Critica Teatra "henry"

enry es una propuesta muy particular. Escrita por María Inés Falconi, se centra en la vida de Enrique VIII, sin duda uno de los déspotas más importantes de la historia y un fagocitador de sus propias mujeres.

Con una decisión adecuadísima se construye el espacio: ¿dónde estamos? ¿quiénes están ante nosotros? Un espacio que aporta, en datos iguales, referentes a lo histórico y a la actualidad, a entender a ese personaje como él se denomina o a pensar que está enajenado. Y la pieza no lo resuelve.

Henry está mayor, y lo que se contará es su historia (una historia llena de vericuetos) pero el cruce entre el pasado y el presente es constante, si el pasado es relato, el presente es lo lúdico: Henry reconstruye desde decapitaciones hasta guerras a partir del juego. Como si se tratara de una reconstrucción infantil. A partir de estos elementos, la propuesta trabaja en niveles muy diferentes: delante nuestro el déspota que todavía conserva sus rasgos para aquella que lo cuida (quien lo esquiva, lo burla, lo obedece, sin solución de continuidad)

y el hombre que ha sido poderoso y es observado en estado de decadencia, su camisón, su dificultad para caminar, sus movimientos cansinos.

El modo de construir humor (tanto desde la actuación como desde la dramaturgia) es absolutamente increíble, matizado de cierta emoción que produce el recuerdo de lo que ya no está (el poder real, alguna mujer de la que no se olvida).

Decíamos del predominio del juego, podríamos sumar la noción de capricho, que aparece inscripta de manera indeleble e incluye desde la ruptura de relaciones diplomáticas hasta la negación frente a una ensalada de fruta.

Henry tiene la notable capacidad de ser en términos equivalentes, un divertimento genial y una reflexión sobre el poder definitivamente incisiva.

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