Ciencias Políticas y Administración Publica. Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni

Reyes Catalán Diana Laura

Ciencias Políticas y Administración Publica

Estado de Crisis

Zygmunt Bauman y Carlo Bordoni

Esta lectura se maneja bajo dos diferentes tesis sobre el tema de la modernidad y la crisis que esta genera, por un lado, tenemos a Bordoni quien nos induce al conocimiento de las promesas incumplidas, o en palabras de el mismo, las “promesas retiradas” y por otro lado tenemos la tesis de Bauman, autor para el que más que ser promesas son “estrategias” que se estructuraron para que en su momento servirían para el cumplimiento de las promesas.

Los autores nos guían por diferentes escenarios que van al final por el mismo camino, las crisis, la modernidad y el final de esta misma que nos lleva a una posmodernidad.

Pasamos por una transición por el lado de Bordoni, la naturaleza y el hombre en sí mismo se separan de la voluntad divina; una modernidad que prometía felicidad en el mundo terrenal y que generaba un Estado laico desligado de toda religión. Una Europa con una política económica inversa que se dirige a recortes progresivos; rechaza la idea de que existan crisis temporales, pues estas para el autor representan una situación permanente precisamente por la usencia de estabilidad económica y existencial por la que atraviesa el mundo.

La crisis, nos menciona de manera contundente, no tiene vía de salida y es la consecuencia del final de la modernidad; pero a su vez salir de esta tiene un resultado traumático, pues la tendencia natural del hombre siempre nos dirige a preferir lo seguro y conocido que lo desconocido e incierto.

Para Bordoni toda crisis de transición es terrible para todo el que la vive, antes de lograr un proceso se antecede una época que costo situaciones precarias a una sociedad que se vio obligada a perder su paz y equilibrio económico y social; situación por la que cruzaremos en este declive de la modernidad.

La modernidad se ve sacudida, nos explica Bordoni, por una serie de fenómenos como la transformación del trabajo, la desmasificación y aspectos culturales ligados a la ideología que despeña un papel muy importante, pues esta representa la esencia de lo moderno, en la fe en el progreso.

Despojada de su solidez y de sus certezas aparentemente inquebrantables, lo que queda hoy de la modernidad no es nada atractivo.

En el paso por la posmodernidad el autor nos relata que esta se dio principalmente en los Estados Unidos, siendo un periodo que, impregnada a todos los sectores de la sociedad, el conducta social, laboral, económica y financiera.

Fue un término adoptado para etiquetar un cambio en las costumbres o en las prácticas cotidianas; para Bordoni el posmodernismo es un periodo de reacción inmediata que por tanto era provisional por naturaleza.

Bauman en una visión diferente a la expresada por Bordoni nos describe que más que promesas retiradas, eran “estrategias” que en su debido tiempo ayudarían a cumplir las promesas planteadas.

Dichas promesas para este autor, se han mantenido constantes e inmunes y han salido casi ilesas de cada una de las crisis, en cambio las que se han abandonado fueron las estrategias para materializar esas promesas, junto con las ilusiones juveniles de la modernidad, la ilusión de que el fallo de cualquiera de estas estrategias no es prueba definitiva de la futilidad de la promesa en cuestión y de que terminará por encontrarse una estrategia infalible que permitirá cumplir lo prometido.

Las estrategias han producidos cambios para que estas sean más fáciles de diseñarse y seguirse, son centradas en el individuo y no de manera global, se desarrollan paso a paso sin preocuparnos por el futuro, siguiendo la recomendación de Karl Popper.

Para Bauman las promesas modernas siguen estando vivas y es ahora en nuestro tiempo cuando la promesa original de la modernidad ha alcanzado su más plena materialización.

La promesa de la modernidad, que nos trasmite Bauman no es muy diferente a la expuesta por Bordoni, para el autor esta consta de la libertad del ser humano para crearse a si mismo y autoafirmarse, de ser libre de cómo ser en el mundo; una promesa centrada en una seguridad provista y vigilada y por supuesto en la libertad, libertad vista desde el punto de “frente a”; todo esto confiado en la administración y razón humana.

La crisis en este postulado surge cuando queda sobre la mesa que el progreso y sus líneas de seguridad y libertad que se profesaban no pueden ser eternas, no pueden ir siempre a esa misma dirección pues no son constantes; resultando además que pueden producir resultados contrarios.

El progreso conlleva desventajas a lo largo del tiempo, se cae una asfixia de aquella civilización progresista llena de guerras, desempleo, bancarrotas etc. Quienes pasan por ello comienzan a tomar a la liberta como un cultivo hacia la injusticia, mostrando como a los grandes males las elites políticas, muy dadas a seguir programas que no resultan como deberían; haciendo referencia a una realidad

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