tendencia cerrarse sobre sí mismo, en el contexto cultural de la posmodernidad donde la apertura, y más particularmente, la apertura al otro esta fuertemente valorizada, en una forma renovada del cosmopolitismo. Además, el comunitarismo es definido por sus críticos como todo proyecto sociopolítico que pretende someter a los miembros de un grupo determinado a las normas que se suponen propias de ese grupo (su comunidad); en definitiva, controlar las opiniones y los comportamientos de todos aquellos que pertenecen a su denominada comunidad.

Debido a los problemas

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