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EL Romanticismo


Enviado por   •  21 de Abril de 2013  •  794 Palabras (4 Páginas)  •  221 Visitas

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El Romanticismo español y el europeo. Si en todo momento se dan interrelaciones entre estructuras sociales y arte, en el caso del R. el hecho se acentúa por cuanto «lo romántico», aun cuando atañe fundamentalmente a la literatura y demás artes, tiende a definir un modo de ser y actuar ante la realidad, y además pocas veces escritores y artistas han estado tan directamente vinculados a la política más o menos activa como en el R. (v. I). Así en España, el R., como en otros países, se liga más o menos a los vaivenes de la política, en este caso a las vicisitudes del reinado de Fernando VII (v.) e Isabel II (v.).

Se encuentran, pues, románticos conservadores y liberales, algunos más puramente sentimentales, otros más profundos, o más cristianos, otros con ciertas ideas socialistas o simplemente sociales, es decir, menos individualistas que los ilustrados y liberales, hay actitudes de exaltado optimismo y otras de amargado pesimismo (p. ej., el suicidio de Larra), etc. Los románticos piden veto total al intervencionismo estatal, buscan la fiscalización de los bienes de gobierno, exigen libertad de expresión, el arte deja de ser social y se convierte en expresión de la individualidad; junto a una unánime exigencia de libertad, también otros románticos, preocupados por la desigualdad social, propugnan ideas más o menos contradictorias, como la de la abolición de la propiedad privada u otras ideas socialistas faltas de consistencia práctica. En España hay, pues, un poco de todo esto, en diversas dosis, mezclado con otras cosas tradicionales y modernas, como en otros países.

Al estudiar el R. español, Allison Peers (o. c. en bibl.) niega, en primer lugar, que sea un movimiento importado y que como tal tenga su momento de apogeo coincidiendo con el regreso a España de los emigrados políticos, a partir de 1834. Para apoyar su tesis trae a colación el hecho de ser España un país romántico por excelencia, no sólo en su historia, sino también en su arte y literatura. Al margen de otras consideraciones, hay aquí una ambigüedad expresiva, por cuanto Peers no define el término R. con características en un tiempo concreto, sino de un modo mucho más general y amplio, y, por tanta, más discutible o inválido. A partir de mediados del s. XVIII, dice Peers, se produce una «romantización» de la literatura española (lo que se define como Prerromanticismo, v. NEOCLASICISMO II, 2, aunque para él no pasan de ser síntomas y antecedentes, nunca movimiento autónomo). Esta romantización se da como fusión de dos etapas paralelas: renacimiento y rebelión romántica. La segunda etapa fue considerada, según Peers, como totalmente negativa, cuando la verdad es que «pedía libertad para aquellos autores que deseaban lograr un desenvolvimiento literario libre de toda traba. Al principio se manifestó en forma de descontento con usos y costumbres que iban ya perdiendo popularidad o como tendencia a darse a insólitos

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