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EL GRITO DE INDEPENDENCIA


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2011  •  1.480 Palabras (6 Páginas)  •  914 Visitas

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EL GRITO DE INDEPENDENCIA

Julio 20 de 1810

La patria del florero

Lo que empezó como un enfrentamiento entre españoles y criollos se convirtió en el punto de partida de la Independencia del país.

Para Colombia el 20 de Julio de 1810 es considerado el acontecimiento fundacional de la República de Colombia, y con ella se inicia el calendario festivo y conmemorativo de la vida republicana. Los episodios de aquella fecha han quedado representados en diversos óleos como el de Pedro A. Quijano o la acuarela de Pablo Emilio Achury, que con una casa museo que lleva su nombre son apenas un indicativo de su trascendencia para la historia política nacional.

Aquel viernes, día de mercado, la ciudad de Santafé era el escenario donde confluían campesinos procedentes de diversos sitios aledaños a la ciudad, como la Peña, Egipto, Belén, San Cristóbal, Usaquén y La Calera. Cargados con sus habituales mercados regateaban con los santafereños los precios de sus tradicionales cosechas y animales de cría. La Bogotá de entonces no tendría más de 20.000 habitantes y sus límites los marcaba por el norte con San Diego y Chapinero, al sur Las Cruces; al oriente, Egipto y al occidente, La Capuchina.

En los costados de la plaza mayor estaban dispuestas las construcciones del establecimiento político colonial: la cárcel, la casa de los alcaldes ordinarios, el cabildo, la escribanía y archivo, y la casa privada del virrey. En la esquina de la calle Real con 11 tenía su casa y negocio uno de los protagonistas de la reyerta del 20 de Julio de 1810 entre criollos y chapetones. Era José González Llorente, gaditano que llegó a Cartagena de Indias en 1779. La fortuna que hizo allí con el comercio le permitió trasladarse definitivamente a Santafé a comienzos del siglo XIX.

En la ciudad se le identificaba políticamente por sus afectos al soberano y sus ideas realistas. El día de los hechos, según lo relata Acevedo y Gómez "...fue don Luis Rubio a pedir prestado un ramillete a don José González Llorente, comensal del fiscal Frías; Llorente le negó con excusas frívolas; se le dijo que era para disponer la mesa que se le preparaba en obsequio del diputado regio don Antonio Villavicencio y respondió que se caga en Villavicencio y en todos los americanos; al momento que pronunció estas palabras le cayeron los Morales, padre e hijo; se juntó tanto pueblo, que si no se refugia en casa de Marroquín, lo matan".

Mueran los chapetones, cabildo abierto, fue la consigna del día, y José María Carbonell, el líder de los 'chisperos'. Entre tanto los criollos como Camilo Torres prepararon la batalla política, que debía culminar en la conformación de una junta de gobierno. José Acevedo y Gómez condujo la conformación de la Junta Suprema de Gobierno que sustituiría al virreinato.

El papel del virrey Amar y Borbón en el contexto de los hechos del 20 de Julio fue sintetizado por el periodista e historiador Arturo Abella: "Las etapas se habían cubierto casi en horas: de cabildo extraordinario a cabildo abierto; de cabildo abierto a junta suprema; de golpe contra el virrey a nombramiento simbólico de presidente de la junta; de visita al ex virrey para que prestara juramento, a orden para que concurriera a escuchar -por fortuna era sordo- un bando que desde el balcón del cabildo se leería al pueblo; de 'traslado' de la casa a su primera detención y de ésta a la cárcel con grillos; no cabía otra acción: expulsar cortésmente a los símbolos de la tiranía española y empezar a romper las ligaduras de los criollos con los peninsulares".

Los hechos del 20 de Julio estuvieron lejos de ser un motín o insurrección espontánea, como aquellas que habían caracterizado la vida política colonial. Fue un plan previamente dispuesto por los criollos que en reuniones sucesivas en casa de Acevedo y Gómez, y luego en el Observatorio Astronómico cuyo director era Francisco José de Caldas, acordaron maquiavélicamente la manera de desencadenar los hechos.

Las tensiones políticas entre criollos y peninsulares manifestadas en los hechos del 20 de Julio no deben ocultar la más característica de las actitudes políticas criollas, como fue la profunda ambigüedad con la Corona, lo que les permitió diversos procesos de autoafirmación frente a los indígenas y las denominadas castas durante el transcurso del período colonial.

Varios son los hechos que expresaron esta actitud. Como el 11 de septiembre de 1808, cuando las calles de Santafé se engalanaron con motivo de la jura de Fernando VII, en la cual participaron peninsulares

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