División Territorial
Enviado por alejandramaria24 • 6 de Junio de 2015 • 1.834 Palabras (8 Páginas) • 141 Visitas
El 2 de agosto, Iturbide irrumpió en Puebla, donde se rindió la guarnición que dirigía Ciriaco del Llano. El día tres del mismo mes, llegó Don Juan de O’Donojú, último Virrey enviado por las Cortes a la Nueva España, quien fue interceptado en la ciudad de Córdoba, Veracruz. Iturbide se entrevistó con O’Donojú el 24 de agosto, con quien convino en un tratado que ponía fin a su dependencia de España; la independencia fue reconocida; habría un gobierno monárquico constitucionalmente moderado; Fernando VII o un príncipe español reinarían.11 El día 27 de septiembre de 1821, Iturbide entró a la Ciudad de México, al frente del ejército Trigarante.
El México independiente.
Había nacido, y considerando todo lo que parecía prometer: gobierno popular, rápido crecimiento económico, igualdad social, regeneración cultural, grandeza nacional y sobre todo, el fin del dominio de España; en el país, se inició una larga lucha por el poder, se trataron de imponer dos ideologías en un proyecto que aun era indefinido. En la junta gubernativa que se formó a instancias del propio Agustín de Iturbide, compuesta de 38 miembros, figuraron entre otros el mismo Juan O´Donojú, aquel que el Rey de España había encargado el gobierno de la Colonia, el Obispo de Puebla Monteagudo, Ascárate, Espinosa de los Monteros, Guridi y Alcocer, Fagoaga, etc. La regencia, prevista en el Plan de Iguala y Tratados de Córdoba, fue presidida por Iturbide y la integraron O´Donojú, Manuel de la Bárcena, Isidro Yañez y Manuel Velázquez de León.12
Agustín de Iturbide, explicó en sus memorias que procuró reunir en la asamblea a los hombres de cada partido que gozaban de alta reputación. Esto no impidió que los grupos evidenciaran una profunda división al momento de elegir una forma de gobierno. Los europeos, principalmente españoles y los criollos de alta posición, manifestaron abiertamente su simpatía por la monarquía constitucional, proponiendo en primera instancia ofrecer el trono de México a Fernando VII.
Como sabían que Fernando VII muy difícilmente vendría a gobernar México, propusieron el advenimiento de un príncipe europeo, de preferencia de la Casa Borbón. Estos grupos fueron llamados "borbonistas"; por otra parte, los extremistas partidarios de la forma republicana de gobierno y herederos de los insurgentes, Guerrero y Victoria ante la evidente actitud de Iturbide por acceder al gobierno consideraron más peligrosa la monarquía de Iturbide que la del vanamente invocado príncipe de la Casa de Borbón y por esto se unieron momentáneamente a la logia escocesa, a sus antiguos adversarios para oponerse al partido iturbidista.13
La instauración del Congreso, agravó la situación, luego de ser inaugurado el 24 de febrero de 1822, declaró que la religión católica sería la única y exclusiva, mientras como forma de gobierno se establecería una monarquía moderada constitucional, cuya denominación sería la de Imperio Mexicano.
Iturbide, al darse cuenta de la situación política en la que se encontraba, y entender la coalición de borbonistas y republicanos que contra él se había establecido, argumentó como medidas políticas a su favor: a) el temor sobre la permanencia de tropas españolas en San Juan de Ulúa y de cuerpos realistas que se encontraban en Toluca; b) que España no había reconocido los Tratados de Córdoba, y por ende, la independencia de México; y c) que el país no estaba preparado para ejercer la democracia, por lo tanto, el sistema republicano no era lo idóneo para el país en ese momento. Así,
Agustín de Iturbide
Fue preparando el terreno para su ascenso al poder. Su astucia política lo había logrado llevar a la cúspide de la fama, y la noche del 18 de mayo de 1822, un sargento del Ejército Trigarante, quizá ignorante, quizá rudo e impulsado tan solo por un arranque de simpatía personal14 arengó a las tropas y al pueblo a proclamar a Iturbide Emperador. Este acto de voluntad popular, hizo que el Congreso, en sesión, mediante una elección en la cual votaron 65 diputados de ochenta que había presentes de un total de ciento cinco, declarara a Agustín de Iturbide Primer Emperador de México, siendo coronado el 21 de julio de 1822 con el nombre de Agustín I.
Sus ideas con respecto a España se habían modificado profundamente, y es fácil entender que esto obedeció a sus propios intereses, los príncipes españoles y el ejército expedicionario eran la esperanza de sus enemigos, por eso la España venerada del Plan de Iguala se fue convirtiendo en los manifiestos de Iturbide, como en los de Hidalgo y demás insurgentes, en autora del ‘ominoso yugo’, de cuya inmensa pesadumbre estuvo agobiada por siglos la Nueva España.15
Podemos decir que su breve gobierno no fue suficiente para iniciar la ruptura del orden socioeconómico que imperó en la colonia. La situación económica continuó deplorable, el comercio estuvo en ruinas al haber quedado rotas sus relaciones con España, y el contrabando evitó la recaudación de los casi nulos ingresos por vía aduanal. Los caminos del interior del país eran inseguros. Y si consideramos que durante su gobierno, nuestro país alcanzó su máxima extensión territorial con la incorporación de la Capitanía General de Yucatán el 15 de septiembre de 1821 y la Capitanía General de Guatemala el 21 de febrero de 1822, se hizo más difícil su administración.16
En esos momentos, la crisis económica llegó a tal extremo que no había fondos para mantener el ejército, los funcionarios públicos no estaban pagados, todos los recursos nacionales estaban agotados; no podían negociarse préstamos en el país; los que podían hacerse en el extranjero exigían más tiempo que el que la urgencia de las necesidades podía permitir esperar. La solución fue un acto de rapiña semejante a los practicados en las
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