Capítulo 12 – El estructuralismo y la historia
Enviado por junior chicllasto • 13 de Julio de 2019 • Resumen • 2.260 Palabras (10 Páginas) • 205 Visitas
Capítulo 12 – El estructuralismo y la historia
El estructuralismo, que ha ejercido una auténtica fascinación sobre casi la totalidad de las ciencias humanas en la década de los ’60 ha influido tardíamente en la historia. En esta disciplina el estructuralismo nunca ha despertado una admiración total, sin reservas, siempre ha topado con la firme resistencia de los defensores de la libertad del sujeto y del carácter imprevisible de los acontecimientos. Elenfrentamiento ha dado sin embargo paso a compromisos, no exentos de malentendidos.
- ESTRUCTURALISMO E HISTORIA: DEBATES Y COMBATES (DE LOS AÑOS 50 A LOS 70)
Principales etapas del debate entre la historia y la etnología.
Claude Lévi-Strauss
padre del estructuralismo, dice que el progreso no escontinuo ni necesario; procede mediante brincos, mutaciones, cambiando de dirección; hay sociedades más acumulativas que otras en cuantoa adquisiciones de toda clase; destaca el carácter acumulativo de las culturas, sin que ninguna de ellas permanezca completamenteinmóvil. Con Antropología estructural (1958), se inicia una cierta aproximación entre la historia y la etnología, sin que esta última renuncie por completo a un cierto imperialismo. Lévi-Strauss considera indispensable conocer el desarrollo histórico que ha desembocado en las actuales formas de la vida social; muchos elementos aproximan a la historia y a la etnología: una y otra tienen por objeto estudiar la vida social para llegar a un mejor conocimiento del hombre, pero los métodos varían. La historia se sitúa en el plano de lo dicho, de lo manifestado, a partir de testimonios, mientras que la etnología investiga en un terreno que está más allá de lo dicho y de lo manifestado, inspirándose en el método lingüístico.
Braudel
Realiza dos tomas de decisión importante:
a) el estudio de las estructuras constituirá en el futuro la misión principal de la historia. Su vocación de estudiar las estructuras está íntimamente ligada a la primacía que concede a los análisis de períodos de larga duración sobre los de duración corta o media. A este nivel aprehende la estructura: una organización, una coherencia, relaciones bastante establecidas entre realidad y masa social; se trata de un conjunto, una arquitectura. La estructura no es inerte, en parte es el resultado de procesos dialécticos, de interacciones entre las diversas instancias de lo real. Confiere a la estructura dimensión temporal. Esta realidad es un zócalo resistente, pero no inmutable del devenir histórico; un marco perenne pero no eterno, que conforma los comportamientos humanos. Son apoyos en tanto facilitan la reproducción social, y son también obstáculos porque frenan la innovación. La estructura de Braudel es viva, incluso cuando actúa despacio: tiene una esperanza de vida variable, es plural, abarca todas las instancias de lo social, sin someterse a la infraestructura material de los marxistas; carece de existencia más allá de lo real, como en Lévi-Strauss, pero expresa nítidamente las líneas directrices y regularidades de lo vivido-percibido.
b) No es cuestión de establecer una distinción demasiado neta entre el análisis de los procesos conscientes y el de las formas inconscientes de vida social, pero es necesario, por el contrario, organizar una prospección social en profundidad recurriendo a los instrumentos del conocimiento que son modelos abstractos. Rechaza una división demasiado tajante entre la historia de las formas conscientes y la de las formas inconscientes de la vida social. De ahí la tarea asignada a las ciencias sociales, especialmente a la historia, de esclarecer las regularidades de la vida sobre las cuales los contemporáneos no tenían conciencia clara. Para conseguirlo hay que forjar modelos interpretativos, que son instrumentos idóneos para re describir lo real extraído de sus profundas coherencias, pueden ser estáticos o dinámicos (cuando se trata de pequeños grupos humanos) o estadísticos (para conjuntos más amplios).
A comienzos de la década de 1960, Lévi-Strauss volvió a atacar el estatuto privilegiado de la historia: hablar de historia universal es fraude porque es empresa imposible, que comporta en sí misma el principio de explosión infinitesimal y de su propia destrucción; la historia no puede ser más que parcial, en la medida en que trata de subconjuntos y no de la totalidad, y parcial, porque dominan sobre ella puntos de vista irreconciliables e igualmente veraces. Proclama la primacía de la etnología, denuncia la ilusión historicista y tiende a reducir la historia a una recitación cronológica.
Nathan Wachtel
(1971) el afirma que al adoptar el punto de vista del otro, el autor debe superar dos obstáculos; uno habitual en la historia, el de la distancia en el tiempo; y el otro, el de la separación entre el mundo marginal y la cultura dominante. Para ello es imprescindible superar las antítesis entre historia y etnología; una y otra construyen modelos abstractos al seleccionarlos datos empíricos y al traducir sus relaciones a fórmulas rigurosas. Sin embargo, las perspectivas siguen siendo distintas, ya que la historia vuelve finalmente a lo singular, mientras que la etnología está esencialmente vinculada al sistema y a las reglas. A comienzos de los 70’s pareció llegado el tiempo de las convergencias.
- AMBIGÜEDADES Y DIFICULTADES PERSISTENTES (DÉCADA DE LOS AÑOS 70)
Si la historia y el estructuralismo han llegado a un compromiso, y a veces a una entente cordial, subsisten ambigüedades persistentes:
a) la cohabitación de muchas concepciones de la estructura;
b) la desigual conciencia, entre los historiadores, de las dificultades inherentes a la evolución del estructuralismo;
c) la diversidad de aspectos presentada por la producción histórica que se llama estructuralista –la mayoría de los historiadores permanece vinculada a la concepción tradicional de la estructura, concebida como la manera en que las partes de un todo se ajustan entre ellas
. Es ésta una concepción esencialmente descriptiva, que consiste en tomar en consideración las líneas directrices de un conjunto, sea social, institucional o ideológico. Estas aproximaciones estructurales de vastos conjuntos están muy alejadas del análisis estructural practicado por lingüistas y etnólogos, que se fundamenta en una concepción de la estructura como si fuera una arquitectura lógica inmanente a lo real . Para Lévi-Strauss, la estructura se oculta bajo las apariencias; para hablar de estructura deben cumplirse cuatro condiciones: a) debe tener “carácter de sistema”, de manera que la modificación de uno de los elementos repercuta sobre todos los demás; b)el modelo estructural debe pertenecer “a un grupo de transformaciones”; c) debe ser posible “prever de qué forma reaccionará el modelo en caso de que se modifique uno de los elementos”; d) el funcionamiento del modelo deberá “dar cuenta de todos los hechos observados”. La estructura es inmanente a las relaciones sociales, y presenta tres caracteres esenciales: totalización, o sea, re plegamiento del sistema sobre símismo; transformación; autorregulación fundada sobre regulaciones internas. En los diferentes autores se encuentran los mismo caracteres pertinentes de la estructura: la interdependencia de todos los elementos, el re plegamiento del conjunto sobre sí mismo, la sincronía, la posible realización de múltiples variables.
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