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Dialogo Entre Maquiavelo Y Montesquien


Enviado por   •  3 de Junio de 2013  •  1.196 Palabras (5 Páginas)  •  509 Visitas

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Montesquieu- A pesar de que hemos recorrido un vastísimo círculo, a

pesar de que ya lo habéis organizado casi todo, no debo ocultaros que os

queda aún mucho por hacer para tranquilizarme por completo acerca de la

duración de vuestro poder. Lo más asombroso del mundo, es que le

hayáis dado por base el sufragio popular, es decir, el elemento por

naturaleza más inconsistente que conozco. Entendámonos bien, os lo

ruego; ¿me habéis dicho que erais rey?

Maquiavelo- Sí, rey.

Montesquieu- ¿Vitalicio o hereditario?

Maquiavelo- Soy rey, como se es rey en todos los reinos del mundo, rey

hereditario con una descendencia llamada a sucederme de varón en

varón, por orden de progenitura, con perpetua exclusión de las mujeres.

Montesquieu- No sois galante.

Maquiavelo- Permitid, me inspiro en las tradiciones de la monarquía

franco-salia.

Montesquieu- ¿Me explicaréis, supongo, cómo creéis poder hacerla

hereditaria, con el sufragio democrático de los Estados Unidos?

Maquiavelo- Sí.

Montesquieu- ¡Cómo! ¿Esperáis, con ese principio, comprometer la

voluntad de las generaciones futuras?

Maquiavelo- Sí.

Montesquieu- Lo que desearía saber, en cuanto al presente, es de qué

manera saldréis del paso con este sufragio, cuando se trate de aplicarlo

para la designación de los funcionarios públicos.

Maquiavelo- ¿Qué funcionarios públicos? Bien sabéis que, en los Estados

monárquicos, es el gobierno quien nombra a los funcionarios de todas las

jerarquías.

Montesquieu- Depende de qué funcionarios. Los que están a cargo de la

administración de los comunas son, en general, elegidos por los

habitantes, aun bajo los gobiernos monárquicos.

Maurice Joly 132

Diálogo en el Infierno entre Maquiavelo y Montesquieu

Maquiavelo- Esto cambiará por medio de una ley; en el futuro serán

designados por el gobierno.

Montesquieu- Y los representantes de la nación ¿también los nombráis

vos?

Maquiavelo- Bien sabéis que eso no es posible.

Montesquieu- Entonces os compadezco, porque si abandonáis el sufragio

a su propia suerte, si no encontráis alguna nueva combinación, la

asamblea de los representantes del pueblo, bajo la influencia de los

partidos, no tardarán en llenarse de diputados hostiles a vuestro poder.

Maquiavelo- Por la misma razón, ni en sueños dejaría el sufragio librado a

sus propios medios.

Montesquieu- Me lo esperaba. Más ¿qué combinación adoptaréis?

Maquiavelo- El primer paso consiste en comprometer con el gobierno a

quienes quieren representar al país. Impondré a los candidatos un

juramento solemne. No se trata de un juramento prestado a la nación,

como lo entendían vuestros revolucionarios del 89; quiero un juramento de

fidelidad al príncipe mismo y a su constitución.

Montesquieu- Mas puesto que en política no os arredra violar los

vuestros, ¿cómo podéis esperar que ellos se muestren, a este respecto,

más escrupulosos que vos mismo?

Maquiavelo- No confío demasiado en la conciencia política de los

hombres; confío en el poder de la opinión: nadie osará envilecerse ante

ella faltando abiertamente a la fe jurada. Menos se atreverán aún, si tenéis

presente que el juramento que impondré precederá a la elección en lugar

de seguirla y que, en tales condiciones, nadie que no esté por anticipado

dispuesto a servirme, tendrá excusas para acudir en procura del sufragio.

Es preciso ahora proporcionar al gobierno los medios para resistir a la

influencia de la oposición, para impedir que diezme las filas de quienes

quieren defenderlo. En los períodos electorales, los partidos acostumbran

a proclamar sus candidatos y a colocarlos frente al gobierno; haré como

ellos, tendré candidatos declarados y los colocaré frente a ellos.

Montesquieu- Si no fueseis todopoderoso,

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