Educar para la Paz desde una dimensión social y espiritual
Enviado por Felipe0652 • 3 de Diciembre de 2017 • Ensayo • 1.926 Palabras (8 Páginas) • 277 Visitas
Educar para la Paz desde una dimensión social y espiritual
Nuestro país y nosotros como ciudadanos, vivimos una realidad y un contexto bastante especial como lo es un acuerdo para la finalización del conflicto armado y la construcción de una Paz estable y duradera. En medio de ese contexto de construcción de Paz, surge la necesidad de una educación y de una catedra para la Paz en los centros educativos del país. Pero, ¿estamos preparados los colombianos para vivir la Paz, el perdón y la reconciliación? O ¿es suficiente con las teorías sociales para generar una cultura de Paz en el país? Sin lugar a dudas para la construcción de Paz desde el concepto de reconciliación y perdón es necesario un componente no solamente social y teórico, sino una dimensión espiritual que parta de un verdadero perdón y abone el camino a una firme reconciliación.
Cuando vemos la Paz desde las teorías meramente sociales, solo comprendemos estos procesos como una mera negociación o proceso de contrato o de acuerdo en que las partes ceden y quienes incumplen son considerados por la sociedad como malos. En cierta medida se parte en si de un proceso contractual en el que las partes del conflicto negocian y llegan a diversos acuerdos. Pero independientemente de eso, pueden ser muchos los cambios que se pretendan hacer en un acuerdo, pero eso no significa que la Paz se vaya a lograr, y para lograrla hay que hablar del perdón y la reconciliación a la luz de este proceso.
Solo tenemos que pensar como decía San Agustín, que el hombre aunque tiene inclinaciones hacia la maldad, es naturalmente bueno, puesto que su creador así lo es. Por tanto quien no busque o anhele la paz sería un ser malo en su naturaleza, y esto nos invita a confiar y creer en que las intenciones del otro son realmente de Paz.
Desde la dimensión espiritual, la Paz es un proceso individual que invita e incita a vivir en comunión con los demás, dejando de lado las diferencias y apelando a los sentimientos en concordancia que nos lleven a vivir la convivencia, como lo indicaba en una encíclica el papa Juan XXIII luego de la segunda guerra mundial “la convivencia civil sólo puede juzgarse ordenada, fructífera y congruente con la dignidad humana si se funda en la verdad. Es una advertencia del apóstol San Pablo: Despojándoos de la mentira, hable cada uno verdad con su prójimo, pues que todos somos miembros unos de otros. Esto ocurrirá, ciertamente, cuando cada cual reconozca, en la debida forma, los derechos que le son propios y los deberes que tiene para con los demás. Más todavía: una comunidad humana será cual la hemos descrito cuando los ciudadanos, bajo la guía de la justicia, respeten los derechos ajenos y cumplan sus propias obligaciones; cuando estén movidos por el amor de tal manera, que sientan como suyas las necesidades del prójimo y hagan a los demás partícipes de sus bienes, y procuren que en todo el mundo haya un intercambio universal de los valores más excelentes del espíritu humano.” (PACEM IN TERRA, 1963)
Esa idea de la Paz desde la espiritualidad cristiana, ha sido trabajada en Colombia por el Padre Francisco De Roux SJ. quien ha reflexionado a lo largo de los años de que en Colombia, todos estamos atrapados en la guerra de una u otra manera. Unos que tienen la guerra como un fin, ya sea que beneficien el bien común o al contrario como las FARC, los militares, etc., quienes ven en la guerra un negocio y son quienes financian y quienes proporcionan las municiones; y aquellos que parecen desconectados de la realidad humana y viven sumergidos en el silencio y hacen como si a su alrededor no pasara nada, y son estos últimos quienes no permiten la construcción de una Colombia en paz, porque para lograr la paz como dijera S.S. Benedicto XVI en el mensaje a Colombia por los recientes procesos de Paz – “"…cuantos tomen parte en esa iniciativa se deben dejar guiar por la voluntad de perdón y reconciliación, en la sincera búsqueda del bien común…" – la paz es un proceso al que todos nos debemos comprometer, porque es de todos, no solo del gobierno, de las FARC, de las víctimas, sino de los Colombianos. Y mientras no exista un perdón y reconciliación encaminado en la búsqueda del bien común es muy difícil. De acuerdo con De Roux en los colombianos y especialmente en las víctimas del conflicto no hay capacidad de perdonar, la gente se carga y se atormenta. Y esa es la percepción que sentimos cuando De Roux noS cuenta estas descarnadas historias que ha tenido que vivir a lo largo de su aporte en la reparación de víctimas, ese sentimiento de venganza es el que no permite que esta trágica guerra termine y es que el propio Jesús nos lo propone en una de sus parábolas – “Pues yo os digo : no resistáis al mal; antes bien al que te abofetee en la mejilla derecha, ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica, déjale también el manto..” Mt. 5, 38-41 – y es que esa es la verdad y precisamente como lo sostiene el Padre de Roux, no podemos acabar la guerra con más guerra: debemos perdonar.
Y este trabajo no es solamente de la política desdibujada e injusta que parece en estos momentos estar en la incapacidad de ejercer un control y una justicia verdadera que le asegure a los ciudadanos la tranquilidad, la reparación y la preeminencia de la justicia; sino de todos los ciudadanos que de una u otra manera hacemos parte del conflicto porque como dijera el filósofo y teólogo alemán Raimon Panikkar – “… para conocer la identidad del otro, hace falta amor, hace falta entrega, hace falta ponerse en la situación del otro… ” Una experiencia de Dios, 1998 - y es ahí cuando reconocemos al otro y a nosotros mismos que nos podemos dar la mano en la conciencia y empezamos a actuar de acuerdo a nuestras creencias y valores cristianos, por el bien común y la construcción de la paz.
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