Durante todas las etapas, los romanos se esforzaron para tener un gobierno eficiente creando un sistema de leyes y ejerciendo su dominio sobre las regiones aledañas
Enviado por Rebeca Cota • 12 de Junio de 2017 • Trabajo • 1.181 Palabras (5 Páginas) • 254 Visitas
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Alumna:
Verónica Rebeca Cota Ángeles
Profesor:
Pablo Vargas García
Materia:
Doctrinas políticas y sociales I
Imperio Romano
Surgimiento, desarrollo y decadencia
Grupo:
HAT 02
Horario:
8:30 – 10:00
12-Mayo-2017
IMPERIO ROMANO
Surgimiento, desarrollo y decadencia
Gracias a restos arqueológicos que fueron encontrados en las zonas más antiguas de Roma, se sabe que esta ciudad ha sido habitada desde hace más de 65mil años. Aunque oficialmente el surgimiento del Imperio Romano data desde el año 753 a.C. y este periodo es conocido como Monarquía dominada por la cultura Etrusca en toda la Italia central y gobernado por reyes quienes tenían todo el poder militar y religioso. A estos reyes los elegía el senado.
El segundo es la Republica que comienza hacia el año 509 a.C. con el último rey etrusco y donde se instaura una forma de gobierno electiva que se compone de dos jefes de estado simultáneos más un Senado.
El último periodo fue el Imperio en el año 27 a.C. hasta el último emperador romano en el año 476 d.C.
Durante todas las etapas, los romanos se esforzaron para tener un gobierno eficiente creando un sistema de leyes y ejerciendo su dominio sobre las regiones aledañas. Aunque sufrieron algunas derrotas y la cuidad fue casi destruida por los barbaros, los romanos resistieron y pudieron dominar el territorio italiano en su totalidad convirtiéndose en la potencia más grande del Mediterráneo para el siglo VI desde que empezó el Imperio Romano.
Aunque todo en exceso siempre trae problemas y el dominio y el poder que poseía este imperio no fue la excepción, Roma comenzó a resentir la falta de esclavos, las revueltas de aliados y las guerras con generales rivales.
Julio César que era considerado el mejor general consiguió concentrar todo el poder del imperio y cuando estuvo a punto de poner paz a su ciudad fue asesinado en el año 44 a.C. y las guerras continuaron. En esta ocasión fue por poco tiempo ya que el sobrino de Julio César, Octavio tomo el poder y derroto a todos sus rivales.
Octavio se concentró en reorganizar el gobierno ya que hasta ésta época Roma había sido gobernada por el Senado que era integrado por familias ricas y nobles.
Mientras Roma fue un país pequeño ésta forma de gobierno fue funcional y aunque se trató de adaptar para gobernar al gran imperio que ahora era pues ya no fue posible.
“Julio César planeaba poner fin a esto suprimiendo el Senado como institución puramente romana formada sólo por hombres nacidos y educados en Italia. Comenzó a hacer el intento de introducir en el Senado a hombres de las diversas provincias. De este modo, se establecería un gobierno en el cual los intereses generales de todo el ámbito romano estarían representados. Sin duda, pensó también que, en un gobierno en el cual figurarían muchos hombres de fuera de Italia, podría hacerse proclamar rey. Los romanos de Italia tenían un gran prejuicio contra los reyes, pero la gente de las provincias estaba muy acostumbrada a los reyes y habría aceptado un «rey Julio». Entonces, establecida la dominación de un solo hombre, podía imponerse mayor orden y eficiencia en Roma, siempre que ese hombre que gobernase fuese una persona capaz y supiese cómo gobernar, cosa que Julio César ciertamente era.
A la larga, esto habría sido de inestimable valor para la civilización occidental, pero la dificultad consistía en poner en práctica este ideal de igualdad racial y nacional. Eran demasiados los romanos de Italia que se consideraban amos de los dominios sometidos a Roma, y no estaban dispuestos a renunciar a sus prerrogativas. Indudablemente, este prejuicio nacional tuvo importancia en las motivaciones de los hombres que asesinaron a César.
Una vez que Octavio subió al poder, comprendió que, para reformar el gobierno, era necesaria la supremacía de un solo hombre. Pero el destino de su tío abuelo le enseñó a proceder con cautela. Decidió no arriesgarse a implantar la monarquía ni a permitir que el poder se alejase de Italia. Una y otra línea de acción le habría hecho demasiado impopular y cernerían sobre él el puñal de un asesino. Por ello, declaró que su intención era restaurar la república y gobernar con las viejas instituciones a las que los romanos estaban acostumbrados.”
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