Colonialismo
Enviado por girolonge • 22 de Enero de 2013 • 2.510 Palabras (11 Páginas) • 288 Visitas
Introducción:
El colonialismo es el dominio territorial, económico y cultural establecido durante largo tiempo sobre un pueblo extranjero que se ve sometido al país dominante.
Aunque este término existe desde la época de la Antigua Grecia, hay variantes en su significado, pues en el caso de las antiguas colonias griegas o en el de América se usaba más bien la palabra “colonización” en vez de colonialismo, ya que en estos casos los territorios colonizados no estaban subordinados a la metrópoli, y a todos los habitantes de estos primeros se les consideraba como otros ciudadanos más de la potencia europea.
En la edad contemporánea se identifica más con la dominación política de gentes de otra raza que habitan en un territorio separado por el mar de la potencia colonial, que generalmente suele ser un país europeo.
El colonialismo europeo moderno comenzó en el siglo XV con los viajes de los portugueses a lo largo de la costa oeste de África. Junto con los españoles, fueron los primeros en establecer sus colonias en ultramar, y se aferraron a ellas incluso después de que su fuerza imperialista se hubiera perdido. Sin embargo, el colonialismo alcanzó su momento de máxima importancia desde finales del siglo XIX hasta mediados del XX.
Los países europeos que más protagonismo tuvieron en este proceso fuero Inglaterra, Francia y Alemania, que se repartieron el continente africano, (donde tan sólo quedaron dos países independientes: Liberia y Abisinia) e intentaron extender sus zonas de influencia por diferentes zonas del mundo como Europa Oriental, Oriente Medio, Extremo Oriente o el Caribe. Países como Italia, España, Portugal y Bélgica también intentaron llevarse su parte en este reparto, aunque no consiguieron tantos territorios.
Contexto histórico:
En el último tercio del siglo XIX se vivía en Europa un momento de prosperidad económica y de grandes avances técnicos y científicos.
Respecto a los progresos científicos y técnicos, estos habían alcanzado a todos los sectores: nuevas fuentes de energía cobraron importancia (la electricidad y el petróleo), aparecieron también nuevas industrias (las electrotécnicas y químicas), nuevos medios de comunicación (telégrafo y teléfono) y avances en los medios de transporte. Todos estos avances aceleraron el desarrollo del comercio y de la economía.
Por otra parte, debido a la expansión del capitalismo, a todos estos progresos técnicos y como consecuencia al aumento de la productividad, existía un gran apogeo del capital, que por supuesto no era igual en todos los países del viejo continente: en primer lugar estaban Gran Bretaña y Alemania, que eran los que más riqueza habían acumulado, seguidos de Francia; Italia y Rusia se encontraban todavía en vías de desarrollo.
Debido a esta situación de bienestar económico, se invertía en los procesos de producción, en las infraestructuras urbanas, en grandes edificios, etc. y estas inversiones crecientes modificaron las estructuras económicas.
De la concentración de la producción y de los capitales surge la formación de grandes monopolios que luchan por el control de las fuentes de materias primas y de los mercados (capitalismo monopolista). Cuando los bancos se vinculan a estos grandes monopolios mediante su financiación (pues ellos solos no pueden con las grandes cantidades de capital que se maneja), surge el capitalismo financiero.
Este nuevo sistema económico tuvo como consecuencia el aumento de la producción, de la renta nacional, del nivel de vida y de la capacidad de consumo de los trabajadores.
El uso creciente de las máquinas en el ámbito agrario hizo que la mano de obra necesaria fuera cada vez menor, por lo que la gente se vio obligada a emigrar a las ciudades en busca de trabajo, mejores salarios y calidad de vida, formándose así el nuevo proletariado industrial. Estos trabajadores, además de vivir más años debido a la mejora de la higiene y al avance de los servicios sanitarios, estaban mejor cualificados, pues el número de personas que acudía a la escuela y a las universidades iba en aumento, lo que explica el desarrollo científico y la mejora en la calidad de los profesionales y empresarios de esta época.
Éste éxodo rural trae consigo un desarraigo cultural que en numerosas ocasiones provocó el malestar de los trabajadores, ya que al pasar del campo a la ciudad, perdían su identidad y su comunidad, y todo lo que habían aprendido en sus lugares de origen les era inútil para ganarse la vida. Aumentaba su inseguridad, la pérdida del trabajo pasaba a ser una posibilidad constante en sus vidas, y como consecuencia, la posibilidad de perder la vivienda y el alimento, cosa que no ocurría en el campo, pues allí las casas, aunque pobres en muchos casos, eran de su propiedad, y aun en las ocasiones más extremas podían recurrir a los alimentos que ellos mismos cultivaban.
Este malestar generalizado hizo que las masas comenzaran a pensar que el sistema capitalista era el culpable de todos su problemas, creándose así un pensamiento anticapitalista que ayudó a impulsar con gran fuerza ideologías revolucionarias tales como el marxismo o el anarquismo.
En la Europa de esta época se desarrolló una mentalidad de rivalidad y competencia entre las naciones, que provocó su división, y aislamiento.
Los bajos precios de los productos agrícolas, y sobre todo del trigo ruso y americano, (debidos a la gran cantidad de producción en las zonas de origen y al bajo coste de su transporte) provocó un movimiento proteccionista en toda Europa, (menos en Inglaterra, Holanda y Dinamarca) que garantizaba el desarrollo del comercio propio, y favorecía la concentración de grandes empresas privadas. Este movimiento provocó una serie de guerras aduaneras, y la exacerbación del sentimiento nacionalista. Alemania fue quien puso el primer arancel, en 1879, y en 1892 ya casi todos los países habían instaurado nuevos aranceles mucho más altos. El nacionalismo tiene una relación directa con este aislacionismo económico, y que constituyó su justificación política.
El nacionalismo fue otro movimiento ideológico de gran importancia en la Europa de esta época. Sin embargo, la ideología nacionalista de esta época no era la misma que surgió en la Revolución Francesa y que luego se mantuvo en el resto de Europa.
Originariamente, el concepto de nación estaba vinculado al de democracia, y se refería al conjunto de ciudadanos de un país (todos libres e iguales en derechos y deberes) que voluntariamente construían un Estado para gobernarlos, con el fin del beneficio común.
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