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Culturas Precolombinas


Enviado por   •  19 de Octubre de 2013  •  4.012 Palabras (17 Páginas)  •  589 Visitas

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TAIRONAS

Culturas precolombinas de Colombia. La cultura Tairona se encuentra en la parte superior del mapa.

Los taironas son un grupo indígena que habita en los departamentos colombianos de Magdalena (departamento), de La Guajira y de Cesar, en la cara norte de la Sierra Nevada de Santa Marta, incluyendo las cuencas de los ríos Guachaca, Don Diego, y Buritaca y la zona baja costera comprendida dentro del Parque Nacional Natural Tayrona. se trata de un grupo de filiación lengua chibcha.

Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de contención, escaleras y puentes.

Las casas Tayronas eran admirablemente construidas, en forma de enormes cabañas de madera o bahareque con techos de paja y de palma, por lo general, de forma cónica, y que por su elaboración se deduce que fueron excelentes carpinteros. Las puertas eran adornadas con caracoles colgados de hilos, los cuales, soplados por el viento producían un armonioso sonido. Su mobiliario era de espartos y de cañas, y las esteras que tendían en el suelo eran tejidas y pintadas con muchos y variados colores. En los tapetes de algodón dibujaban figuras de animales, como tigres, águilas, y serpientes.

En sus trabajos los Tayronas acostumbraban estar casi desnudos. Pero cuando salían de sus faenas usaban trajes de telas firmes de algodón. Las mujeres, además de la falda, se echaban sobre las espalda una especie de chal o pañolón de tela blanca. Hombres y mujeres se adornaban con joyas de oro, penachos de plumas y mantas pintadas, adornadas con cristales de cuarzo, coralina, jaspes y otras piedras engarzadas en oro.

Los Tayrona fueron hábiles en el arte plumaria; de plumas de papagayo, de pavas y otras aves hicieron diademas, penachos, capas como mucetas, flores, rosas, vestidos de colores vistosísimos, abanicos; inclusive mantenían en cautiverio guacamayas y tominejas para extraerles el plumaje cada año y utilizarlo en sus trajes de ceremonia.

Encima de tan lujosa indumentaria se ponían sus joyas de oro, consistentes en narigueras, chagualas como patenas o medias lunas, petos, collares de caracoles y cuentas. Para las mujeres había, además, brazaletes, ahorcadas y gargantillas.

Los Tayronas eran excelentes horticultores y, favorecidos por la diversidad de sus climas, pudieron cultivar e intercambiar casi todos los frutos que se cosecharon en Precolombia. En ninguna otra cultura de nuestro territorio aparecen tan claros los procedimientos para mantener la fertilidad del suelo, consistentes en terrazas que impedían la erosión de los suelos, ni otras aplicaron tan hábilmente la irrigación artificial, conduciendo por canales el agua de los ríos hasta sus sementeras.

Como no tenían rebaños, sino que vivían principalmente de vegetales y frutas, su vecindad al mar determino para los Tayrona una alimentación a base de pescado, mientras que sus montañas les dieron cuantiosa cacería de venados y aves como paujiles, tórtolas y pavas. También el mar les suministraba la sal, no sólo para condimentar sus alimentos, sino para conservar el pescado seco, del cual hacían comercio con las tribus que les proveían de oro.

Las relaciones comerciales se efectuaron interna y externamente. Los grupos de la Sierra daban oro y mantas a cambio del pescado y la sal de los costeros. Las esteras, los collares de oro y cuentas de piedras semipreciosas, sirvieron de elementos de trueque con otras culturas, inclusive con las de las tierras altas de Cundinamarca y Boyacá, de donde llegaron esmeraldas a la Sierra Nevada.

Sus principales armas eran arcos, dardos, flechas, carcajs y macanas; también tensores de arco, flechas silbantes y flechas incendiarias con las puntas envueltas en algodón que disparaban ardiendo. Las puntas de los dardos eran de madera o de espina de raya y estaban generalmente envenenadas. Empleaban también piedras como proyectiles.

Eran tan buenos tiradores que, teniendo que alcanzar un blanco a distancia, arrojaban las flechas a lo alto para que al caer se clavaran en su enemigo. Tenían cerbatanas curiosísimas que, con sutiles flechas, mataban toda clase de aves.

Cultura sinú

Habitaron el territorio comprendido entre los ríos Sinú y San Jorge, en la costa Atlántica. Los sinú fueron parte de los caribes. Sus actividades se inclinaron más hacia la elaboración de bellas piezas de cerámica, de orfebrería y cestería.

Acostumbraban enterrar a sus muertos en montículos visibles, razón por la cual, sus tumbas fueron saqueadas por los españoles al inicio de la conquista.

También llamados zenúes, estos indígenas tejieron modelos que antecedieron el famoso sombrero vueltiao, patrimonio cultural de Colombia.

La alfarería de los sinú fue el producto de una sociedad compleja. Se distinguieron los recipientes de uso doméstico, de los objetos cerámicos utilizados para fines rituales o funerarios. Los primeros eran fabricados en materiales sencillos y homogéneos y servían para cocinar, almacenar alimentos, servirlos o contener líquidos.

La cerámica ritual o funeraria era diferente y variada. Fueron típicas del valle del río San Jorge, las figuras humanas regordetas, en las cuales la mayoría de las representaciones eran femeninas y mostraban el atuendo completo: tocados, orejeras, narigueras, collares y brazaletes. En la misma región eran comunes las copas con tapa, también llamadas "cálices" o "polveras", y estaban decoradas con figuras de diversos colores y representaciones.

La cultura Sinú o Zenú estuvo conformada por agricultores, pescadores, comerciantes, orfebres y tejedores. Los españoles exterminaron casi por completo a los indígenas Sinú a causa de su oro. Se destacaron por el desarrollo de la técnica de la filigrana en la construcción de sus adornos de oro. Construyeron un sistema hidráulico, que hoy en día sorprende a la ingeniería moderna, ya que les permitió tener sus cultivos y construir sus viviendas, a pesar de las inundaciones anuales de los ríos Sinú y San Jorge.

SAN AGUSTIN

Esta cultura se ubicó en el Valle del Alto Magdalena (sur del departamento del Huila), ocupado por actuales municipios de San Agustín, San José de Isnos y Salado Blanco, situados todos en las estribaciones del macizo colombiano; es un sector donde abundan las rocas volcánicas, materia prima empleada para sus famosos trabajos de estatuaria.

SU Economía: Los antiguos agustinianos tuvieron como base económica la agricultura y la colección. Preparaban surcos en las laderas y en las partes altas de

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