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Crisis Economica


Enviado por   •  18 de Abril de 2013  •  4.256 Palabras (18 Páginas)  •  360 Visitas

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Dos modelos económicos opuestos han dado vida a la política económica de nuestro país a partir de la Segunda Guerra Mundial. El primero es el modelo keynesiano o economía de tipo proteccionista, donde el Estado intervenía directa y fuertemente en la vida económica de la nación.

Este modelo permitió el crecimiento de la industria y la formación del capital básico para su expansión; pero al mismo tiempo propició una industria ineficiente en términos de calidad y costos, lo que la hace inoperante y poco competitiva a nivel internacional.

El segundo modelo es el monetarista o neoliberal en el cual se busca una mayor competencia entre particulares y la eliminación paulatina del papel del Estado en el aspecto económico de la nación.

De esta forma, la competitividad de los productos y de las industrias a nivel internacional estaba asegurada, hecho que propiciaría un nuevo despegue de la economía mexicana. Sin embargo, detrás de la máscara de la competitividad estaba la brutalidad del capitalismo salvaje explotando desmedidamente a la clase trabajadora con el afán de acumular ganancia.

La segunda conflagración mundial dio un gran estímulo al crecimiento de la economía mexicana. De 1940 a 1956 se da en México un período de crecimiento hacia afuera, basado en el dinamismo del sector primario. Esta política puede definirse como crecimiento sin desarrollo, ya que el número de industrias del país aumentó, pero sin la base sólida que es la libre competencia, que le permitiera desarrollarse económicamente.

De 1956 a 1970 gira ciento ochenta grados la economía mexicana creciendo hacia adentro, basada en el dinamismo del sector industrial, contrayendo la estabilidad de precios y ajustándose a los problemas productivos y financieros por los que pasó el país.

En el primer modelo, “la expansión [de la industria y] del capitalismo en México [fueron impulsados] por procesos… vinculados al desarrollo extensivo… [es decir] por un dinámico proceso de sustitución de importaciones, decididamente favorecido por la política de protección a la industria.” [1] Hubo un cambio en el tipo de producción, donde lentamente la industria transformativa se separa de la extractiva al igual que la manufactura de la agricultura.

Poco a poco esta última se va convirtiendo en un elemento básico de aquella al pasar a ser materia prima que se transforma en mercancías. Este impulso también desarrolló la división social del trabajo.

Así, creció rápidamente la producción mercantil a expensas de la agrícola ya que de 1940 a 1950 esta última, pasó de 46.9 % a 17.9 %. [2] Y por su parte, la proporción de la población urbana en relación con la rural, se incrementó de 35 % a 51.5 % de 1940 a 1960. [3] El siguiente cuadro muestra la predominancia que va adquiriendo la población urbana.

Advierte Lenin que “el desarrollo de la economía mercantil significa que la agricultura se va separando de una rama industrial tras otra.” [4] Mientras que la industria transformativa va creciendo y tomando importancia dentro de la vida económica de un país o simplemente dentro de una comunidad, “una parte cada vez mayor de la población se va separando de la agricultura, es decir, [crece] la población industrial a cuenta de la agrícola.” [5] Queda así enunciada una ley del desarrollo capitalista.

AÑO URBANA RURAL

1950 28.90 71.10

1951 29.94 70.06

1952 31.39 69.94

1953 32.02 67.98

1954 33.06 66.94

1955 34.10 65.90

1956 35.14 64.89

1957 36.18 63.82

1958 37.22 62.78

1959 38.26 61.74

1960 39.30 60.70

Cuadro 1.- “Evolución porcentual de la población urbana y rural.” Fuente: NAFINSA. “La economía mexicana en cifras.” México 1981.

Por otro lado, la necesidad de un mercado exterior para una nación capitalista, se determina, según Lenin,[6] por: la circulación de mercancías que rebasan los límites geográficos del estado, por la constante transformación de los modos de producción y el ilimitado crecimiento del volumen de la producción.

Así como en la industria hubo crecimiento durante las dos décadas siguientes a 1940, también el agro mexicano creció a una tasa promedio de 6 % y con esto se abrió paso a la exportación, y a la formación de un mercado interior multiplicando los tipos de industria. [7]

Con el extraordinario volumen de las exportaciones de alimentos de esos años, se obtuvo un flujo considerable y continuo de divisas que más adelante, permitieron sostener la importación de maquinaria y equipo para la instalación y ampliación de la planta industrial. También se desarrolló el flujo de materias primas y alimentos, con estabilidad en los precios.

Al respecto, sentencia Lenin que “el mercado interior… se crea por el desarrollo de esta economía mercantil; y el grado de fraccionamiento en la división social del trabajo determina la altura de su desarrollo… [dividiendo] a los productores directos en capita-listas y obreros.” [8] Así, se multiplicaron las diversas profesiones.

Sin embargo, en México, la industrialización de este periodo se caracterizó por:

- Poca inversión en maquinaria y en espacios fabriles.

- La abundante disponibilidad de fuerza de trabajo barata.

- El predominio de tecnología industrial de tipo tradicional; es decir, no había grandes mejoras al proceso industrial que implicaran gran ahorro en tiempo y dinero.

- El uso de insumos y materias primas de origen nacional, lo que fortalecía el mercado interno.

El Estado mexicano fue un promotor directo del desarrollo mediante la creación de infraestructura industrial y agrícola y su política de promoción proteccionista. De esta forma, la de sustitución de importaciones creaba una ganancia extraordinaria en beneficio del capitalista industrial.

A partir de la segunda mitad de los 50 del siglo pasado, el proceso de industrialización tendió a desacelerarse por su proximidad a los límites del desarrollo extensivo del capitalismo; es decir, se acabó el mercado y la fuerza de trabajo se cansó por la explotación continua.

Con la caída de los precios internacionales de los productos básicos se bloqueó el ciclo de reproducción del capital mexicano y vino una subsiguiente etapa de crisis y recesión económica hasta que se presentó una nueva alternativa para incrementar la acumulación del capital en los países más industrializados. Esta alternativa consistió, según Rivera, en que el flujo de divisas se “acrecentara en dirección a países en los que el desarrollo extensivo del capitalismo y el papel asumido por el Estado habían creado una infraestructura industrial suficiente que aseguraba la rentabilidad del capital externo.” [9] México tenía

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