Como son las Raíces antropológicas del ser humano
Enviado por Ramiro Artos • 11 de Julio de 2017 • Apuntes • 1.585 Palabras (7 Páginas) • 183 Visitas
I. Los ancestros:
No es sencillo comprender hasta los más pequeños detalles de qué modo se organizaron en cuanto a su vida social los primeros humanos. Hay una doble dificultad:
La primera, aplicable a todos aquellos que no tienen como profesión ni afición este tema antropológico de los orígenes y que, por lo mismo, carecen de un hábito mental en cuanto a su consideración. Somos, pues, la mayor parte de las personas.
La segunda, afecta también a los estudiosos de estos asuntos. Es la relativa inaccesibilidad de tal objeto de estudio, toda vez que no se trata de un objeto actualmente disponible ni de un relato transmitido y atesorado para el conocimiento histórico. No hay tal presencia ni tal relato, salvo que llamemos “relato” al testimonio de determinados indicios.
Retomando, ahora, el asunto en cuestión, digamos que nuestro interés se centra en el conocimiento del hombre en cuanto a su existencia social primitiva. En tal sentido habría dos aspectos: 1) si hubo una sociedad primitiva, y 2) en tal caso, cómo fue.
Pese a estas dificultades, los antropólogos cuentan con diversas herramientas que les permiten reconstruir buena parte de esta historia:
la organización social de los grupos de antropoides actuales puede ofrecer una semejanza con respecto a los homínidos, antepasados del Homo Sapiens. Si consideramos que el paso evolutivo hacia la hominización no se dio en el vacío sino mediante una transformación de lo ya dado en dichos antepasados, podemos suponer que algunos aspectos de los grupos prehumanos continuaron en el hombre.
los restos fósiles de nuestros antepasados humanos dan cuenta, a partir del diseño anatómico (columna vertebral, cráneo, mandíbulas, manos y pies), de las capacidades y, por lo mismo, de las actividades que desarrollaron estos ancestros que eran ya humanos.
lo mismo cabe decir de diversos rastros de su paso por los lugares en que vivieron: pinturas rupestres, puntas de lanza, hollín, cenizas, huellas calcificadas…
Redondeando: la organización social de los humanos primitivos, es una historia que puede ser reconstruida a partir de inicios tales como:
la observación de los antropoides actuales,
de los restos fósiles de nuestros antepasados,
y el análisis de los rastros de su paso.
II. La condición humana:
Más allá de la reconstrucción de un pasado remoto, la búsqueda causal de la existencia social se orienta al hombre en sí mismo, desde la perspectiva antropológico-filosófica. El ser humano vive en sociedad por razones independientes de la historia, razones que hacen a su propia condición en la tierra, a su esencia, razones que, en definitiva, han sido “per prius ” generadoras de aquella historia.
¿Por qué el hombre vive en sociedad?, nos preguntamos. Y surge como obvia la explicación del entorno inmediato en el que nacemos, con el cual nos encontramos ineludiblemente. Es decir: no es natural el abandono de un recién nacido a sus solas fuerzas, lo que acabaría con la muerte del bebé, salvo cuando interviene a tiempo otro ser humano que suple su indefensión. Es decir: así es como llegamos a la existencia, rodeados por otros seres humanos.
En estrecha relación con ello, digamos que la vulnerabilidad humana no se limita a la niñez sino que, sin el auxilio de sus congéneres, el hombre vería su subsistencia amenazada,
tanto por la necesidad de procurarse los medios para la vida (alimentos, indumentaria…),
como para sumar y coordinar las fuerzas a los fines defensivos contra todo aquello que amenaza la existencia (fieras, sequías, plagas, calamidades climáticas y telúricas).
Un resorte indiscutible del contacto entre humanos, está dado de modo natural y sin grandes posibilidades de prescindir de él. Se trata del impulso sexual. Éste no es resultante de una incorporación cultural aunque le son propias las pautas culturales. Pero interior a toda cultura, existe, y determina sin duda el acercamiento, de hecho, entre los sexos.
Más allá de lo biológico y lo material, existe otro tipo de necesidad: se trata de algo propiamente humano, una necesidad moral, espiritual, de establecer vínculos con otros seres humanos. En verdad, en el supuesto caso de que alguien pudiera tener satisfecho todo lo correspondiente a las necesidades materiales, aún quedaría pendiente el necesario contacto con los otros, una comunión con los semejantes cuyo valor es intrínseco y de ningún modo instrumental.
Una de las torturas más enloquecedoras que se han practicado, con el propósito de doblegar toda resistencia y de dejar desquiciadas a sus víctimas, ha sido la del aislamiento total. Leyendo las memorias del Cardenal Mindszenty, me conmovió particularmente la parte en
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