Difamación De La Mujer En La Edad Media

Difamación y defensa de la mujer en la E.M. (Pedro Louzada). La mujer se caracterizaba en el antifeminismo medieval como un animal (bestia) siendo digna de recuerdo la figura de la serpiente normalmente retratada como celosa de sus rivales y excesivamente locuaz (que habla demasiado), la mujer era criticada por ser compulsiva y egoísta, derrochadora, frívola, disimilada e incapaz en relación al conocimiento y entendimiento de las cosas superiores. Para algunos la vida doméstica de casado era una verdadera desgracia, mientras que el celibato era considerado como una condición de excelencias morales, intelectuales y espirituales. En un texto de Aristóteles, subestimaron el cuerpo femenino como deformado e impuro, ante la perfección del cuerpo masculino, con sus eficaces propiedades generativas e intelectivas. Isidoro de Sevilla. Trata sobre el origen de las palabras relacionadas a la naturaleza y a la fisiología sexual de la mujer. Allí se comenta el poder destructivo, maléfico y monstruoso del menstruo, allí trata sobre los daños provocados por la sangre menstrual. Las voces de la religión en la E.M. respecto a la menstruación consideraban que la relación sexual con una mujer en ese estado implicaba un riesgo para el hombre ya que podía enfermarse o contraer lepra. Algunas concepciones Aristotélicas trataban la menstruación como una incapacidad de la mujer que impedía su evolución hacia la forma más completa del desarrollo humano, es decir, el hombre.

Misoginia (odio a la mujer) medieval. San Isidoro: "del contacto con esta sangre menstrual, las frutas dejan de germinar, el mosto queda agrio, las plantas mueren, los árboles pierden sus frutos, el metal se corroe con la oxidación, cualquier perro que la consume contrae rabia...". Uno de los pensamientos de la época medieval se refería a la excelencia del semen masculino debido al mayor calor naturalmente presente en el cuerpo del hombre de origen Aristotélico. La mujer considerada como macho deformado debido a su pasividad en la procreación ya que ella contribuía con la semilla inactiva. Considerando la ecuación alma-materia el hombre era considerado el alma. El semen fue considerado como residuo de sangre altamente depurado (pulido) y se decía que la frecuente actividad sexual drenaría la vitalidad de la sangre del hombre, causándole deficiencias. La cristiandad medieval hizo de la vagina una metáfora del portón del infierno y revivió la antigua imágen inductora de miedo de la vagina dentada que podía arrancar el pene del hombre. San Ambrosio respecto a la caída de Adán y Eva decía que la mujer representaba los sentidos del cuerpo y el hombre, la mente "los praseres agitan los sentidos, los cuales, a su vez, afectan la mente". Se decía que la mujer invitaba al hombre a pecar, dañando su alma. La lujuria del amor afeminaba a los hombres el cual era un pensamiento de la época. Se presentaba a la mujer carente de inteligencia,

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