Criminologia
Enviado por legalapm • 6 de Mayo de 2014 • 2.840 Palabras (12 Páginas) • 226 Visitas
PENSAMIENTOS DE FILOSOFOS
Las indiscreciones de la Historia
Se ha dicho que los capítulos más sugestivos de la Historia son los que dictó la indiscreción. Unas palabras indiscretas de Fernando de los Ríos, las que el maestro Rocasolano recoge en su capítulo, aclaran, a los que de otro modo no habrían tal vez de creerlo, cual sea el entronque de la Institución Libre de Enseñanza [204] con unas y otras obras; cual sea la táctica de todas ellas; cuán fecundamente hicieron «política» –con minúscula– y «posibilitaron el advenimiento de un régimen nuevo».
Otras palabras, indiscretas también, y también lanzadas en momentos que para los institucionistas fueron de euforia –1930; caída del dictador; promesas revolucionarias–, nos descubren, sin disimulos, cual sea el alma de la Escuela de Criminología, ¿Creeréis que un afán por servir la labor docente encomendada? ¿O una apetencia científica? Oídlas: «Se trata de una institución en que el «espíritu» dominaba sobre la finalidad instructiva, y, por ello no se cubrieron los cargos docentes por oposición o público concurso, sino que se designó a los profesores atendiendo a la notoriedad que en sus Ciencias gozaban». «Con valer mucho las enseñanzas de la Escuela, absorbidas por los estudiantes con singular avidez, lo más transcendental de la obra era el espíritu que iluminaba a Salillas y del que quedó penetrado el Instituto. Contagiados de él todos los profesores, la Escuela de Criminología era un Centro de educación en el que el régimen instructivo fue el medio de crear el «ánima». Los catedráticos de la Escuela rimaban con el director, y, así, ese organismo era una verdadera corporación en la que anidaba un espíritu.
Krause, desconocido en su patria alemana, la patria grande de los filósofos, llenó, por el contrario, toda la filosofía oficial de la España decadentista. Sanz del Río, que entroncaba fuertemente con la Institución a través del fundador y alma de ésta, nos lo había importado como la personificación de las más excelsas corrientes filosóficas germanas. Y Krause, el ignorado o el menospreciado de los suyos, reencarnó en toda una escuela de filósofos y pensadores y juristas españoles, y su lenguaje sibilino e ininteligible fue el lenguaje de la triste generación del 98.
Roeder, el discípulo, sirvió la Escuela de Criminología. Error y exotismo mediocre, cuando sin salir de la Patria nuestra pudo hallarse la verdad. Que los nombres clásicos de Bernardino de Sandoval, de Cerdán de Tallada, de Cristóbal de Chaves, de Sor Magdalena, de San Jerónimo, y, más cerca de nuestros días, los de Montesinos y Concepción Arenal, son lo sobradamente prestigiosos para formar con ellos el arranque de una escuela penitenciarista sólidamente científica, hondamente cristiana y castizamente española.
Así en las ideas penitenciaristas. Frente al problema de las causas del delito, error y exotismo, también. Doctrina de la Escuela fue el positivismo lombrosiano, el que hace creer fatal al delito; el que arroja el espíritu en el desánimo, al enfrentarlo con lo irreparable; el que, ante el crimen enfermedad, trueca los juristas y los penitenciaristas en médicos o enfermeros...
Pero la Ciencia fue lo secundario. Lo primordial –son sus palabras– fue , tomando el régimen instructivo como medio, forjar el «ánima». El ánima de la Institución.
Otros colaboradores de este libro tratan –¡cómo el tema es frondoso!– de lo que ha sido el régimen de oposiciones al servicio de la Institución Libre de Enseñanza. Nosotros no tenemos por qué hacer referencia de él. En la Escuela de Criminología el procedimiento designador del profesorado fue , ya que no más eficaz a la «causa», sí más fácil y expeditivo. ¿Oposiciones? ¿Concursos? ¿Garantías de selección? ¡Para qué! ¡Un grupo de amigos, modestamente, proclama la notoriedad de cada uno de ellos en sus disciplinas respectivas! ¡Y, para el mañana, se reserva la facultad de proponer, con carácter de exclusividad, los nuevos nombramientos! Así, con tamaño impudor, rezaban los artículos 5° y 7° del decreto inicial.
La frenología (del griego: φρήν, fren, "mente"; y λόγος, logos, "conocimiento") es una teoría antigua en la cual se afirmaba que es posible determinar el carácter y los rasgos de la personalidad, así como las tendencias criminales, basándose en la forma del craneo, cabeza y facciones. Desarrollada alrededor del 1800 por el neuroanatomista alemán Franz Joseph Gall fundador de la frenología. y extremadamente popular durante el siglo XIX, hoy en día es considerada una pseudociencia. Ha merecido, sin embargo, cierto mérito como protociencia por su contribución a la ciencia médica con su idea de que el cerebro es el órgano de la mente, y de que ciertas áreas albergan funciones específicamente localizadas.
La frenología, que se ocupa de la personalidad y el carácter, difiere de la craneometría (el estudio del peso, tamaño y forma del cráneo), así como de la fisionomía (estudio de los rasgos faciales). Sin embargo, todas estas disciplinas aseguran predecir conductas o capacidad intelectual. En un tiempo fueron practicadas intensamente en el campo de la antropología/etnografía y en ocasiones utilizadas para justificar "científicamente" el racismo. Aunque algunos principios de la frenología están hoy bien establecidos, la premisa básica de que la personalidad está determinada por la forma del cráneo es considerada falsa por casi todo el mundo. JOSUE
TEORÍAS DE LA CRIMINALIDAD
EL POSITIVISMO CRIMINOLÓGICO: LA SCUOLA POSITIVA
La etapa científica surge a finales del pasado siglo con el Positivo Criminológico, esto es, con la Scuola Positiva Italiana que encabezan Lombroso (Antropología), Garófalo y Ferry (Sociología).
Se presenta como crítica y alternativa a la Criminología "Clásica" dando lugar a una polémica doctrinal con ésta. El método abstracto y deductivo de los clásicos frente al método empírico, inductivo de los positivistas.
EL MÉTODO POSITIVO
El delito se concibe como un hecho real e histórico. Su estudio y comprensión son inseparables del examen del delincuente y de la realidad social de éste. Interesa la Etiología del crimen, esto es, la identificación de sus causas como fenómeno. La finalidad de la Ley Penal no es establecer el orden jurídico, sino combatir el fenómeno social del crimen, defender la sociedad. Concede prioridad al estudio del delincuente.
El Positivismo es determinista, califica de ficción la libertad humana y fundamenta el castigo con la idea de la responsabilidad social o mero hecho de vivir en común, propugna el anti-individualismo.
ORIENTACIÓN ANTROPOLÓGICA LOMBROSIANA
Lombroso
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