Breve ensayo, sobre el manifiesto comunista, del Filósofo Alemán Karl Marx.
Enviado por benjamindelolmo • 17 de Mayo de 2016 • Ensayo • 5.428 Palabras (22 Páginas) • 423 Visitas
Breve ensayo, sobre el manifiesto comunista, del Filósofo Alemán Karl Marx. Alumno: Benjamin Rubén Del Olmo Sánchez, de la materia de Teoría Política, del Lic. Alejandro Montiel Vázquez. 8° generación, aula 207, de 11 a 13 horas, sábados. 2°do cuatrimestre.
Voy a iniciar mi proposición contextualizando las condiciones sociales políticas económicas, familiares, incluso hasta conceptualización sexual de la sociedad a la que le toca vivir y acompañar el proceso histórico, del partido comunista y su manifiesto comunista, válgame la rebuznancia, obviamente no utilizaré un lenguaje académico, porque sería demasiado pretensioso, y más quiero obsequiar , aquí entre amigos, compañeros pero más que nada ubicándonos en el lenguaje del argot entre camaradas un breve y sencillo, no quiero decir simplista de este proceso que ya mucha gente ha tocado, desde diversos puntos de vista, porque académicamente hablando se ha hablado hasta el cansancio, incluso, desde otros puntos de vista más especializados, o buscando hacer una impronta más profunda, porqué los que pertenecemos a la generación X y que nos toca vivir el cambio de siglo, y vemos colapsar a la unión soviética, que cuando éramos niños, recuerdo como el escuela primaria todavía incluso leyenda urbana obviamente por ignorancia con fuertes resabios del término de la segunda guerra mundial y que hasta ese término de la década de los setentas inicios de los ochentas, aquí, si aquí en México todavía se hacía alusiones a la guerra nuclear, y que se hablaba del término del siglo con grandes cataclismos y vimos llegar el año dos mil con cierto temor y que de menos los sistemas de cómputo en el país iban a colapsar porque no había una buena planeación y típico del mexicano idiosincrático, a la mera hora de la hora, nadie sabía qué hacer, que iba a pasar, como se iba a reparar el colapso económico, social, político y de tantos aspectos aparecieron como es lógico hablar de todo un país como es el nuestro, y que ya en esos años ya se hablaba de una mega urbe y con toda la gran problemática que estas cuestiones encierran.
Llego la cuenta atrás del año de 1999 y comienzan los primeros minutos del año dos mil, recuerdo había en el aire un ambiente enrarecido, con la presunta destrucción de los sistemas de hardware de los que ya en ese tiempo ya teníamos acceso a un sistema de informática o peor aún a la de la casa y de uso particular, “que horror, que voy a hacer? qué se va a hacer? La reparación será carísima”…, y además los equipos de ese año serian ya para esa fecha inservibles, casi casi se debía volver a comprar el equipo, pero qué relación hay o existe entre estos dos fenómenos que casi ya tienen 100 años de diferencia, o de trascurso entre uno y otro, uno en Europa del este, especial o principalmente y otro en el México actual o contemporáneo.
Ah pues resulta que los mexicanos tenemos la mala costumbre de conservar modas, costumbres, mañas o como se quiera llamar!, y como ya puntualice anteriormente era la postrimería del año dos mil, los años ochenta termino de los setenta y todavía nosotros como sociedad se seguía hablando de ataques nucleares, que por la falla de los sistemas en el software o el hardware, que por esto, que por el otro, que porque estábamos cerca de las ciudad más importante de los Estados Unidos de Norteamérica, Los Ángeles California, y por eso debíamos ser parte de los punto neurálgicos en un ataque nuclear producto de las fallas tecnológicas o humanos de esos periodos del tiempo, me acuerdo con cierto hasta dejo de nostalgia, porque debo confiarles queridos compañeros y amigos míos, que al tocarnos este periodo de tiempo en nuestras vidas, tener un aire de miseria, de nostalgia, por este acompañamiento de las recurrentes y constantes carencias económicas del país, y que se volvieron endémicas, y que creo que de un sentimiento de depauperamiento, de la vida social en ese México, una televisión muy sencilla, y sí, ahí sí voy a decir simplista pero ese, ese mis niños es material de otro material, no quiero comenzar a divagar.
Resulta que no habíamos dejado totalmente ese ambiente, sentimiento colectivo, neurosis, como quieran gusten llamarle, en fin espero no haber divagado mucho, pero no quiero ser estrictamente académico, sino más bien ser más ameno. Para lograr poner a mis contemporáneos, pero más importantemente, a los más jóvenes obsequiarles una instantánea, más contextualizada de esos dos momentos históricos del país, y que si ya estaban presentes o eran muy, muy jóvenes, para ubicarnos, y entonces comprendan lo que les quiero decir y entonces ya al adentrarnos al estudio de ese momento de la historia mundial que fue el partido comunista, su manifiesto, el movimiento revolucionario bolchevique, que solemos olvidar, pero que a mí me gustaría deberíamos enseñar a los pequeños de una manera, más didáctica, más pragmática, y qué presunción aparte, si me ha dado resultado, esto es, hablar de los dos momentos históricos en el espacio tiempo y ubicando en la recta de la historia al México de ese momento con la Rusia convulsiva por el hambre, la miseria de su extensísimo campo, con una realeza que vestía diamantes incrustados en la ropa, usando huevos faberge, como si fueran simples amuletos, pero son costosísimos y exquisitos en su hechura además de todo lo que implico, para el antecedente de la historia del partido comunista ruso, alemán, prusiano, austro, húngaro, serbio, bosnio, bueno de todos estos pequeñitos estados balcánicos, y hago estas alusiones, que no dejo de aclarar, académicamente hablando podrían ser imprecisas o mal utilizadas, pero que didáctica o pragmáticamente, a mí sí me ha servido, en el proceso de enseñanza aprendizaje de niños pequeños y hasta adolescentes. Continuo, entonces al poner este momento de la Rusia zarina, con el México revolucionario, del término convulso del termino forzado del porfirismo, de una treintena de años en las que me atrevo a decir se debía haber vivido un México, casi, casi idílico, mágico, muy, muy romántico, porque don Porfirio Díaz, Mi General Díaz, por favor, tenía amistad muy importante, con personajes de la talla de Gustav Eiffel, de John Henry Ford, de Thomas Alva Edison, con secretario particular Enrico Tesla, verdaderos basamentos del adelanto técnico industrial de una de las naciones que se enriqueció y que bueno, bueno seamos neutrales, todos han ayudado a ese engrandecimiento mundial de nuestro vecino del norte, desde Antonio López de Santa Anna, con sus estúpidas incursiones para apaciguar un norte levantado por un David Bone, o Sam Houston, pero que eran más importantes las peleas de gallos y carreras de caballos, que es por lo que termina dando hasta Washington D.C. firmando un documento que el señor, no sabía, no que era lo que firmaba, por no saber inglés, y que afuera en las calles lo esperaban los efectivos militares de los rangers norteamericanos, para lincharlo, porque el inocente, pensó estaba en costa veracruzanas y no de Maine camino a Washington, a firmar la cesión de los estados del norte y su elemento de Estado Mayor, si el hijo directo de José María Morelos y Pavón, Juan Nepomuceno Almonte, que este si fue educado en la Luisiana francesa, qué su papá pago una educación, en una de las más exquisitas escuelas del estilo west point, porque hablaba inglés, francés, alemán, español y portugués, desde los quince, dieciséis años. Que interesante sujeto, como me hubiera gustado compartir una charla con él y más esa;
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