Economia Y Politica Del Porfiriato
Enviado por LuisArturoSolis • 15 de Mayo de 2014 • 479 Palabras (2 Páginas) • 498 Visitas
Economia del porfiriato
En el Porfiriato se dieron grandes transformaciones económicas propicias por la inversión extranjera, principalmente estadounidense y europea. México creció en gran medida gracias a estas inversiones, que consigo trajeron infraestructura para ferrocarriles y medios de comunicación como el teléfono, el telégrafo y la electricidad.1
El comercio fue una de las actividades económicas que más crecieron durante el Porfiriato. Se suprimieron las alcabalas y el gobierno se encargó de fomentar el comercio exterior, que alcanzó niveles nunca antes vistos desde 1805. El aspecto negativo de esto fue el crecimiento de las importaciones de productos elaborados con alta calidad, por lo que la balanza de pagos creció desfavorablemente a México. La industria siguió en el primer puesto de exportaciones mineras y además inauguró otros rubros como la industria siderúrgica, la de transformación, la textil y la industrial. Las ciudades que más crecieron fueron Puebla, Guadalajara y Monterrey.
La existencia de terrenos baldíos cuyos títulos otorgados en la Colonia no se reconocieron propició que muchas de ellas pasaran a manos de las familias más poderosas del país creando latifundios. Más de 30 millones de hectáreas constituyeron haciendas en el norte y en Quintana Roo. Los latifundios fueron la base de la economía del país y una de las principales causas de la Revolución mexicana.
En el Porfiriato la política se aplicó de tal manera que todo quedaba subordinado al presidente Porfirio Díaz (1876-1911). En su primer período, asesorado por su amigo Justo Benítez, Díaz se acercó al Congreso y llevó una política conciliadora. Promovió la no reelección, principio de sus levantamientos, y en 1880 cedió el poder a su compadre Manuel González.1
En sus siguientes mandatos, Díaz se enfocó a pacificar el país y pactar con grupos de conservadores y con el clero para poder mantenerse en el poder. Incluyó a viejos lerdistas como Manuel Romero Rubio, su suegro, e incluso a imperalistas como Manuel Dublán, en su gabinete.
Díaz pacificó al país y no tuvo piedad en disolver rebeliones, siendo en todo momento apoyado por los rurales y la policía secreta. Las más conocidas rebeliones fueron las de Trinidad García de la Cadena y Heraclio Bernal en 1886 y la de Ramón Corona en 1889.
Los cuerpos de rurales se encargaban de aplastar violentamente todo rasgo de rebelión que apareciera en el país. Así sucedió con los yaquis de Sonora y con los mayas en Yucatán. La más importante de las rebeliones fue la de Tomóchic, en noviembre de 1891, debido al pésimo estado de los campesinos que vivían miserablemente y no podían defender sus derechos. En los últimos años del régimen, las huelgas eran cada vez más frecuentes.
Díaz se empeñó en permanecer en el poder y para ello logró el crecimiento de la economía
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