Corrientes Ideologicas Bd Ela Edad Contemporanea
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Corrientes ideológicas de la Edad Contemporánea
Nunca en la historia de la Humanidad ha habido una lucha dialéctica y una lucha política comparable a la que se produce en la contemporaneidad. Es evidente que antes de la revolución francesa y de la revolución industrial había distintas formas de pensar sobre cómo organizar la sociedad, pero concurrían -a mi modo de ver- una serie de circunstancias que atenuaban la magnitud de las discusiones:
- La inexistencia de democracia,[[#sdfootnote1sym|1]]lo que impedía la libre discusión y propagación de las ideas.
- La gran lentitud de los cambios sociales y económicos antes de la Edad Contemporánea. Una de las características de la contemporaneidad es la enorme rapidez con la que ocurren todo tipo de fenómenos. Una realidad nueva exige leyes nuevas y organizaciones sociales nuevas[[#sdfootnote2sym|2]].
- Una de estas novedades es la revolución industrial[[#sdfootnote3sym|3]], que lleva a una nueva clase social al poder: la burguesía, que elaborará una teoría económico-política que defiende sus intereses, el liberalismo, y concentra a muchos obreros en las fábricas, en situaciones vitales desesperadas. Para ellos, pero no por ellos,[[#sdfootnote4sym|4]] se elaboran las grandes teorías políticas del Movimiento Obrero: el socialismo utópico, el marxismo y el anarquismo. Por primera vez en la Historia, los obreros se organizan en partidos y sindicatos no sólo para mejor defender sus intereses, sino -y esto constituye una novedad- para cambiar de raíz el sistema, en este caso el capitalismo.
- Todas estas teorías se expresan libremente[[#sdfootnote5sym|5]] a través de la prensa, que, aunque había aparecido antes de la Edad Contemporánea, es ahora cuando conoce un gran desarrollo, sobre todo en el siglo XIX.
- Esta lucha ideológica es también más fuerte que nunca porque los partidos y sindicatos obreros quieren acabar con el capitalismo, no se limitan a hacer reformas. La burguesía, por tanto, tenía mucho que perder y se radicaliza, al igual que el propio Movimiento Obrero.[[#sdfootnote6sym|6]] Esta radicalización hace muy dura la lucha política.
El liberalismo
El liberalismo es la filosofía político-económica que sustenta al capitalismo. Es una ideología propia de la burguesía. Tiene sus antecedentes en Locke, en la Ilustración francesa. A Adam Smich se le considera el padre del liberalismo. Escribió una obra fundamental: La riqueza de las naciones. Los principios liberales son recogidos por las Declaraciones de los Derechos del Hombre, tanto americana (1776) como francesa (1791) y pasarán a formar parte de los textos constitucionales liberales de los siglos XIX y XX. El liberalismo político es la teoría que postula la libertad de pensamiento, actuación y elección por parte de los individuos de una comunidad que tienen igualdad de derechos, deberes y oportunidades, y cuya conducta está limitada por leyes que tienden a ejercer la menor coacción para que la libertad individual pueda desarrollarse dentro del respeto al bien común. Sus características principales son: 1) Soberanía nacional[[#sdfootnote7sym|7]], ejercida por el pueblo a través de sus representantes en el Parlamento, encargado de hacer las leyes y controlar la gestión del gobierno. El rey sólo tiene un poder delegado del pueblo (recordemos la distinción que hacía Rousseau entre posesión y propiedad del poder), y ha de gobernar en beneficio de éste. Los ciudadanos se agrupan en partidos que presentan programas y realizan su propaganda para acceder, mediante elecciones, a los parlamentos. 2) Igualdad ante la ley, en un principio incompleta, sólo era ante el impuesto y los tribunales, pero no en las elecciones a causa del sufragio censitario. 3) Equilibrio y separación incompleta de poderes: ejecutivo -el rey gobierna junto con sus ministros, estando su gestión sometida a la publicidad merced a la libertad de imprenta-, legislativo -parlamento unicameral o bicameral-, que a prueba las leyes y controla la gestión del ejecutivo y judicial -tribunales-, encargado de aplicar las leyes con independencia de los otros poderes. 4) Monarquía limitada por una Constitución. También hay liberales republicanos, que en algunos países irán aumentando. 5) Libertad individual: de conciencia, pensamiento, culto, expresión hablada y escrita, reunión y asociación. 6) Aconfesionalidad del Estado, que rechaza la primacía de la Iglesia, estableciendo el matrimonio civil, la enseñanza neutra o laica y la secularización de los bienes del clero (desamortizaciones), cayendo con facilidad en un anticlericalismo visceral como réplica a la postura beligerante de la Iglesia frente al liberalismo. 7) Descentralización en favor de los municipios. 8) Espíritu de tolerancia, sobre todo hacia las nuevas doctrinas científicas. Pero la burguesía instalada en el poder se muestra intolerante con el movimiento obrero.
El liberalismo económico tiene como características: 1) Defensa de la propiedad privada sin límites, como posibilidad de que el hombre logre su felicidad a través de la libre y leal competencia; para ello se establecen unas leyes muy duras frente a los delitos contra la propiedad. 2) Libertad plena de actividades económicas -industria, comercio y contratación laboral-, sin ninguna planificación o dirigismo del Estado, según el lema laissez faire, laissez passer, “dejad hacer, dejad pasar”, siendo reguladas únicamente por la libre competencia basada en la ley de la oferta y la demanda; incluso se prohíbe el asociacionismo obrero bajo pretexto de una supuesta defensa de la libertad.
Parte de estos principios, tanto políticos como económicos, serán adulterados por la burguesía en el poder, que los orientará en beneficio propio. Pronto se llegará al capitalismo monopolista, que rompe el principio de la libre competencia.
Se dará el Estado guardián, que únicamente cuida de mantener las libertades individuales citadas, descuidando la justicia social. El obrerismo, con sus reivindicaciones sociales y políticas, será el factor principal para que se inicie, en la segunda mitad del siglo XIX, una revisión de los postulados liberales.
A partir de la crisis del 29, el liberalismo sufre una reforma propugnada por Keynes, que básicamente consiste en que el Estado tiene que intervenir más en la vida económica: fijación del salario mínimo, realización de obras públicas y creación de empresas públicas para crear empleo, etc.
En la actualidad, algunos liberales vuelven, de la mano de Hayek, a postular una mínima intervención del Estado en la vida económica.
El liberalismo político ha contagiado a las demás ideologías, incluido el socialismo. En realidad, ambas teorías se han influido mutuamente. Los socialistas se han convertido en socialdemócratas, han aceptado
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