Cuentos de rancho “Juan Botas”

“Juan Botas”

Cuenta la leyenda que en una hacienda muy lejos de aquí y cerca de allá, vivía un rico hacendado (que por cierto tenía un hijo que se llamaba igual que Él Tomas López) con una gran extensión de tierras de cultivo, y centenares de cabezas de ganado, rodeados de cerros, ríos y riachuelos que hacían de este rancho muy próspero.

La casona estaba construida con grandes adobes, cimientos de piedra y lado, enormes bardas que parecía una gran fortaleza done no cualquiera podía entrar. Los piones eran explotados ya que trabajaban, hasta las 12 horas al día y la paga era muy raquítica, ya que solo les alcazaba para mal comer, además recibían mal trato por parte de los mayordomos y achichincles del patrón.

Todo era muy bello hasta antes de inicios de la revolución, ya que los grupos guerrilleros iniciaron el movimiento para acabar con la tiranía del gobierno y la esclavitud del que eran objeto los trabajadores por los latifundistas.

Los campesinos de Tomelópez (que así se llamaba el rancho por el nombre del dueño y Tomelopitos porque ahí tenía su hacienda su hijo) se unieron al movimiento revoluci0onario y juntos con ellos trataron de apoderarse de las casonas, el rico terrateniente al ver que estaba cerca su fin escondió en un lugar del patio de la vivienda lo tesoros acumulados del trabajo de estos hombres, teniendo un cómplice que por cierto era el capataz al que todos llamaban “Juan Botas” porque siempre andaba a caballo, pistola en la cintura, látigo en la silla del caballo y sus botas que le llegaban hasta las rodillas.

Los furiosos ex trabajadores quemaron la hacienda, apoderándose de ella y dando muerte a los dueños y al famoso Juan Botas, que se llevó el secreto a la tumba del lugar donde se enterraron los cofres llenos de centenarios de oros, joyas y demás tesoros.

Al consumarse este acto se repartieron las tierras a los hombres que las trabajaban, los niños ahora podían asistir a las escuelas, las mujeres podían salir a lugares públicos sin que se les maltrataran, salarios justos y se apoyó a la revolución mexicana.

Cuenta los lugareños que en cada aniversario de la batalla se puede apreciar una fogata y todos ellos creen que ahí están enterados los tesoros, que por cierto varios de ellos han intentado sacarlos (los tesoros); pero se llevan la sorpresa que están resguardados por un personaje alto, de aspecto vaquero, sus botas hasta la rodilla, armado hasta los dientes, que no deja acercarse a este lugar, todos tienen la sospecha de que se trata de Juan Botas.

CBTis 171

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