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Clero En La Nueva España


Enviado por   •  4 de Septiembre de 2013  •  1.718 Palabras (7 Páginas)  •  1.283 Visitas

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Introducción

En el presente trataremos sobre el tema del clero en la Nueva España y para empezar definiremos el concepto de clero: es el nombre colectivo que engloba de forma general a los que ha sido ordenados en el servicio religioso como los sacerdotes y diáconos.

Como sabemos cuando fuimos conquistados por los españoles ellos trajeron la religión católica a la Nueva España y el clero en la Nueva España se dividió en dos el clero regular y el clero secular.

Carlos V y Felipe II fueron los principales impulsores del proceso de evangelización que tuvo como protagonistas principales a los frailes, los cuales enseñaron a los indígenas la evangelización, artes y oficios.

En nuestro territorio se establecieron los frailes franciscanos, los dominicos quienes se establecieron en Oaxaca, Chiapas y Guatemala y los agustinos que llegaron a la Nueva España en 1533 y se asentaron en la Mixteca y el Estado de Guerrero. En todas las órdenes era necesario hacer los votos de pobreza, castidad y obediencia.

Dentro del clero secular podemos decir que estaba formado por sacerdotes descendientes de los conquistadores ya nacidos en la Nueva España, y éstos no pertenecen a ninguna orden.

El clero regular en la Nueva España.

La evangelización en la Nueva España, fue un proceso que implicó mediante la enseñanza de la religión católica en los territorios de la Nueva España.

La religión católica fue un elemento clave en la expansión del imperio español y punto fundamental en su desarrollo.

El catolicismo no encontró grandes obstáculos en las indias; la religión azteca tenía ideas sobre una vida más allá de la tumba, con premios y castigos, que podían transformarse en ideas cristianas. También el bautismo y la confesión encontraban puntos de coincidencia en las prácticas indígenas.

Acostumbrar a los indios al matrimonio monogámico cristiano era incluso muy difícil. La labor de la necesaria conciliación entre el indio y la ideología cristiana, y de la organización de su vida de familia, iba en gran parte a cargo del clero regular.

Carlos V y Felipe II fueron los principales impulsores de este proceso que tuvo como protagonistas principales a los frailes, las cuales tenían además de atender las carencias espirituales indígenas, alfabetizarlos, enseñarles de artes y oficios, los modos de gobiernos, leyes y la construcción de edificios de diversa índole.

La fundación de la Iglesia Mexicana tocó como tarea general al clero regular, a pesar de que durante el primer periodo de la conquista habían entrado algunos clérigos seculares que trajo consigo a la Nueva España don Fernando Cortés.

Primero llegaron a nuestro territorio, los franciscanos, amparados por una bula de León X, con Pedro de Gante, establecieron una “doctrina” en Texcoco para los indios. Así mismo Pedro de Gante fundó hospitales y escuela, estableció un convento y enseñó artes y oficios a los nativos.

Después de esta vanguardia vinieron Martín de Valencia con sus “doce apóstoles” otros influyentes franciscanos fueron el cardenal Francisco Ximenes de Cisneros y Juan de Zumárraga.

Juan de Zumárrraga fue el primer obispo de México, elevado más tarde a arzobispo por Clemente VII. Luchó en contra de las antiguas creencias indígenas, destruyendo así muchos templos y códices indígenas. Jugó un papel importante en la aparición de la virgen de Guadalupe para atraer a los indígenas hacia el catolicismo.

Los dominicos llegaron desde 1526, se establecieron en Oaxaca, Chiapas y Guatemala. Bartolomé de las Casas presidió esta organización religiosa durante su estancia en la Nueva España y en 1542 escribió al rey informándole acerca de la situación social en Nueva España, cartas que más tarde recopiló en su obra “brevísima relación de la destrucción de las Indias”

En tercer lugar llegaron los agustinos en 1533 y se asentaron en la Mixteca y el Estado de Guerrero, pero más tarde lograron expandirse hacia la huasteca de San Luis Potosí y Veracruz y unos años después a Michoacán. A base de donativos, la orden se hizo de grandes propiedades que a la postre se convirtieron en haciendas y latifundios.

Las órdenes minoritarias se dedicaban a atender hospitales y las escuelas, como los hipólitos y las carmelitas, además de algunas órdenes como las clarisas.

En todas las órdenes era necesario hacer los votos de pobreza, castidad y obediencia. En algunas órdenes, para poder ingresar a un monasterio o convento era necesario traer su dote para el sustento durante toda la vida.

No sólo desde el punto de vista académico, sino también, desde el de la política social, los frailes eran un factor esencial. La abolición de la esclavitud india había sido una victoria de personas ligadas a la iglesia.

Cuando los franciscanos, dominicos y agustinos estaban establecidos, en 1571, el rey permitió la entrada de éstos y desde 1573 funciona en México el Colegio de San Pedro y San Pablo, más tarde el colegio real de San Pedro y San Pablo y San Idelfonso. El éxito de estos colegios dio lugar a la creación de otros colegios jesuitas posteriores.

También los jesuitas contribuyeron a la lucha social, a menudo denunciaban los abusos de los corruptos corregidores, o movían sus influencias en Madrid y Roma contra los poderosos de la Nueva España.

Las aisladas misiones, muchas de ellas tenían el aspecto exterior de fortificaciones y, efectivamente, a menudo llevaban una vida arriesgada. Durante tres siglos las autoridades españolas utilizaron

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