Casas De Nuestros Antepasados
Enviado por nathyhd19 • 27 de Agosto de 2013 • 471 Palabras (2 Páginas) • 1.435 Visitas
LAS CASAS DE NUESTROS ANTEPASADOS.
Hace 200 años en la Nueva Granada, hoy conocida como Colombia nuestros antepasados que vivían en una sociedad distinta a la nuestra donde primaba el respeto y el derecho a la libertad. Existía un grupo de amigos de distintas clases sociales, Maria Ignacia Ortega hija de dos hacendados reconocidos, vivía en una finca no muy lejana a la ciudad de Popayán; Maria Ignacia invitaba a sus dos amigos, Marco Tulio Hernandez y a Magdalena Lopez para jugar escondidas en su residencia, la cual tenía amplios salones y varias habitaciones con parecidos balcones y diferentes entradas, además de jardines alrededor de la vivienda, el gran espacio de la casa les permitía ocultarse fácilmente.
Por su parte Marco Tulio hijo de un comerciante de no mucho estatus, tenía una casa en la ciudad de Popayán no muy grande; pero con un amplio salón y varios pasillos que llevaban a las múltiples habitaciones. A Marco le gustaba leer cuentos e invitaba a sus amigas a que leyeran y dibujaran con él, ya que su casa tenía varias ventanas que proporcionaban la luz ideal para esta actividad; María Ignacia y Marco Tulio aprovechaban esta oportunidad para ensenarle de una forma práctica y divertida de leer a Magdalena.
Magdalena Lopez hija de una esclava y un obrero de pocos recursos económicos, tenían una humilde vivienda ubicada en un terreno que les fue donado para que construyeran un lugar donde vivir la cual fue hecha con barro para las paredes y palmas secas para el techo, la vivienda era pequeña y con pocos detalles. Magdalena era la única que no invitaba a sus amigos puesto que no encontraba un juego divertido para ella y sus amigos, su madre al verla algo pensativa y triste le pregunto qué le sucedía, ella un poco desanimada le cuenta de sus dos nuevos amigos los que había conocido en la plaza y de cómo jugaban y se divertían en la casa de cada uno de ellos menos en la suya; Su madre que no entendía por qué sus amigos no habían ido a su casa le sugiere que los invite a jugar con la pelota que su padre le había regalado. Magdalena muy emocionada sale corriendo a la casa de sus amigos a proponerles la idea que su madre había tenido.
Marco, Maria Ignacia, y Magdalena hablan y disfrutan mientras caminan a la vivienda de Magdalena, al llegar se encuentran un árbol lleno de mangos y sin pensarlo dos veces se suben a él y toman todos los frutos que creen ser capaces de comer, al bajarse no son capases con todos los mangos y se los regalan a la madre de Magdalena, los niños juegan y juegan toda la tarde hasta que llega la hora de que María Ignacia y Marco Tulio regresen a sus casas.
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