Cultura Política
Enviado por Nko1990 • 15 de Septiembre de 2013 • 763 Palabras (4 Páginas) • 255 Visitas
¿Cómo se relaciona el curso de Cultura Política con los diferentes programas que ofrece la
universidad?
Un profesional de la UNAD es ante todo un ser humano que vive en sociedad y como tal ha de
estar en capacidad de comprender lo que sucede en su entorno; pues de la interpretación que
haga de lo que sucede en los contextos locales, regionales, nacionales e incluso internacionales;
depende su posibilidad de interacción, intervención y desempeño; no solo como profesional, sino
también como padre, madre de familia, hijo/a, hermano/a, esposo/a, vecino/a etcétera. El curso
de Cultura Política parte de la convicción de que los verdaderos profesionales se construyen sobre
cimientos que tienen que ver con la ciencia, la tecnología, el arte, la cultura, la política; porque
sólo desde esta perspectiva integral, la sociedad podrá contar con individuos que se reconocen
como parte de una comunidad y que saben que esta comunidad solo tiene sentido por la acción
concreta de los individuos.
El curso de Cultura Política parte de la convicción de que los verdaderos profesionales se
construyen sobre cimientos que tienen que ver con la ciencia, la tecnología, el arte, la cultura y la
política. Existe una fuerte relación entre la cultura política y la democracia ya que vivimos en
sociedad, ambas se implican para construir el sujeto político. En esta relación se construye el
objetivo del curso.
En el presente curso hacemos nuestra la estrategia de abordar la cultura política desde la relación
de tres variables fundamentales que se retroalimentan: los paradigmas, los actores y los símbolos
políticos. En esta vía, compartimos igualmente la siguiente hipótesis de trabajo para nuestro
curso: “La cultura política latinoamericana en general, como colombiana en particular, puede
caracterizarse por el traslapamiento de tres temporalidades (premodernidad, modernidad,
postmodernidad) y sus consecuentes paradigmas políticos representativos sin una relación de
continuidad o discontinuidad natural entre las mismas, lo evidencia el carácter híbrido estructural
de nuestras sociedades. Ello genera tanto las tensiones internas entre los paradigmas
correspondientes a cada temporalidad como las contradicciones preformativas entre las
temporalidades entre sí, lo que se manifiesta en una identidad político-cultural sustancialmente
difusa, en tensión entre los tres vórtices hacia los que cada una se inclina, propiciando ya una
ruptura conceptual que impide decantar mínimamente una conciencia política definida, ya una indiferencia y/o escepticismo políticos que, en ambos casos, se resuelve en la vuelta a formas de
legitimación tradicional-carismáticas y, en
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