CARÁCTER SEMIÓTICO DE LA MUERTE VEJES
Enviado por samur • 21 de Mayo de 2013 • 1.480 Palabras (6 Páginas) • 617 Visitas
3. DISCUTIR EL CARÁCTER SEMIÓTICO DE LA MUERTE, PARTICULARMENTE EN LA TRADICIÓN JUDEOCRISTIANA. A PARTIR DE LA DISCUSIÓN GENERADA POR EL GRUPO SE HACE UNA RELATORÍA.
La muerte es un acontecimiento alrededor del cual hay todo un orden simbólico que difiere según zonas geográficas, culturas y tipos de religión. La muerte es también un hecho comunicativo cuyos símbolos están cargados de significaciones, y por tanto, de información acerca de esa cultura concreta, y acerca de la persona fallecida y su entorno social, económico, familiar, etc. Pasear por el cementerio es encontrar tumbas que hablan por sí solas. Según el material del que esté hecha (de mármol, de cemento, de piedra, de hierro), su volumen y tamaño (hay algunas realmente voluminosas, verdaderos mausoleos), la cantidad de restos que alberga, la antigüedad de la tumba, si vacían el espacio (tumba cuna de hierro) o lo llenan cual inmensa mole, si son austeras y discretas o barrocas y llamativas… Algunas son ostentosas, otras muy humildes. Algunas están sucias, cubiertas de barro, y otras limpias y cuidadas. Algunas no tienen nombre, y otras tienen letras doradas bien grandes, y hasta poesías.
Las tumbas nos dicen tantas cosas de sus propietarios, y también se puede hacer una abstracción y llevarlo a lo social. Igual que a nivel económico es fácil observar que hay tumbas de ricos y de pobres, también a nivel político se expresan los muertos: véase la tumba “caídos por dios y por España”, con esos signos de exclamación patrioteros que le dan a una escalofríos… y unos pasos más allá, la fosa común de los vencidos, con una pequeña placa de cristal, sin la grandeza de granito de las tumbas de los vencedores. La historia se lee también en los cementerios.
¿Qué ocurre a los seres humanos tras la muerte? Realmente, lo que se preguntan es qué ocurre con las facultades mentales de la persona que ha fallecido. Unos creen que se conservan gracias al espíritu que impelía a su mente, elevando su estado de conciencia a realidades aun mayores, otros creen en la migración del alma de un ser humano tras su muerte a un plano físicamente inalcanzable.
La religión cristiana considera la muerte como el fin de la permanencia física del hombre en su estado carnal, el espíritu abandona el cuerpo físico que se deteriora y que es incapaz de sostenerse bajo las leyes de este universo finito, la unión del espíritu y del cuerpo constituyen el alma. El Mundo de los Espíritus es paralelo a este mundo y su relación con el Ser Supremo es más directa, este mundo tiene una división en un lugar llamado Paraíso, para aquellos que fueron justos y el otro, el de los espíritus encarcelados quienes cometieron pecado, fueron injustos y abominaciones ante Dios, es la última oportunidad de redimirse antes de un llamado Juicio Final. Aquellos espíritus que acceden al Paraíso tienen la oportunidad de volver a ver a sus seres queridos que ya habían partido. El Paraíso es un mundo dinámico donde se realiza una interacción con la obra de Dios para con los hombres en la tierra mediante ministerio de ángeles. Según esta religión la obra de Dios se resume en las siguientes frases: -"Esta es mi Obra y mi Gloria, llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre"-
Según la religión cristiana de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, (mormona), el espíritu que abandona el cuerpo es semejante en apariencia al que deja en estado carnal, pero en su forma más joven. Los conocimientos adquiridos, la apariencia física se conservan pero en un estado de perfección intangible para este mundo y más puro.
Muchos antropólogos creen que los entierros dedicados de los Neandertales son evidencia de su creencia en la vida después de la muerte.
La trascendencia del ser humano después de la muerte es una preocupación permanente en un país como Ecuador, en el que el noventa por cien de su población es católico. En este sentido, las representaciones del arte relacionadas con el Juicio Final, el Cielo y el Infierno, estrechamente relacionadas con la muerte, se prolongan hasta el presente y juegan un papel determinante en el imaginario del pueblo mediante iconografías recurrentes y comprensibles de los tormentos que sufrirán los pecadores e infieles, o de la recompensa de la paz y la salvación del alma de los creyentes. De este modo, la muerte está marcada por la tragedia o por el premio, según el caso.
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