Desigualdad Y Política Social En México
Enviado por francisco8319 • 3 de Marzo de 2014 • 1.337 Palabras (6 Páginas) • 443 Visitas
Desigualdad y Política Social en México
México es uno de los países más desiguales de América Latina. Aunque en los últimos años se registraron algunas mejoras en la distribución del ingreso, relacionadas sobre todo con las remesas y las actividades en el medio rural, la situación sigue siendo crítica.
La desigualdad en México es un fenómeno complejo y multifuncional, que se relaciona y se retroalimenta con la discriminación ética, de género y de lugar de residencia. La universalidad de los derechos sociales.
La desigualdad en México se manifiesta en condiciones, niveles y esperanzas de vida fuertemente diferenciados entre personas y grupos de población, y determina trayectorias laborales y educativas que profundizan estas distancias.
Cuando se habla de desigualdad, inmediatamente se piensa en la desigualdad económica y, sobre todo, en la desigualdad en el ingreso. Pero este tipo de desigualdad es resultado de una serie de desigualdades provocadas por diversas causas, a la vez es el origen de muchas otras.
Un tipo de desigualdad fundamental se relaciona con la propiedad diferenciada de bienes y recursos para la producción o para la obtención de rentas, tales como tierras, recursos naturales, de capital y recursos financieros.
México sufre una alta desigualdad en la distribución del ingreso, incluso en el contexto de América Latina, el continente más desigual del mundo. De hecho, el país solo es superado por Brasil, Colombia, Chile, Guatemala, El Salvador y Honduras, que experimentan índices de desigualdad muy altos.
Desde 2000, el saldo neto migratorio de México es de 600.000 personas en promedio al año. El ingreso por remesas alcanzó su nivel más alto en 2007: 26.000 millones de dólares. En otras palabras, la migración a Estados Unidos se ha convertido en una importante válvula de escape a las presiones del mercado de trabajo mexicano y constituye una fuente importante de ingresos para las familias que se quedan en el país.
En México, la desigualdad no se limita a la distribución del ingreso, sino que se vincula a la discriminación de género, étnica y de lugar de residencia. Al igual que en muchos países, las mu¬jeres perciben remuneraciones infe¬riores a las de los varones aun cuan¬do desempeñen la misma ocupación con iguales requisitos educativos y horarios.
También determina que el trabajo doméstico y de cuidado, his¬tóricamente asignado a las mujeres, no sea valorado económicamente; cuando se realiza por pago, con mucha frecuencia por mujeres jóvenes indígenas, se encuentra desprotegido por el Estado y sujeto a bajas retribuciones.
Existe una gran desigualdad de acuerdo con el lugar de residencia y trabajo. Los salarios de la zona sur del país son más bajos que los que se per¬ciben en el norte o en las grandes ciudades.
Del mismo modo, los salarios de los trabajadores rurales son inferiores a los de los trabajadores urbanos., esto define una estructura de clases. Una apreciación general de la com¬posición de las clases sociales en México permite comprobar que el segmento de altos ingresos está formado por población blanca descendiente de espa¬ñoles o de migrantes blancos europeos, de EEUU o de América Latina, en su mayoría católica.
La clase media, por su parte, está integrada por población blanca y mestiza, mientras que la clase social más baja está fundamentalmente constituida por población de origen indígena.
La clase alta se ocupa en actividades de tipo empresarial (dueños o empleados de empresas industriales y de servicios legales, contables y financieros).
Se trata, en suma, de una combinación de orígenes étnicos y raciales, con nive-les de riqueza y capital social acumulados y de educación e inserción ocupa-cional diferenciados, que además se retroalimentan.
La gran complejidad y el origen multifactorial de la desigualdad en México no pueden enfrentarse con programas públicos simples, unidireccionales y únicos; demandan voluntad política para superar el problema.
Una de estas transformaciones se vincula a las fuentes de ingreso de las familias. Desde inicios del siglo xx, cada vez más familias pasaron de depender del trabajo en actividades agro¬pecuarias y mineras a sustentarse en el trabajo asalariado formal en sectores productivos urbanos industriales, de comercio y de servicios.
Frente a estos cambios, las estrategias
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