C-T Y CONFLICTOS Y VIOLENCIA ASOCIADOS A LOS DESEQUILIBRIOS E INEQUIDAD SOCIAL
Enviado por pastylu • 22 de Septiembre de 2011 • 2.206 Palabras (9 Páginas) • 9.181 Visitas
Los sucesivos poblamientos de América fueron asentado a distintos grupos humanos en determinados pisos ecológicos que le hicieron desarrollar recursos y habilidades particulares para sobrevivir allí. De entre ellos, los más importantes fueron aquellos relacionados con el aprovisionamiento de agua y alimentos, los cuales eran recursos limitados. En las zonas donde la riqueza natural posibilitaba abundantes provisiones, varios grupos sociales buscaron asentarse, frecuentemente con fricciones, conflictos y luchas entre ellos y los vecinos por la posesión de estos medios indispensables para la vida humana.
Este acceso diferenciado a recursos también desiguales de cada piso ecológico, hizo que las distintas civilizaciones crearan sus propias formas de abastecimiento de bienes necesarios para la vida. Nos referimos tanto a la obtención de objetos, plantas y animales como a las construcciones míticas y religiosas que explicaban o daban sentido al mundo que así se concebía diferenciada, estratificada y desigualmente. Así se construyeron sociedades diferenciadas que contaban con una base guerrera y una justificación del acceso y dominio desigual de tipo religioso.
La abundancia de agua y alimentos, así como otros recursos necesarios para la vida social, encontraron con suficiencia en los valles centrales de lo que ahora conocemos México. Allí fue donde se asentaron las civilizaciones que crearon las altas culturas que ahora son nuestros lejanos antecedentes, y que concibieron la vida y la muerte de manera altamente ritualizada y que de forma mediatizada forman parte de nuestro fundamento cultural.
Suele afirmarse que los desequilibrios, las tremendas desigualdades existentes entre los seres humanos, generan conflictos, violencia. Podemos recordar, al respecto, las palabras de Mayor Zaragoza (1997): “El 18% de la humanidad posee el 80% de la riqueza y eso no puede ser. Esta situación desembocará en grandes conflagraciones, en emigraciones masivas y en la ocupación de espacios por la fuerza”. También en la misma dirección afirma Ramón Folch (1998): “La miseria –injusta y conflictiva- lleva inexorablemente a explotaciones cada vez más insensatas, en un desesperado intento de pagar intereses, de amortizar capitales y de obtener algún mínimo beneficio. Esa pobreza exasperante no puede generar más que insatisfacción y animosidad, odio y ánimo vengativo”.
No hay duda acerca de que los desequilibrios extremos son insostenibles y provocarán los conflictos y violencias a los que hacen referencia Mayor Zaragoza o Ramón Folch, pero es preciso señalar que, en realidad, las desigualdades extremas son también violencia (Vilches y Gil, 2003). ¿Qué mayor violencia que dejar morir de hambre a millones de seres humanos, a millones de niños? El mantenimiento de la situación de extrema pobreza en la que viven tantos millones de seres humanos es un acto de violencia permanente Reducción de la pobreza).
Una violencia que, es cierto, engendra más violencia, otras formas de violencia:
Las guerras y carreras armamentistas con sus implicaciones económicas y de sus terribles secuelas para personas y medio…
El terrorismo en sus muy diversas manifestaciones, que para algunos se ha convertido en "el principal enemigo", justificando notables incrementos de los presupuestos militares… a expensas de otros capítulos.
El crimen organizado, las mafias, que trafican con droga, armas, seres humanos... con su presencia creciente en todo el planeta y también con un enorme peso económico, gracias a la corrupción y al blanqueo del dinero negro que es canalizado hacia empresas "respetables". Los negocios legales e ilegales resultan así perfectamente imbricados y el volumen del comercio asociado a mafias se estima de 2 a 10 millardos de dólares.
Las presiones migratorias, con los dramas que conllevan y los rechazos que producen…
La actividad especuladora de algunas empresas transnacionales que buscan el mayor beneficio propio a corto plazo, desplazando su actividad allí donde los controles ambientales y los derechos de los trabajadores son más débiles, contribuyendo, a menudo con ayuda de la corrupción, del tráfico de capitales y de los paraísos fiscales, al deterioro social y a la destrucción del medio ambiente (Diamond, 2006).
Y tras todas estas formas de violencia aparece siempre la búsqueda de beneficios particulares, sin atender a sus consecuencias para los demás y, en un plazo cada vez más breve, para nosotros mismos (ver Crecimiento económico y sostenibilidad).
La misma anteposición del "nosotros" que produce, como hemos visto, una contaminación o un agotamiento de recursos que perjudica a todos, explica los conflictos armados, el crimen organizado, la explotación infantil y los miles de muertos causados en los enfrentamientos en torno a la explotación del coltán o la falta de atención a las necesidades de quienes padecen hambre, enfermedad, carecen de trabajo…
No se trata, por otro lado, de una cuestión puramente económica: la religión, la lengua, el color de la piel… todo puede convertirse en bandera de enfrentamientos, de defensa del "nosotros" frente al "enemigo externo". Hemos de ser conscientes de que el problema es complejo: quienes destruyeron las esculturas centenarias de Buda en Afganistán no buscaban beneficios económicos. Hay una cultura maniquea, ampliamente extendida desde los tiempos más remotos, que nos lleva sistemáticamente a anteponer "lo nuestro": nuestras ideas, nuestras tradiciones… y, muy particularmente, nuestro beneficio material, sin prestar demasiada atención a las consecuencias que para los otros pueden tener nuestras acciones. Y ello se traduce en comportamientos agresivos, en violencia de uno u otro tipo... y pérdidas absurdas para toda la humanidad. Curiosamente se ha denominado globalización al proceso actual de acumulación de beneficios por unos pocos a costa de la inmensa mayoría. Pero no se puede aceptar que se conceda el calificativo de globalizadores, mundialistas, a quienes sólo persiguen intereses particulares, muy a menudo a corto plazo, aplicando políticas que perjudican a la mayoría de la población presente y futura (ver Gobernanza universal).
Conviene recordar, a ese respecto, la cifra aproximada de gasto militar mundial: ¡780000000000 dólares anuales! Una cifra superior a los ingresos globales de la mitad más pobre de la humanidad. Por eso la Comisión Mundial del Medio Ambiente y del Desarrollo (CMMAD, 1988) señaló que "El verdadero coste de la carrera armamentista es la pérdida del producto que se hubiera podido obtener con él (…) Las fábricas
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