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Cultura colonial, religión en el virreinato y otras colonias americanas


Enviado por   •  17 de Abril de 2016  •  Documentos de Investigación  •  6.869 Palabras (28 Páginas)  •  290 Visitas

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PRESENTACIÓN

Este trabajo fue realizado con responsabilidad, orden y sobre todo con dedicación pues presenta la información adecuada para satisfacer las dudas del lector. Cabe resaltar que la historia, es una de las tantas maneras de informarnos acerca de las formas de vida en el pasado, sus ideas y costumbres así como también, que en la actualidad, las nuevas formas de estudio e investigación ayudan al alumno a desempeñar adecuadamente el uso del internet, y del mismo modo de los libros.

Al comprender detalladamente el propósito del trabajo me di cuenta, que el tiempo empleado no fue una simple cosa, más bien, una nueva forma para demostrar mis habilidades como estudiante investigador y decidido a ampliar sus conocimientos.

Cómo no mencionar el apoyo recibido de mis padres, amigos y profesores, a quienes puedo recurrir en momentos que más lo necesito, que me aconsejan y me ayudan a ser mejor cada día.

Para ir concluyendo, podemos decir que este trabajo pretende incentivar la investigación como una forma de aprender. Así como también promover el interés por el estudio de nuestra historia.

Las nuevas formas de investigación son completamente importantes ya que nos sirven como medio de información para poder comprender mejor lo sucedido y los nuevos descubrimientos que se puede dar, y así poder incentivar al estudiante ofelino a este hábito, pues está estrechamente vinculada con el aprendizaje.

La América colonial

I. El siglo XVI: Consolidación del poder administrativo

La consolidación de la autoridad española en las Américas se realizó con la creación de entidades administrativas que canalizaron tanto la voluntad monárquica como su implementación. Terminada la primera gran oleada de exploraciones y acabada la conquista de México, Carlos V consolidó en 1524 la autoridad del Consejo de Indias--ya existente desde 1511--al darle autonomía para ejercer poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. A la vez, la Casa de Contratación, establecida en 1503 para fiscalizar el comercio con las Américas desde Sevilla, pasó a depender del Consejo de Indias. Esto significó la concentración de los órganos administrativos relacionados con las Indias en una sola institución. El Consejo de Indias alcanzaría su máxima definición reglamentaria en 1571 tras las Ordenanzas de Felipe II.[pic 3]

En las colonias--que deberían llamarse en todo rigor "Reinos de Indias" de acuerdo con su estatus jurídico--se desarrolló un sistema administrativo de estructura jerárquica como la del centro metropolitano. En los municipios de las ciudades se establecieron cabildos compuestos de alcaldes (del árabe al-gadi) y regidores democráticamente elegidos y corregidores designados; éstos estaban bajo la jurisdicción administrativa y judicial de las gobernaciones. En las fronteras se establecieron capitanías generales de militares profesionales, las cuales eran vigiladas tanto por las audiencias de oidores reales como por los virreinatos de México (1535) y del Perú (1542), cuyos virreyes representaban al rey en ultramar (ver un mapa de América del Sur de 1580). Hacia finales de la época colonial otros dos virreinatos fueron establecidos: el de Tierra Firme o Nueva Granada (1717) y el de Río de la Plata (1776). El virrey desempeñaba los papeles de Presidente de Audiencia y Capitán General, pero este poder fue cuidadosamente controlado: al virrey no sólo se le prohibía adquirir tierras y casarse en el lugar de su jurisdicción; además, terminado el período de su cargo, se le sometía a un juicio de residencia, un procedimiento formal abierto a toda acusación o reclamo en su contra.

La supresión de los conquistadores

La situación de los conquistadores ilustra la implacabilidad de la Corona al imponerse como autoridad suprema en las Américas. A Hernán Cortés, después de ser nombrado gobernador y capitán general de Nueva España [México] por Carlos V en 1522, los oficiales del tesoro le juzgaron pocos años después y terminó con un título mucho menos importante. Para evitar la propagación de su fama de héroe, la Corona prohibió la publicación de sus Cartas de relación. Unas décadas después, Gonzalo Pizarro, hermano del ya difunto Francisco Pizarro, encabezó una sublevación de los encomenderos contra las Nuevas Leyes de 1542 que abolían la encomienda. Pizarro decapitó al virrey del Perú y terminó ejecutado, a su vez, a manos de las fuerzas reales enviadas por el Consejo de Indias.

Esta toma de poder de los agentes de la administración real marcó el desplazamiento de la autoridad feudal que los conquistadores se habían otorgado y el asentamiento definitivo de una red administrativa que representaría los intereses monárquicos en el Nuevo Mundo. Además de arrebatarles el poder a los conquistadores, la Corona evitó que surgiera una hegemonía americana dándoles carácter temporal a los puestos administrativos americanos. Reteniendo para sí todo el poder burocrático, los monarcas españoles suprimieron la gloria no sólo de los conquistadores, sino también de sus descendientes, para asegurar su dominio y autoridad en las Américas. Esta consolidación del poder real inauguró el período colonial, dominado por la cultura virreinal.

La disminución de la población indígena

El siglo XVI vio una reducción catastrófica de la población indígena de las Américas. Por ejemplo, la población original de 25 millones del México central se redujo a la mitad en los primeros 50 años después de la conquista, y a sólo un millón en 1605 (1). Las razones que más citan los investigadores contemporáneos para esta disminución son las enfermedades llevadas al Nuevo Mundo por los conquistadores (la viruela y el sarampión), la guerra, el maltrato (bajo la encomienda, el repartimiento y la mita) y la depresión, que supuso una reducción significativa en las tasas de nacimiento.

El clero americano poco a poco dejó de tener fuerza para luchar contra los males de la población indígena. A partir del Concilio de Trento de 1545-1563--arranque de la Contrarreforma católica--, los religiosos abandonaron toda postura indigenista que no se ajustara a las normas de la ortodoxia, dejaron de luchar por el derecho de los indígenas a ser políticamente independientes y se limitaron a enseñar el dogma católico y a hacer obras de caridad. Aun así algunas figuras se destacan como contadas excepciones a esta generalización. El oidor de Nueva España y obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, apodado "Tata (padre, abuelo) Vasco", trató de implementar en el siglo XVI la Utopía de Tomás Moro para forjar una comunidad utópica indígena, llegando a establecer propiedades comunales que fueron protegidas por la Corona y no disueltas hasta el siglo XIX. Otros, como Fray Bernardino de Sahagún, autor de la Historia general de las cosas de Nueva España--historia azteca en náhuatl--, trabajaron para preservar el pasado y las costumbres de las poblaciones diezmadas.

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