EL DESPILFARRO Y SUS CONSECUENCIAS

EL DESPILFARRO Y SUS CONSECUENCIAS

A pesar de las magnificas condiciones de trabajo y económicas en que estaban colocados los habitantes de El Progreso, para hacerse de una vida desahogada y asegurar su porvenir, no lo hicieron despreciando lastimosamente la oportunidad de una vida mejor. Con la llegada del ferrocarril hasta la población, se aumento el ansia de derrochar, de botar dinero en francachelas: los propietarios nacionales fueron vendiendo sus fincas y, ellos, como los trabajadores, derrochaban el dinero en cantinas, en juegos de azar, en centros de prostitución, en comprar pistolas, terminando por ir a la cárcel o llegar lastimosamente en la tumba que les ofrecía con serenidad imperturbable el Cementerio.

Nadie pensaba en el porvenir; nadie se preocupaba por construir casas para alquiler, por habilitar centros comerciales e industriales, por educar a sus hijos, por abrir centros de cultura verdadera: todo era despilfarrar, con fiebre siempre en aumento, el dinero que llegaba a sus manos, sin darse inmediatamente cuenta de que les acechaba el cambio de suerte, parando tanta locura con las enfermedades de la Sigatoca y Mata Muerta, que dieron en tierra con la abundancia de plata no solo en El Progreso, sino en toda la Costa Norte.

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